Oficialmente, las actividades de los clubes extraescolares de periodismo arrancaron el 11 de septiembre del año pasado y concluyeron el 3 de julio anterior.

Pero esas fechas ocultan tanto los meses de trabajo previo, como el esfuerzo y entusiasmo de los participantes que hicieron que las publicaciones de los artículos de los chicos se mantuvieran hasta hoy.

El camino que llevó a la concreción del proyecto tomó alrededor de 2 años. La idea de ofrecer un espacio en el primer medio público impreso del país para que jóvenes estudiantes de colegios y universidades del país publicaran notas trabajadas por ellos empezó a fraguarse entre septiembre y octubre de 2012.

Pero llevarlo a cabo, en solitario, por parte de este diario fue más difícil. Lo primero fue establecer contactos con planteles de educación media y superior del país para plantearles la opción de que sus estudiantes intervinieran.

Pero tras el entusiasmo inicial que mostraban algunas autoridades y la realización de encuentros y reuniones de planificación, la cosa no terminaba de cuajar y acababa por enfriarse.

Luego vino una etapa en la que incluso se llegó a realizar encuentros con los integrantes de clubes de periodismo de varios colegios capitalinos y se intentó establecer un cronograma para la realización de talleres, una planificación de notas y su posterior publicación.

Sin embargo, las cosas nuevamente desembocaron en nada concreto. De esta fase, el único plantel sobreviviente es el Instituto Nacional Mejía. No obstante, la idea no moría. Y la integración del Ministerio de Educación al proyecto cambió el panorama.

La cartera de Estado incluso amplió el ámbito de ejecución al crear un programa extraescolar de clubes no solo de periodismo, sino de actividades artísticas y deportivas.

El objetivo, lograr que los estudiantes que cursan entre octavo año y tercero de Bachillerato de unidades educativas públicas del país tuvieran alternativas para el uso de su tiempo libre.

Entonces se inició un proceso de selección de los establecimientos que participarían a manera de plan piloto en el primer año.

También se establecieron los lineamientos generales para el desarrollo de las actividades y los contenidos que se utilizarían.

En el caso de los clubes de periodismo, el planteamiento fue que personal de EL TELÉGRAFO desarrollara talleres sobre las distintas fases de la producción de un medio impreso moderno.

Por ello, en los aproximadamente 10 meses en que se realizaron encuentros semanales se abordaron temáticas como redacción periodística, fotoperiodismo, medios digitales, uso de redes sociales, utilización de Internet como fuente de información, etc.

Se integraron a la experiencia establecimientos de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Manta y más recientemente de Ibarra y Tulcán.

En cuanto a la capital, intervinieron en la experiencia alumnos de los colegios réplica 24 de Mayo y Montúfar, Simón Bolívar, Eugenio Espejo, Hipatia Cárdenas y Mejía.

Los trabajos abordaron, sobre todo, temas de interés para los chicos tales como naturaleza, deportes, música, familia. Tampoco dejaron de toparse temas en apariencia polémicos como drogas, problemas familiares y más.

La producción nos permite publicar los trabajos hasta hoy, pero queda el compromiso de reiniciar el trabajo el próximo año lectivo. (I)

DATOS

Más de 1.000 artículos periodísticos producidos por estudiantes de las unidades educativas estatales se han publicado en los pasados 11 meses en este diario.

La cifra refleja la producción individual de cada edición regional de EL TELÉGRAFO. Un cálculo global de trabajos publicados en todas la ediciones dominicales arrojaría un número de alrededor de 4 mil notas.

En algunos casos, los autores de las publicaciones ilustraron sus textos con imágenes realizadas por ellos mismos. Y en otras, las fotografías mostraban situaciones relativas al tema planteado.

El trabajo de tallerismo produjo no solo textos, sino también imágenes. Los alumnos incluso crearon portafolios gráficos similares al que hoy se publica en las págs. 38-39.

La edición de textos se realizó con la misma rigurosidad y bajo los mismos parámetros que se utilizan para la producción diaria de EL TELÉGRAFO.