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Nueve proyectos viales están pendientes en el Distrito

Nueve proyectos viales están pendientes en el Distrito
16 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Quito

El plan vial para Quito, establecido por la anterior administración municipal, tenía prevista la construcción de varios proyectos (observar gráfico).

Hasta el momento, de ellos se han ejecutado 2 de los 3 tramos de  la Ruta de Integración a los Valles (Tumbaco- Puembo) más conocida como Ruta Viva, a cargo del Municipio de Quito; la Vía Ontaneda (Conocoto), por parte del Consejo Provincial de Pichincha y La Ruta Collas (Calderón), mediante la inversión del Gobierno Nacional.

De igual manera y como parte del plan, en el período municipal anterior se intervino el intercambiador del sector Las Bañistas (Cumbayá). Así mismo, se construyeron 3 distribuidores de tráfico en el extremo norte de la Av. Mariscal Sucre con el fin de agilitar el tránsito en ese punto de la ciudad. Uno fue edificado en el sector de El Condado, otro en la intersección de la Mariscal Sucre con la calle Machala y, uno más, a la altura de la avenida Fernández Salvador.

También se realizaron ampliaciones en la calle Rumihurco, la carretera Panamericana Norte (tramo Calderón-Guayllabamba) y la Ruta Colibrí-Y de Pifo

En la administración de Augusto Barrera se planificó un nuevo mapa vial cuyo objetivo era descongestionar el perímetro urbano e integrar varios centros poblados del Distrito Metropolitano en sentido norte- sur y oriente-occidente.

Al momento, 9 grandes proyectos  están pendientes en la mesa de la actual Alcaldía y de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (EPMMOP). Varios de ellos se encontraban en fase de estudios, pero la actual administración los ha declarado desiertos o se hallan en proceso de análisis.

Un ejemplo de los primeros es lo ocurrido con la anunciada construcción de un puente paralelo al túnel Oswaldo Guayasamín, que une a la zona comercial y financiera   capitalina con el valle de Tumbaco. La licitación para contratar esta obra ha sido declarada desierta en 2 ocasiones por el Cabildo.

El gobierno local atribuye esta situación a errores cometidos por las empresas que pretenden intervenir en el concurso.

Juan Francisco Tapia, habitante del sector de San Francisco de Miravalle y quien usa todos los días la vía Interoceánica para dirigirse a su trabajo en Quito, señaló que la construcción del puente paralelo es una necesidad urgente.

Según Tapia, a pesar de que la inauguración de las 2 primeras fases de la Ruta Viva, en diciembre del año pasado, y de la Ruta Collas, en enero de 2014, han reducido el tránsito por la Interoceánica, hay momentos del día en que la circulación se vuelve muy difícil.

Tapia, médico de profesión, afirma que los taponamientos ocurren, sobre todo en horas pico. “En la mañana es complicado subir desde el valle a Quito y desde el anochecer se forman grandes filas desde la Plaza Argentina hasta el peaje”, asegura.

Para el vecino del sector de Cumbayá, la Alcaldía debería insistir en la licitación y ejecutar la obra lo más pronto posible. “Si no recuerdo mal, la obra es uno de los ofrecimientos de campaña del alcalde Mauricio Rodas”, apunta.

Otros proyectos pendientes son: Perimetral Metropolitana-Nayón (vía de 23 kilómetros, tiempo previsto de construcción 23 meses); Vía Monjas – Vicentina – San Juan Alto (8 km plazo de ejecución 18 meses); -Vía Miranda – Simón Bolívar (13,4 km y estaría lista en 17 meses); la prolongación de la Av. Mariscal Sucre, tramo La Ecuatoriana – Av. Maldonado (6,2  kilómetros. Estaría lista en 18 meses desde el inicio de su construcción).

Mientras tanto, un proyecto con el que se pretendía facilitar el acceso vehicular desde la Mariscal Sucre hacia algunos barrios ubicados en la parte noroccidental de la ciudad se encuentra detenido.

Se trata del nuevo acceso desde la calle Alisos hasta el barrio Colinas del Norte. Está previsto que esta obra permita mejorar el acceso vial a los barrios Santa Isabel, Mena del Hierro, San Antonio Alto, Comité del Pueblo No. 2, Colinas del Norte, Pisulí, Jaime Roldós, entre otros, permitiendo tráfico más fluido en el sector y facilitando el ingreso de transporte público.

Esto se complementaba con el mejoramiento de la calle Machala y la rehabilitación de la propia Río Aliso, obras que fueron ejecutadas durante la Alcaldía de Augusto Barrera.

El gobierno local anterior preveía que se requería invertir en estos trabajos $ 2,7 millones en la intervención de 3.000 metros de vías.

No obstante, los vecinos de esa zona afirman que ningún trabajo se ha realizado hasta el momento. Se quejan también de que ningún funcionario de la actual administración municipal se ha acercado a conversar o realizar alguna medición que pudiera servir de indicio del inicio de algún tipo de obra.

Carmen Guano, moradora del barrio San Antonio Alto, aseguró que la ejecución del proyecto “sería una buena noticia” para los habitantes de la parte noroccidental de la urbe.

Según Guano, el estado actual de las vías vuelve difícil movilizarse por allí. Dice, además, que aunque la ampliación de la calle Rumihurco, en su intersección con la Mariscal Sucre, ayudó en algo a facilitar la movilización desde y hacia la zona, la circulación en horas pico   “es sumamente pesada”.

La mujer añadió que para las personas que se dirigen al centro o al sur de la ciudad, no tiene sentido “bajar hasta la Catón Cárdenas o la Rumihurco. Sería más fácil si tuviéramos una buena vía que nos saque directamente a la Mariscal Sucre más hacia sur; eso nos ahorraría tiempo y eliminaría la congestión que se arma en las otras calles”.

Una obra que ha sufrido problemas es la prolongación de la Av. Simón Bolívar hacia el norte, desde el  sector de Carapungo hasta la zona de la Mitad del Mundo.

Estos trabajos arrancaron en mayo de 2013 con un presupuesto previsto de $ 108,4 millones.

Estaba previsto que la vía tenga una extensión de 21,29 km, incluyendo 3 puentes, 5 distribuidores de tráfico y un intercambiador, constituyéndose en una alternativa vial para zonas como Calderón, Carapungo, El Condado y Pomasqui.

La obra, contratada con la empresa china Sinohydro, fue detenida en agosto del año pasado luego de que se registrara un deslizamiento como consecuencia de un sismo.

El Cabildo aseguró que los trabajos en esa ruta incumplían condiciones de seguridad. (I)

Nuevos accesos a Quito mejoraron la movilidad

La construcción de las 2 primeras fases de las rutas Viva y Collas transformaron la vida de muchas personas que viven en el valle de Tumbaco.

Yolanda Puente es una de ellas. La comerciante, quien vive en el sector El Arenal, asegura que antes de la existencia de la segunda de las citadas vías, el desplazamiento diario entre su vivienda y el negocio que administra en el sector de Carcelén (al norte) le tomaba hasta 2 horas.

“Era un horror -dice-; primero había que tomar la Interoceánica, que siempre estaba llena de carros. Y luego circular por la Simón Bolívar hasta Carapungo, (lo) que es otro lío. Me tomaba un montón”.

Desde julio del año anterior, en cambio, tras la inauguración de la ruta que conecta al nuevo Aeropuerto Mariscal Sucre con el extremo norte de Quito, la situación es diferente.

Puente asegura que llegar a su local ahora le resulta más fácil. “Desde diciembre tomo el nuevo puente sobre el río Chiche (obra planificada por la administración Barrera), llego al sector del aeropuerto y de ahí cojo la Collas. Hasta Calderón me toma unos 30 minutos”.

La ciudadana apunta, no obstante, que desde ese punto la circulación se torna difícil hasta Carcelén por lo difícil que es cruzar la intersección de la Panamericana Norte con la Simón Bolívar.

“Ojalá el Alcalde (MauricioRodas) se apure y termine de construir el intercambiador a la entrada de Carapungo. Ahora el viaje me toma un hora o un poco más. Calculo que cuando el trabajo acabe, llegue a mi negocio máximo en 50 minutos”, afirma la mujer.

Una situación similar se vive a propósito de la apertura de la Ruta Viva, en diciembre del año anterior.

Por esta vía circulan aproximadamente 50.000 vehículos por día, lo que alivia en un 50 % la carga que soportaba la vía Interoceánica, que era el principal enlace entre Quito y los valles.

Según cálculos del Municipio, unos 200 mil habitantes de las parroquias rurales de Tumbaco se beneficiaron con la obra, no solo en la facilidad para movilizarse, sino también en nuevas oportunidades comerciales relacionadas con el turismo, el comercio y otros servicios.

Manuel Toro Cornejo, quien habita en Tumbaco, asegura que ahorra un 40% diario de tiempo en sus desplazamientos a Quito por la Ruta Viva. (I)

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