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El evento tiene 23 años de tradición de acuerdo con la Ordenanza Municipal 319

En Pichincha concluye encuentro de culturas

Alrededor de 36 comparsas desfilaron por las principales calles de Lloa en el encuentro cultural de las parroquias rurales de este año. Foto: Mario Egas / El Telégrafo
Alrededor de 36 comparsas desfilaron por las principales calles de Lloa en el encuentro cultural de las parroquias rurales de este año. Foto: Mario Egas / El Telégrafo
31 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Quito

Las delegaciones de las 33 parroquias rurales y 3 comunas ancestrales (Llano Grande, Cocotog, Comuna–Chilibulo–Marcopamba–La Raya) bailaron el sábado pasado al ritmo del saxofón, las trompetas, tambores y platillos en la parroquia más extensa del Distrito Metropolitano de Quito, Lloa, elegida como la sede del XXIII Encuentro de las Culturas de las Parroquias Rurales.

“Nos sentimos orgullosos porque por primera vez se da un evento de esta magnitud en Lloa y creo que no se debe perder porque es interesante conocer las diferentes tradiciones y culturas”, expresó Javier Guzmán, de 24 años, y quien junto a sus compañeros se preparó desde hace 2 meses para ese día.

A partir de las 10:00 las comparsas llegaron al estadio y una a una fueron desfilando frente a las autoridades capitalinas y parroquiales.

Por ejemplo la comitiva de Nayón deleitó a los presentes con el baile de la Marimba, el del payaso y la tradicional entrega de naranjas. Uno de los integrantes, Bryan Pilapaña, del barrio San Francisco de Tanda, se siente orgulloso de representar a su parroquia. “Venimos a representar la elegancia y mostrar lo que tenemos como habitantes de Nayón”, manifestó.   

Cuando llegó el turno de la comuna San José de Cocotog, el público hizo silencio para escuchar con atención el canto del pingullo, pequeña flauta de bambú de origen incaico. Sin embargo, la tranquilidad no es una característica de estas celebraciones, por lo que enseguida los danzantes lanzaron mandarinas y caramelos al público, lo que enloqueció a grandes y pequeños.

Además de la música, los disfraces de gorila, trajes de diablo Huma y bailes tradicionales, la comida también fue parte de este intercambio cultural. Alrededor de 20 puestos de comida se colocaron en los alrededores del estadio.

Fritada, habas con choclo, hornado, papas con caucara, yahuarlocro y pristiños eran parte del menú. En uno de los puestos, Natalia Cumbajin, esperaba a sus clientes con un  caldo de gallina que vendía a $3.

Uno de los asistentes que se disponía a comprar algo de comer era Luis Gaibor, de Nanegalito, parroquia que está a casi 2 horas de Quito. Luis, junto a 18 jóvenes voluntarios, llegó a Lloa para brindar apoyo escolar a los niños de la parroquia y aprovechó para participar del encuentro. “Me parece que todo está muy organizado”, comentó.

Al lado izquierdo del estadio también se encontraban carpas de emprendimientos de las distintas parroquias. Guadalupe Pilatanga y Miguel García de la parroquia Gualea, ubicada al noroccidente de Pichincha, trabajan semanalmente en la producción de caña con la cual elaboran panela, jugo y aguardiente. Asimismo, para esta ocasión, Mercedes Pinsacha, de Cocotog, invitaba a los asistentes a degustar el famoso shawarmishki y el tostado con pepitas de sambo.    

Para la noche la agrupación folclórica Los Kjarkas, encendió la fiesta. En cambio ayer Los 4 del Altiplano, ícono de la música rural ecuatoriana, clausuraron el evento. Allí también se tenía previsto entregar el priostazgo a Pifo para el encuentro Nº 24 del próximo año. (I)

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