Especies y zonas reforestadas del cerro Casitagua, ubicado en la parroquia rural de Pomasqui (noroccidente de Quito), corren peligro por el incendio que se inició el pasado martes.

Un contingente de 200 personas luchan por extinguir las llamas que por factores climáticos, como el fuerte viento y las altas temperaturas, se extienden rápidamente por la vegetación seca.

Esteban Cárdenas, comandante del Cuerpo de Bomberos del Distrito Metropolitano, explicó que además del personal se trabaja con 12 camiones y 4 aeronaves. Pidió además comprensión a la ciudadanía, “este tipo de incendios es muy complejo”.

Cárdenas explicó que el personal no puede ingresar debido a las altas temperaturas que están sobre los 40 grados, “sin considerar la radiación del fuego.”

Paralelamente, se investiga las causas del incendio pero hay probabilidades de que se haya iniciado de forma natural, según las autoridades.

Seguiremos aquí las 24 horas. El levantamiento de la superficie afectada se realizará una vez que se extingan las llamas, insistió Cárdenas.

Al momento, el agua que se descarga sobre las llamas proviene de un reservorio ubicado al final de las avenidas Simón Bolívar y Córdova Galarza. Ahí se estableció un helipuerto como base para las operaciones aéreas.

El alcalde de Quito, Jorge Yunda, coordina con otras autoridades las acciones para mitigar las llamas. Se informó que Cuerpos de Bomberos de Ibarra, Latacunga y Santo Domingo se encuentran activados para prestar su contingente en caso de ser necesario. Hasta el cierre de esta edición se confirmó que no existen víctimas humanas.

Moradores preocupados
Maggie Morales, habitante del barrio Santa Clara Alta, muy cerca de la zona del incendio, afirma que se dio aviso a las autoridades respecto a las llamas, la madrugada del martes.

Ella y otros pobladores aseguran que a las 04:50 se alertó al Servicio Integrado de Seguridad ECU-911 sobre un conato de incendio en la antena de Santa Teresita, lugar donde, a su criterio, se inició el incendio.

Los bomberos recomendaron a la población de este barrio que se cubra boca y nariz para evitar respirar el humo, en especial a niños, personas de la tercera edad y otra población vulnerable que se encuentre en las zonas de influencia.

Hace 20 años se reforestó
Bolívar Pazmiño y Xavier Mero son exalumnos del Colegio Técnico Salesiano Don Bosco. Para ellos las llamas que consumen la vegetación del cerro Casitagua destruyen parte del trabajo que realizaron en sus años de colegio.

En 1997, los alumnos de los quintos cursos de bachillerato, para omitir el examen de grado oral, debían efectuar una actividad en beneficio de la comunidad.

Xavier y Bolívar optaron por la reforestación, un trabajo físico cansado pero que les trae gratos recuerdos.

“Tocaba caminar aproximadamente media hora desde la avenida Córdoba Galarza hasta el lugar donde estaban las herramientas, los galones de agua y los arbolitos que tocaba subir -dos horas más- monte arriba”, cuenta Bolívar, ingeniero mecánico de 38 años.

“En estos tres últimos años yo veía que ya había bastantes arbolitos y pensaba ¡Qué chévere! Ya ha dado frutos lo que sembré. Me sentía muy orgulloso por mi aporte cuando era joven”, cuenta Xavier Mero, ingeniero en telecomunicaciones de 39 años.

A Bolívar, en sus años de colegio, le gustaba pensar en cómo una persona, o algún animalito propio del lugar, podría cobijarse a la sombra de uno de los árboles que plantó. En los últimos años, siempre que pasaba por el lugar, se tomaba el tiempo de escudriñar con la vista en el área, para confirmar el crecimiento de -lo que él cree- eran acacias o molles.

Xavier, por su parte lamenta, no solo la pérdida de su legado en la montaña, sino también el tiempo que le tomará a este espacio natural recobrarse de las llamas.

“Yo creo que deberán pasar unos 30 años para que el cerro vuelva a las condiciones en las que se encontraba”, finaliza con nostalgia Xavier.

Hasta el cierre de esta edición las llamas no habían sido controladas. (I)