El bloque suma-vive pide a la contraloría analizar labor de metro madrid
Once estudios configuran el proyecto del Metro
El concejal Sergio Garnica, del bloque SUMA-VIVE, afirmó el lunes que el reciente informe de no objeción de 4 multilaterales “se refiere a las ofertas de la Fase II del Metro” capitalino y no a todo el proyecto.
En realidad, el acompañamiento directo de las entidades internacionales de crédito a la obra arrancó hace más de 2 años.
El 27 de noviembre de 2012, la Corporación Andina de Fomento (CAF) comprometió un préstamo de $ 250 millones. Un día después, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) suscribió un acuerdo por un monto similar.
Unos 8 meses más tarde, en julio de 2013, el Banco Mundial (a través del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento) ofreció un préstamo de $ 205 millones con el mismo fin. Y en noviembre del mismo año, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció un aporte de $ 270 millones para el sistema de movilidad.
El exgerente de la empresa Metro de Quito, Édgar Jácome, señaló que los créditos fueron concedidos en base del análisis de los estudios de factibilidad e ingeniería, contratados por la Municipalidad quiteña con la empresa pública Metro Madrid mediante un convenio.
Estos abordaron 11 temas: Encuesta Domiciliaria de Movilidad; factibilidad de la primera línea del Metro; estudios técnicos de soporte; caracterización geológica de la ciudad; impacto arqueológico; impacto urbano; impacto ambiental; impacto social; diseño del Sistema Integrado de Transporte Masivo; uso de escombreras y políticas de reasentamiento, en el caso de que se requirieran expropiaciones.
Con la encuesta (el primer estudio realizado) se determinó, por ejemplo, que el 76% de los capitalinos usa a diario algún tipo de transporte público y que el 23% se moviliza en vehículo particular.
En la parte de factibilidad se inspeccionaron 3 mil edificaciones y estructuras ubicadas a lo largo del trazado para determinar su estado actual de conservación, y se identificaron los servicios urbanos que podrían verse afectados por la obra. Además se determinó que la calidad del suelo de Quito era apto para la construcción.