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Los priostes, protagonistas de las celebraciones religiosas en Azuay
Cada año en las comunidades del Azuay se desarrolla un sinnúmero de fiestas religiosas, como expresiones simbólicas de fe y devoción. Detrás de la organización y financiamiento de estas celebraciones tradicionales, ya sean patronales o por Navidad, están los generosos priostes, que son los encargados de ‘pasar las fiestas’.
Oscar Quinde regresa todos los años al país, en diciembre, para organizar las fiestas navideñas en la parroquia Checa, ubicada al norte de Cuenca. Cada 22 y 23 de diciembre, ofrece un agasajo navideño en su vivienda, un Pase del Niño, acompañado de comida típica.
A estas actividades están invitados todos los habitantes de la parroquia, quienes ya saben que cada año hay fiesta en la casa de Quinde. “Primero fue mi madre quien ‘pasaba’ la fiesta del Niño, pero después yo quedé como prioste y me hice cargo por devoción”, comentó.
En las parroquias rurales del Azuay es característico que cada año los priostes patrocinen los gastos de los festejos, en los que no pueden faltar los artistas, la comida, la bebida y los juegos pirotécnicos. Son principalmente los migrantes quienes contribuyen generosamente en estos festejos. “Yo me fui hace muchos años a Estados Unidos, pero siempre regreso en diciembre para realizar esta celebración en mi parroquia”, dijo Quinde, quien mencionó que el gasto económico “es nada frente a la devoción y la tradición”.
Francisco Guevara, sacerdote de esta parroquia y quien ha vivido en varias comunidades de la provincia, explicó que el priostazgo puede estar en manos de una persona o de una familia, y que, por lo general y dependiendo de los sectores, son los priostes salientes quienes designan a los nuevos organizadores. “Por ejemplo, en Girón, en donde también existe un alto porcentaje de migración, ser prioste es una cosa seria, es todo un compromiso porque se debe hacer toda una ceremonia. Si es prioste en Navidad, debe hacer un Pase con banda de música, caballos, cholitas, e incluso con orquesta para la fiesta”, relató el sacerdote.
El priostazgo, de acuerdo con el libro Simbolismo y poder: un estudio antropológico sobre compadrazgo y priostazgo, es una estrategia ritual de poder. “El simple hecho de ejercer el cargo es un modo de comunicar a la comunidad que se está en posesión de recursos económicos y sociales suficientes para invertir en las fiestas”.
Incluso, según otros escritos, para los emigrantes ser priostes se ha convertido en una forma de exhibir ante familiares y conocidos el progreso económico alcanzado en el extranjero. Sin embargo, para los desprendidos contribuyentes se trata más de una forma de agradecer y de cumplir una promesa. “Las personas que dejan la tierra se van haciendo promesas de devoción y piden a los santos patronos que los cuiden en el camino; a cambio ellos ‘pasan’ la fiesta”, dijo Eloy López, habitante del cantón El Pan.
López explicó que en este sector, durante todo el año se efectúan varias celebraciones religiosas, una de ellas y tal vez la más grande es en honor a la Virgen de La Merced, que se realiza en septiembre. En la comunidad del mismo nombre, los festejos, que pueden durar 4 días, son patrocinados por los priostes residentes en Estados Unidos y por los mismos moradores del sector. “Los emigrantes se encargan de contratar el escenario y a los artistas, mientras que los priostes locales pasan las misas, dan de comer al párroco y organizan las danzas”, señaló López.
De acuerdo con los moradores, durante el año anterior solo en la contratación de artistas y escenarios los priostes emigrantes, que son alrededor de 10 personas, invirtieron $ 8 mil. Cada prioste aporta con una parte del dinero, aunque también se organizan kermeses durante todo el año para recolectar los fondos.
Para muchos esto puede representar un gasto vano, sin embargo, aseguran que se trata de una costumbre arraigada en la comunidad, que se realiza para homenajear a la Virgen. “Si no pasan una buena fiesta, se dice incluso que los priostes de ese año han sido tacaños”, dijo Ernestina López, moradora del sector.
En esta comunidad, al finalizar los festejos, los priostes salientes nombran a los nuevos contribuyentes que se encargarán de la celebración del año siguiente. La selección depende del nivel de colaboración que haya existido. “Si durante el año los priostes piden ayuda para pasar la fiesta y una persona no colabora, para el próximo año a esa persona la dejan encargada de la fiesta por no apoyar”, explicó López. (I)