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A este lugar, ubicado a 60 km de cuenca, llegó el libertador de américa. ahí aún vive baltazara zhuñio de 95 años
La casa de los Zhuñio, el descanso de Bolívar
Jima, Cuenca.-
El viento y el frío cubren la parte alta de Jima, parroquia situada a 60 kilómetros de Cuenca. A medida que se desciende por una carretera sin asfalto, aparece un paisaje con grandes sembríos. Se divisan también sus habitantes cultivando la tierra o arreando el ganado.
El nombre completo del lugar es San Miguel de Jima y se levanta en medio de las estribaciones de la Cordillera de los Andes; además cuenta con elevaciones como Amazhara, Huinara y Zhima Zhuma.
A la entrada de la parroquia, perteneciente al cantón Sígsig, se puede observar que las primeras casas fueron construidas de bahareque, una mezcla de madera y barro, cuya técnica se ha perdido con el tiempo.
Es la modernidad, dice Víctor Marín, vicepresidente de la Junta Parroquial. “Ahora quieren casas con finos terminados”, sentencia.
La neblina cubre parte del lugar, pero no lo suficiente para dejar de admirar el bosque y las vertientes, agua que alimenta el proyecto hidroeléctrico Paute, en Azuay.
Cerca de 4 mil pobladores trabajan y viven en Jima, otros miles han migrado a EE.UU. o España, como ocurre con gran parte de los habitantes de Azuay. Los que se quedan gestionan ayuda para la parroquia, especialmente antes de octubre, para las fiestas dedicadas a la Virgen del Rosario.
El mayor orgullo de Jima, más allá de sus celebraciones, data del siglo XIX cuando el libertador Simón Bolívar recorrió las calles de la parroquia, antes llenas de polvo y piedras.
Es más, en 2013 se organizó junto a otros cantones, Nabón y Oña, la primera ‘Cabalgata del Libertador’, siguiendo la ruta de Bolívar cuando visitó el austro ecuatoriano siglos atrás.
Bolívar estuvo por el lugar con toda su gendarmería, mientras se dirigía a Loja. Su paso no era un accidente. Jima se convirtió en lugar de descanso para el ejército independentista. Fue un sitio estratégico para los combatientes. En cada rincón de Jima se respira historia, no en vano fue declarada en 1818 ‘Parroquia eclesiástica de Ecuador’. La iglesia de la zona, con más de 100 años de construcción, forma parte del Patrimonio Cultural de la Nación, al igual que el resto de sus 200 casas. La declaratoria fue el 1 de abril de 2008.
Una mirada al pasado
En Jima existen viviendas tan grandes que tienen un patio trasero y otro frontal; las pequeñas también tienen su brillo. José Zhuñio, miembro de la Junta Parroquial, señala que la arquitectura del lugar es única: “La mezcla de barro y madera, además de dar elegancia a estas viviendas, conserva el calor y protege a las personas”.
Caminar por el centro de Jima y admirar sus casas le llevan al pasado, como indica Marín. Desde décadas lejanas miles de ecuatorianos han hecho de la parroquia un lugar de descanso y otros su hogar.
Son 200 casas patrimoniales, pero la perteneciente a la familia Zhuñio es una de las más apreciadas. Allí se hospedó Bolívar. La vivienda se muestra deteriorada y no ha recibido una capa de pintura hace años.
Miguel Malla, otro poblador, confirma que en la casa de los Zhuñio durmió el Libertador en 1820, y en honor a él la llamaron Plaza Bolívar.
Un escrito en una de sus paredes nos da una fecha de su reconstrucción: 1921, pues se sabe que fue edificado al menos 100 años antes.
Al interior de las paredes de barro aún vive Baltazara Zhuñio, con 95 años, quien todas las tardes disfruta de su patio al aire libre. “Queremos que esta casa sea recuperada totalmente y que se convierta en un sitio de visita de turistas”, advierte Marín.
Los jimeños han insistido al Municipio de Sígsig que adquiera el terreno de la casa de los Zhuñio para protegerlo y rescatar el lugar donde pernoctó el Libertador de América.
Se conoce además que el líder venezolano estuvo en Cuenca 2 veces. En 1822 desarrolló actividades históricas en el territorio del actual Ecuador, destacando el 24 de mayo la Batalla del Pichincha; el 16 de junio la entrada triunfal en Quito, donde recibió los más grandes homenajes. En ese mismo año, el 27 de julio, se realiza el encuentro de Bolívar y San Martín en Guayaquil, donde el primero permanece durante el mes de agosto. Pero de su paso por Jima y su noche con los pobladores, poco se ha escrito en los libros.
Edmundo Moscoso, vicealcalde del cantón Sígsig (al que pertenece Jima), cuenta con un proyecto para recuperar las viviendas, iniciativa que aún no empieza. “Es importante mantener esta identidad cultural para las futuras generaciones”, y agrega que los recursos es lo más difícil de conseguir. Al momento se coordina con otras entidades para conseguir el dinero y recuperar el patrimonio.
Música en el sur de Ecuador
Los 2 órganos de viento más antiguos de Ecuador reposan en Azuay. El uno en la Catedral Vieja de Cuenca y el otro en Jima.
Aunque silencioso hace mucho tiempo, y pese a tener 194 años, el órgano de realejo Jima está bien cuidado y conservado.
A primera vista luce como una caja grande y sin uso. Sus teclas, aunque deterioradas, conservan sus característicos colores blanco y negro.
El instrumento descansa a un costado del coro y a su lado están 2 grandes fuelles, que eran manejados por igual número de personas para dar aire a los tubos y de esta manera crear los sonidos.
El órgano está integrado por 414 piezas, tubos grandes y pequeños que sobresalen en la parte alta del teclado. No todas las piezas están completas. Con tristeza el expárroco del lugar Naldo Guevara dice que faltan 54 partes para que el instrumento funcione en óptimas condiciones.
Por falta de uso el órgano pasa desapercibido para los habitantes de Jima; quizá para algunos sea inservible y otros incluso desconocen de su existencia.
Algunos, en cambio, consideran que el piano de viento forma parte de la historia del lugar y como tal debe preservarse. “Aquí está uno de los objetos más importantes que tiene Azuay y Ecuador”, reconoce José Zhuñio.
“Muchos desconocen que en esta parroquia existe un instrumento tan antiguo, que nosotros valoramos y cuidamos”, insistió Víctor Marín. Pese a su antigüedad, el órgano aún emite melodías lentas, aunque un poco desafinadas, casi roncas que se mezclan con el silencio de la iglesia. El 60% de sus piezas sirve.
Según la historia, el instrumento de tubos de aire fue construido en 1816, es decir corresponde al siglo XVII. En su momento fue declarado un bien patrimonial y es propiedad de la iglesia de Jima.
Servía para oficiar las eucaristías, que entonces eran muy ceremoniosas, sobre todo en Navidad, Semana Santa y la fiesta de su patrona: la Virgen del Rosario.
El instrumento sin duda es único y constituye un patrimonio tangible de Jima. Hoy pocas personas en Ecuador serían capaces de construir uno similar, “existen algunos organeros (personas que arreglan órganos) en Perú, en Argentina, en los Estados Unidos y en Europa y según lo que hemos averiguado solo existen 17 en el mundo”, dice con firmeza el expárroco.
Con el poco dinero que ha contado la iglesia se le ha dado mantenimiento, pero “hasta donde hemos podido”.
El órgano ha recibido mantenimiento durante todo este tiempo.
El organero peruano Alejandro Rodríguez estima que se necesitarían al menos $ 30 mil para su arreglo total. “La Iglesia no tiene esos recursos”, replica el sacerdote. Dice que sueña con el momento en que el Ministerio de Cultura y Patrimonio los ayude con la reparación.
DATOS
Fiesta en honor a la Virgen del Rosario se realiza la primera semana de octubre. Los habitantes de Jima preparan los mejores programas para este festejo.
En el patio del templo aún se conserva una pileta, donde según los habitantes, se posó el cuadro de la Virgen del Rosario. Para muchos esa agua es ‘bendita’.
Las casas patrimoniales son cuidadas y reparadas por los propios dueños de las edificaciones; en algunos casos se destruyen por falta de recursos.Además del órgano de viento en Jima, se estima que en Ecuador hay 2 equipos similares. Rodrigo Amores, un organero que labora en Alemania, cuenta que uno de ellos se ubica en Quito y el otro en la Catedral Vieja de Cuenca. Para la reparación de los 3 se necesitan al menos $ 100 mil.
Cuenta la historia que el órgano de viento de Jima fue armado por los propios pobladores. Trajeron las piezas surcando las montañas, a caballo y cuando casi no habían caminos delimitados.
El órgano de Cuenca también fue traído por piezas desde Alemania en 1739, y la parte de madera externa fue construida en Cuenca. El equipo no funciona desde 1980.
En Jima, para resguardar lo que llaman su joya más admirada, los fieles de la iglesia local han designado personas encargadas de su cuidado. “Esperemos que alguien escuche nuestro pedido para poder repararlo, porque esta joya ya no existe en ninguna parte de Ecuador”, añade el expárroco sobre el órgano de 3 metros de altura y 2 de ancho.
Historiadores como Miguel P. Juárez se refieren al órgano de realejo de Jima como testigo y protagonista, hoy sin uso, de los albores de la independencia de Ecuador.
Se sabe que Bolívar pasó por la zona años antes de la inauguración del órgano de realejo, “por lo tanto podemos considerarlo como un instrumento de transición entre la colonia y la república”, dice el historiador Juárez en uno de sus escritos.
Jima conserva además otros objetos de valor, como la Virgen del Rosario, que según sus habitantes data de tiempos de la colonia. Sus campanas fueron donadas por el Rey V de España.
Ambas reliquias fueron traídas por la cuenca del río Cuyes (Morona Santiago). “Los que llevaban la imagen dijeron: donde se asiente la Virgen allí haremos una iglesia y fue así que se quedó en un sitio grande que posteriormente se llamaría Jima”, cuenta Marín.
El vino de manzana, que se elabora en Jima, es digno de destacar. La manzana de la parroquia es famosa en zonas aledañas por su buen sabor. A partir de mayo comienza la cosecha de la fruta, con la que también se elaboran mermeladas y dulces. Quizás Bolívar tuvo tiempo en su larga noche en Jima de degustar estos manjares, al menos así lo aseguran sus pobladores con orgullo. (I)