Este año, el Ecuador elevó el impuesto a la importación de productos o salvaguardias con el fin de paliar los efectos de la baja del precio del barril de petróleo.

El Gobierno cree que con esta medida compensará la baja de ingresos y aumentará el consumo de productos nacionales. No obstante, la decisión estaría afectando a muchos comerciantes del país puesto que aumenta el costo de productos como electrodomésticos, alimentos, vestimenta y otros.

Otras fuentes, según un documento de la Universidad Católica, señalan que “la imposición de salvaguardias está causando un impacto perjudicial al bienestar de la sociedad ecuatoriana, pese a la exigencia de proteger la balanza de pagos como estrategia gubernamental, ya que con la implementación de restricciones al comercio no se estarían aprovechando las ventajas del comercio”.

En Pomasqui, por ejemplo, muchos comerciantes se quejan por la medida.

Edmundo Bolaños, vendedor de accesorios de celulares, dijo que las salvaguardias afectan no solo a la clase alta sino también a la clase media y que la medida ha reducido sus ventas.

En tanto que Fernando Herrera, comerciante de material eléctrico, señaló que a él no le afecta tanto la elevación de aranceles pues no vende productos importados.

Mientras que Marcia Chiliquinga, dueña de un bazar, aseguró que la medida sí le afecta porque ya no tiene tanta mercadería para ofrecer como antes y esto ha repercutido en su negocio.

Así mismo, Cristina Armas, propietaria de una papelería, criticó la imposición de salvaguardias porque afectan a su negocio. Puso como ejemplo el caso de los lápices para colorear, en el caso nacional —dijo— solo existe la marca Carioca, cuya calidad es mala y genera quejas de los clientes. (I)