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La mayoría de automotores adaptados son kombis marca volkswagen y furgonetas estadounidenses

Los food truck de Quito se arman al gusto de quienes invierten en ellos

Una decena de food trucks se trasladaron hace unos 15 días al parqueadero del Ministerio de Agricultura.
Una decena de food trucks se trasladaron hace unos 15 días al parqueadero del Ministerio de Agricultura.
miguel jiménez/ el telégrafo
16 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Quito

Algunos son vagones que viajan remolcados por un automotor convencional; otros son vehículos construidos para ser utilizados para la venta de comida en la calle; la mayoría, sin embargo, son carros a los que se les han hecho adaptaciones. Se trata de los food trucks (o gastronetas), negocios móviles de alimentos que llaman la atención y han proliferado en los últimos meses en la ciudad.

La mayoría de los vehículos adaptados son kombis (la versión de furgoneta creada por Volkswagen) y alguna que otra van de origen estadounidense. Varios de sus propietarios dicen que se trata de un negocio paralelo a uno preexistente de la rama de alimentación y que les permite generar presencia e ingresos extra.

Ese es el caso de Dulce Placer, la kombi heladera —como la llaman sus administradores— y que constituye una derivación de los 3 locales fijos que posee la franquicia en la capital: 2 en el valle de Los Chillos y uno en la calle La Ronda.

Al preguntar a los empleados que atienden el food truck si es un buen negocio —tomando en cuenta que atienden de 17:00 a 23:00—, sonríen y aseguran que el 60% de los ingresos que obtienen los ganan durante la noche.

Los venezolanos dicen que llevan aproximadamente 3 meses con el emprendimiento y que, en su caso, la adaptación no fue muy complicada y consistió básicamente en convertir el techo de la kombi en un elemento móvil. Eduardo Jaramillo, en cambio, adaptó un vehículo tipo furgoneta que antes servía como vehículo blindado de transporte de valores.

Lo convirtió en la gastroneta denominada La Lonchera, en donde vende secos, chuletas, menestras, guatitas y otros platos tradicionales ecuatorianos. Comenta que quitó el acero que recubría las paredes del automotor y lo hacía ‘antibalas’ y lo utilizó para crear muebles y utensilios para su uso personal.

Las placas metálicas fueron reemplazadas, como mesones, anaqueles y planchas de cocción, por otras de acero quirúrgico. Manifiesta que este tipo de material tiene la ventaja de que facilita la limpieza y el mantenimiento.

Reconoció, sin embargo, que la inversión requerida es alta. Una plancha de este tipo de acero cuesta alrededor de $ 280 y en su caso —dijo— requirió de 10 de ellas. A dicha inversión ($ 2.800), Jaramillo suma la de la compra del vehículo y otro tipo de adaptaciones requeridas, además del pago de la mano de obra necesaria para realizar los cambios. El empresario calcula que un trabajo de este tipo requiere entre $ 10 mil y $ 15 mil.

Alegría Vásconez, propietaria de Sandwichs Monkey, coincide en la cifra. Ella calcula que ella y su esposo invirtieron cerca de $ 15 mil, hace 4 años, para adaptar la kombi en la que funciona su negocio.

Los emprendedores dicen que las adaptaciones no se realizan en un solo sitio o empresa, sino que cada uno busca al profesional o firma que desea. Según Vásconez, algunos trabajos incluso habrían sido realizados en otras ciudades como Ambato. Por su parte, Jaramillo dice que tiene hermanos que conocen sobre el tema y fueron quienes lo guiaron para que realizara la modificación de la van que adquirió en una subasta de la AGD. (I)

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