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"Se ha perdido tiempo para conocer y valorar los problemas sociales de Quito"

"Se ha perdido tiempo para conocer y valorar los problemas sociales de Quito"
11 de mayo de 2016 - 00:00 -

He trabajado en proyectos sociales del Municipio de Quito durante 20 años.

Es decir que he tenido la oportunidad de conocer a algunos alcaldes. Cada uno ha logrado imprimir su mejor criterio en el trabajo social vinculado siempre con la gestión de la primera dama de la ciudad, que es la presidenta del Patronato San José.

Así, con Rodrigo Paz se crearon los 14  centros de educación inicial (Cemei) para niños de 0 a 5 años en los mercados de Quito, especialmente para apoyar a las madres trabajadoras.

En el tiempo de Jamil Mahuad creamos las Tres Manuelas, como un servicio de apoyo a las mujeres que sufren violencia intrafamiliar.

Paco Moncayo inició el trabajo por los adultos mayores, con la formación de un centro de experiencia del adulto mayor en el sector 24 de Mayo y en Calderón. Arrancó con la presencia de 400 adultos mayores.

El alcalde Augusto Barrera desplegó un trabajo social inmenso. Se logró cambiar el esquema paternalista de atención por el de los derechos humanos, tal como nos demanda la Constitución; cambiar la mirada de atención a personas vulnerables por la creación de servicios para el grupo de atención prioritaria que ha tenido menores oportunidades y requiere de acciones afirmativas que permitan compensar esta inequidad.

Andrea Nina, presidenta del patronato, optó por la profesionalización de los servicios, con nuevas metodologías de trabajo que logren un mejoramiento de la calidad, brindando atención integral a las familias.

Para los niños se contrataron profesoras parvularias, se creó el Guagua Quinde con un servicio nocturno (el primero de la ciudad), que permita a las madres que trabajan por las noches dejar a sus hijos en un lugar seguro.

Todos los equipos de trabajo del patronato salían a las calles: trabajadores sociales, psicólogos, educadores; especialmente en épocas de vacaciones para atender las situaciones de mendicidad.

En navidad se construyó una estrategia para trabajar en todas las zonas receptoras y expulsoras de niños indigentes. Se conformó un equipo especializado para la atención a niños betuneros y sus familias, logrando una reducción importante de las horas de trabajo al ser cambiadas por la asistencia a clases.

Existió gran apoyo a las madres adolescentes embarazadas con una visión diferente para lograr que se rompa el círculo de pobreza. Todas tenían que ingresar al colegio para terminar sus estudios y además se vinculaban a microempresas.

Se creó el proyecto Circo Social, recuperando a jóvenes con una atención integral, teniendo resultados que más allá de la alegría y la formación artística, les permitió recuperarse emocionalmente.

Fue un proyecto muy importante que tuvo apoyo del vicepresidente Lenín Moreno.

Contrataron psiquiatras especializados para la atención de los centros donde se tratan las adicciones de niños y de adultos, para lograr un trabajo integral que involucre a las familias.

Se creó el programa Sesenta y Piquito y le gustó tanto a la gente que comenzó a  elaborar productos con este nombre; me tocó, como directora, legalizar el nombre y registrarlo. Fue un programa valioso que permitió involucrar a 18.000 adultos mayores.

No había barrio o parroquia que no organice a los adultos mayores y conforme un grupo Sesenta y Piquito. La infraestructura municipal quedó corta; comenzamos a utilizar, casas barriales, iglesias, viviendas de vecinos. Se logró tener 360 centros municipales de atención a los adultos mayores.

Muchos proyectos basados en la atención con calidad y calidez. A la vez que se requería gente profesional, se necesitaba gente comprometida que ponga su corazón en el desempeño delicado de tratar con personas dolidas y socialmente discriminadas.

Considero que en la actual Alcaldía se ha perdido mucho tiempo para conocer y valorar los problemas sociales de Quito. No han logrado formar un equipo de trabajo, hay mucha inestabilidad en el patronato. Si bien se ha dado continuidad a algunos proyectos sociales, ha bajado la calidad de la atención. Ejemplo de esto son los Guagua Centros, que son las mismas guarderías de barrio que han pintado sus fachadas con los colores del arcoíris. No se han cumplido promesas de campaña. Hasta hoy acuden los adultos mayores a ofertar sus servicios llevando las hojas de vida, diciendo que en campaña con varios carteles pegados a lo largo de nuestra ciudad, el alcalde les ofreció “un empleo digno para adultos mayores” y eso no ha sido cumplido.

Hay un retroceso, se han vuelto a realizar acciones caritativas para la recolección de recursos económicos, como la teletón, un show que es denigrante para una ciudad capital de un país digno y soberano. Informaron que los recursos serían destinados a operaciones de la vista de adultos mayores. Eso ya se realizaba desde las Unidades de Salud del Municipio de Quito, que tiene médicos famosos especialistas en oftalmología.

Considero que cuando existe una política de intervención social responsable no se recurre a la mendicidad, ni a la caridad; tal como dice la Constitución del Ecuador, se debe  brindar los mejores servicios públicos a los grupos de atención prioritaria. (O)

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