El dolor se adivina en la mirada de Julio Lascano. Ha pasado casi un mes desde la muerte de su hijo, William Lascano, y su sobrino, John Antonio Pacheco, ambos de 15 años. Y el vacío que dejaron en la familia es difícil de llenar.

El viernes 23 de febrero los dos adolescentes regresaban a su casa en una bicicleta, luego de comprar las boletas para el partido de Emelec-Macará. “Iban a dejar la bicicleta y luego saldrían al estadio Capwell”, recordó Julio.

Pero la tragedia se cruzó en su camino. Cuando los jóvenes pasaban por Esmeraldas y Francisco Segura, sur de Guayaquil, fueron atropellados por un bus de la línea 35 que se dirigía hacia el norte por la calle Esmeraldas. Según testigos, el bus presuntamente se pasó el semáforo en rojo. Esto es investigado por las autoridades.

Este drama movió a los integrantes de diferentes grupos dedicados al ciclismo recreativo en la ciudad, quienes el domingo 18 de marzo se unieron en una caravana que partió desde el puente Zig Zag, en Urdesa, y avanzó por la calle Tungurahua hasta Francisco Segura. Luego llegó hasta el lugar donde ocurrió la muerte de los menores.

En un carro llevaban una bicicleta pintada de blanco. El objetivo de los activistas era instalarla en el sitio donde ocurrió el tragedia para homenajear a los jóvenes fallecidos y recordarles a los transeúntes y conductores que en ese punto, dos ciclistas perdieron la vida atropellados.

Cuando arribaron al sitio, con una escalera subieron la bicicleta blanca a un poste y la amarraron con alambres. Luego le pusieron un letrero que decía ‘El peatón es primero’. Esto fue presenciado por Julio Lascano y su familia, quienes fueron invitados al acto simbólico.

“Nos gratifica ver que no estamos solos en este momento. Esperamos que con este acto se haga conciencia en los choferes, especialmente de buses. Hay muchos accidentes porque a ellos les controlan el tiempo. Y creemos que eso fue lo que ocurrió en este caso”, expresó Julio al recibir una camisa blanca con las firmas de todos los presentes y un dibujo elaborado por uno de los activistas. “Mi hijo y mi sobrino eran muchachos estudiosos, juiciosos. Habían pasado de año y por eso les permitimos salir al estadio. Eran chicos de casa”.

Familiares de los dos menores que fallecieron el 23 de febrero en Francisco Segura y Esmeraldas asistieron a la colocación de una bicicleta blanca en el sitio del accidente. Los participantes en el acto les dieron un dibujo y una camisa blanca firmada por todos en símbolo de solidaridad y para hacerles llegar un mensaje de parte de todos los ciclistas de Guayaquil.

El clamor de este padre se unió al de los ciclistas, quienes reclaman que se respete su espacio en una ciudad cada vez más poblada de automotores, en la que ellos tienen poco espacio para circular.

En Guayaquil las vías para el ciclismo recreativo son escasas. En 2012 el Municipio inició el proyecto BiciRuta, que realizaría ciclopaseos los domingos, en calles por las que se daría prioridad a quienes deseaban recrearse trotando, patinando o pedaleando. Pero con el tiempo la idea se diluyó.

Lo mismo ocurrió con el carril exclusivo para bicicletas, que fue señalizado en distintas calles del centro de la urbe y que, en teoría, es para permitir el libre flujo de estos vehículos livianos. Sin embargo, en la actualidad esta iniciativa es poco respetada ya que se observan carros estacionados a lo largo de dicho carril, que en algunos tramos inclusive ha perdido la señalización.

Ante esta problemática, que obliga a los ciclistas a compartir las vías con carros, buses y camiones, con el consiguiente peligro de accidentes, estos deportistas aficionados encontraron en la bicicleta blanca un símbolo para hacerse escuchar y llamar la atención de la ciudadanía.

La de Esmeraldas y Francisco Segura es la segunda bicicleta que instalan. La primera se encuentra en Sauces 2, norte de Guayaquil. Fue puesta en noviembre de 2017, en memoria de Juan José Valle Muñoz.

Rebecca Salvador lo recuerda con nostalgia. Es la madre del mejor amigo del joven y rememora que él estudiaba en China y viajó a Ecuador de vacaciones. “Mi hijo le regaló una bicicleta y Juan andaba siempre en ella. El martes 13 de octubre de 2015 un carro a exceso de velocidad se cruzó la luz roja e impactó a Juan en las calles Isidro Ayora y José Roura. El conductor fue sentenciado, pero está prófugo”.

Dos años después de este accidente los activistas decidieron poner la bicicleta blanca en el lugar del hecho porque otro deportista fue atropellado y comprendieron que debían hacerse escuchar. “Hay que tomar conciencia como seres humanos. En el momento en que tú respetas, las cosas cambian. La base de todo es el respeto, haya o no ciclovías. Si tú respetas al que está al lado y compartes la vía no va a pasar nada”, puntualizó Rebecca.

Ecuador Sánchez Peralta es fundador de la agrupación Ecuador Aventura, que realiza ciclopaseos recreativos, y se vinculó al evento del domingo 18 de marzo. El deportista explicó que “la idea es crear conciencia en los conductores para que respeten las señales de tránsito. Cada vez que los conductores vean la bicicleta blanca en ese punto sabrán que ahí falleció un ciclista. Es una forma de visibilizarnos”.

Ecuador Aventura agrupa a más de 200 personas que gustan de utilizar la bicicleta como medio de transporte. El activista resaltó que cada vez surgen más grupos que se dedican al ciclismo recreativo. “Se ven más ciclopaseos y esa es la idea: que la gente pueda participar, que se use más la bicicleta pues ayuda a la salud, disminuye la contaminación, ayuda al tráfico en la ciudad porque es más fácil moverse en bicicleta que en carro. El ciclismo tiene muchos beneficios”.

Para Alberto Hidalgo, del colectivo Libre Actividad, la bicicleta blanca simboliza “los peligros que vivimos día a día, las vidas que perdemos. Es un recuerdo de la persona fallecida y un impacto visual para quienes circulan por el lugar, para que bajen la velocidad y así evitar nuevas muertes, no solo de ciclistas sino también de peatones y hasta de conductores”.

El activista propone que se cree una convivencia vial y que se pacifiquen las calles. “Compartir, que se recupere la ciudad para el peatón. Pedimos que se le dé también un espacio al ciudadano y a las bicicletas, pues la mayoría de calles están diseñadas para los carros. Es nuestro pedido”.

Sobre la creación de grupos de ciclismo recreativo, Hidalgo considera que esto es bueno porque se integran nuevas personas. “En la actualidad hay actividades casi todos los días. Hay grupos que salen del norte, del centro, del sur, y se reúnen todos en un solo día, que es la denominada ‘masa crítica de Guayaquil’, cuando nos congregamos todos hacia un solo sitio”.

La recomendación que le hace a quienes deseen unirse a uno de estos grupos es que ingresen a la página ‘Masa crítica Guayaquil’ en Facebook y ahí les guiarán sobre qué agrupación tienen más cerca y puede servirles más.   

Algunas de las existentes son Ecua Ciclismo, Guayaquil en bici, Águilas Ciclismo y Ciclismo de la calle, entre muchas otras. Todas convocan a pedaleadas en grupo, una forma segura de practicar este deporte recreativo.

Según Hidalgo, se requiere una educación tanto para el ciclista como para el conductor. “Que todos sepan que estamos ocupando la vía y tenemos el mismo derecho. Hay personas que pasan muy cerca, nos gritan que nos vayamos a un parque. La bicicleta es un transporte y tenemos el mismo derecho a usar la vía. Con la convivencia vial todos debemos respetar, que no haya abusos de ninguna de las partes”. (I)

Cerca de 30 miembros de los diferentes grupos de ciclismo recreativo en la ciudad realizaron una caravana desde Urdesa hasta el sur de Guayaquil para llevar la bicicleta blanca. El mensaje que llevan es que los conductores deben compartir el espacio vial con las personas que viajan en bicicleta. Solo así, mediante el respeto mutuo, se podrán evitar más muertes en las calles.