Unas 4 mil personas utilizan frecuentemente el esquema de movilidad
Inservibles las unidades del sistema BiciQuito
Son las 12:00 y la estación del sistema municipal de préstamo de bicicletas ubicada en los bajos del edificio que fue la matriz del Banco Central del Ecuador (BCE) está prácticamente vacía.
El único vehículo disponible luce con el asiento virado, lo cual refleja que tiene algún daño y no se lo puede usar.
Veinte metros al sur, en uno de los espacios verdes de la institución, permanecen guardados varios medios de locomoción sin utilizar y también con algún tipo de daño, como problemas en los frenos o falta de aire en las llantas.
Pasan alrededor de 10 minutos y una usuaria llega hasta el punto, ubicado en el ingreso norte al Centro Histórico de Quito, y devuelve una bicicleta a toda prisa.
Transcurren otros 20 minutos y lo único que cambia es que la encargada del punto ha abandonado la caseta en la que se protegía del Sol y ahora está sentada en las gradas del exinstituto emisor. A la funcionaria del sistema BiciQuito parece no preocuparle la situación.
Unas cuadras al norte, en el extremo suroccidental del parque El Ejido, la oferta de vehículos también es escasa: solo 2 bicicletas están disponibles.
La situación se repite en la parada de BiciQuito de la av. Diego de Almagro y Pradera (centro-norte), la oferta de vehículos es totalmente dispar. Hay 6 con desperfectos y ninguna habilitada. Al igual que en el caso del BCE, los daños son ‘menores’ y tienen que ver con desgaste de los cauchos de los frenos y falta de aire en los neumáticos.
Sin embargo, por cuestiones de seguridad, los medios de locomoción permanecen a la espera de que alguno de los mecánicos de BiciQuito pase por el lugar y solucione los problemas.
Jorge Sánchez, uno de los 4.000 socios del sistema que en promedio hacen uso de los vehículos de forma permanente, asegura que esta situación es constante. “Hoy parece que hay poco flujo de usuarios y no existen muchos problemas; pero hay días en los que uno no encuentra bicicletas aunque recorra varias estaciones. A veces, incluso se opta por tomar un bus o un taxi”, se queja el ingeniero en informática de 32 años.
Francisco Toledo, funcionario de la Corporación de Capacitación para la Productividad, aseguró hace un mes a EL TELÉGRAFO que el nivel de daño ha excedido la previsión que tenían al asumir la administración del sistema en enero. “Calculábamos que en 3 meses el 20% de las 6.500 bicicletas habría recibido algún tipo de cuidado, pero la cifra va del 20% al 30%”, dijo.
Según él, los usuarios esporádicos y los turistas son los más descuidados con los vehículos y los entregan dañados o, simplemente, los abandonan en cualquier parte.
No obstante, William Pizarro, otro usuario, no está de acuerdo con estas afirmaciones. Apunta que hasta el año pasado, el servicio era mejor que el que se presta actualmente. (I)