El libro evolucionó del uso de piedras hasta internet

Los libros se convirtieron en la principal fuente de difusión del conocimiento desde que Johannes Gutenberg permitió su multiplicación tras crear la imprenta de tipos en el siglo XV. Entre otras cosas, nos permiten conocer hechos ocurridos hace mucho tiempo, tradiciones, conocimientos científicos, además de tener acceso a historias que enriquecen nuestra imaginación.

La escritura es la fuente de la que se nutren los libros y a través de ella, miles de personas de todas las zonas del mundo colocan información para que esta se propague y no desaparezca.
El libro tuvo antecedentes en distintas formas de plasmar las ideas que fueron desarrolladas por innumerables culturas. Al principio trataron de plasmar sus ideas a través de símbolos escritos en piedra, madera, tablillas de arcilla.

En China utilizaban láminas de bambú. La milenaria cultura pasó a utilizar luego seda como fondo y pinceles como instrumento para la escritura. El país asiático también produjo distintos tipos de instrumentos antecesores de los libros: libros giratorios, libros de rollo, libros mariposa, además de diversos grabados en madera.

Egipto fue otra cultura antigua que buscó formas para preservar sus conocimientos. Los habitantes de ese país empezaron utilizando madera, la que luego fue reemplazada por papiro, un material más ligero y más sencillo de llevar. No obstante, sus características lo volvían un material caro.

Los romanos usaban tablas de madera untadas con cera sobre las que se podía escribir y reescribir con el uso de un estilete. En el siglo VII, los árabes aprenden a fabricar papel y gracias a ellos se expanden las obras clásicas.

En la Edad Media europea, el libro dejó de ser un rollo continuo y pasó a ser un conjunto de hojas cosidas, lo que facilitó su manejo. En la actualidad, los avances tecnológicos han hecho que el libro evolucione. Ahora se cuenta con aplicaciones como Kobo, Wattpad, Google Play Books y Kindle, que permiten descargar libros completos en aparatos electrónicos. Aunque este sistema de lectura todavía no se ha universalizado, se encamina a convertirse en la forma más popular de disfrutar de una buena lectura. (I)