Muerte en Venecia, la historia de un amor que libera

Existen muchas historias que giran alrededor de Venecia. Sus canales guardan historias muy interesantes  y en el libro Muerte en Venecia, el alemán Thomas Mann contó la historia de un escritor famoso que se cansa de la monótona vida que lleva.

Por eso busca cambiar de ambiente, mudarse de ciudad y al indagar en su pasado recuerda la época en que estuvo en la ciudad italiana y se enamoró de su paz, de personajes como los gondoleros y decide regresar allí.

Una creencia de los venecianos es que quienes estuvieron en su ciudad y regresan, lo hacer para morir. El autor, por medio de su personaje principal, habla de temas tabú para la época: el escritor es un hombre enamorado, pero no vive un amor ‘normal’.

Y para la sociedad conservadora de aquella época es repugnante que sienta atracción por un niño que conoce en el hotel en el que se hospeda.

El protagonista empieza a sentir algo que no había sentido desde hacía mucho tiempo; vuelve a vivir las emociones del primer amor, los nervios al hablarle, el escribir cartas que nunca enviará; lo empieza a perseguir por los pasillos del hotel y desde su silla de playa lo observa como intentando decirle con la mirada todo lo que siente en su corazón.

Hasta que un día, finalmente, puede establecer contacto visual con el muchacho y con una sonrisa en su rostro puede terminar de escribir su último verso, para después morir tal y como lo habían anunciado los venecianos.

Leer este tipo de libros, con temáticas distintas a las demás, me llaman mucho la atención. Y así como a mí, la obra agrada a muchas otras personas.

Por algo el autor obtuvo el Premio Nobel por el conjunto de su obra en 1929. Mann nació en 1875 en Lübeck, población que pertenecía entonces al llamado Imperio Alemán.

Reputado como uno de los escritores más importantes de su generación. Los críticos lo consideran un profundo analista del alma no solo alemana, sino europea.

Su obra más conocida es La Montaña Mágica, aunque la publicación de Buddenbrook determinó en gran parte que recibiera el galardón. (O)