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El voguing, la danza de la lucha de gais y transexuales

→Los participantes a los balls pertenecen a houses, una especie de clanes reunidos en torno a una mother, que enseña a moverse.
→Los participantes a los balls pertenecen a houses, una especie de clanes reunidos en torno a una mother, que enseña a moverse.
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Frente a los inmuebles de un barrio popular, gais y transexuales negros y árabes bailan al ritmo electrónico de Kiddy Smile, embajador en Francia del voguing, un movimiento de emancipación de la comunidad LGTB negra de EE.UU.

Hasta ahora 600.000 internautas vieron Let a B!tch know, el videoclip de este abanderado de un movimiento cada vez menos reservado. Bailarines atléticos, maquillados, danzan con gestos sensuales, lascivos, mientras destruyen un auto, primero con barras de hierro y luego con fuego.

“Es un espacio político en el que uno puede ser abiertamente homosexual y de color”, afirma  Kiddy Smile, que lleva el pelo teñido de amarillo y naranja y asegura formar parte de los oprimidos.

“Mi día a día es Francia, un país que no logra asumir su racismo”, “incluso en el interior de la comunidad LGTB”, suspira. “Y además, hay que hacer frente a toda la homofobia”.

De esta doble discriminación nació en 1960 en EE.UU. el movimiento ball room (sala de baile), de la cual el voguing es una disciplina.

Marginadas en el seno de la LGTB estadounidense, “las drag queens negras y latinoamericanas se inspiraron en el movimiento Black Power para politizar sus posiciones”, explica Lissia Benoufella, una bailarina de un máster en estudio de género.

Organizaban sus propios concursos de belleza en los ball rooms, en los que desfilaban y posaban parodiando las élites blancas, cuyos rasgos ensanchaban. 

El voguing bailado llegó progresivamente. La revista “Vogue era la encarnación de todo a lo que esta comunidad no podía acceder: el lujo, la moda, el capitalismo, la riqueza”, enumera Benoufella.

Durante una noche, el voguing permitía a estos “gais, pobres, a menudo trabajadores en la industria del sexo” convertirse en top models, ricos, blancos”.

Cerca de 50 años más tarde, París se convirtió en capital europea del voguing. La ‘danza del combate’ sirve de refugio a varios centenares de jóvenes negros, que “solo viven su homosexualidad en el seno de esta escena reservada”, destaca Yohan Amaranthe, presidente del colectivo Paris Black Pride.

Politización

Los participantes de los balls pertenecen a houses (casas), una especie de clanes reunidos en torno a una mother (madre), que enseña cómo moverse, pero también ayuda a sus kids (niños). “Hay realmente una dimensión social en el ball room. Esta es la esencia del movimiento”, asegura Amaranthe.

En EE.UU., las ‘madres’ albergan, alimentan y cuidan a sus ‘niños’, discriminados por la sociedad. En Francia, uno de los pioneros del movimiento, Rashaad, llamado Mother Rheeda, que fundó la House of LaDurée, aboga por la ayuda mutua entre la treintena de miembros de su ‘familia’.

Rashaad es uno de los pocos en enseñar coreografías complejas en una sala de un suburbio parisino. “Hay que exagerar”, pide a sus alumnos moviendo la cadera.

El voguing, compuesto de movimientos sutiles de manos, impresionantes splits y desplazamientos en cuclillas, es “muy amanerado”, una mezcla de “exageración de la feminidad” y del hecho de “reírse de sí mismo”, afirma.

Pero sorpresa: durante el curso la mayoría de sus alumnos eran mujeres, ocho de nueve eran blancos y la única que no lo era aseguró que era heterosexual. (I) 

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