La inmensa mayoría del país está de acuerdo en que el Consejo de Participación Ciudadana desaparezca. ¿Cómo? No solo del Consejo, sino de la Función de Transparencia y Control Social. Solo se puede cambiar con un complicado proceso de reforma de la Constitución. Eso implica una consulta popular para reformar 130 artículos de la Carta Política.

Es una cirugía mayor que modificaría toda la estructura orgánica de la Constitución. Es posible, pero tiene dificultades: la extensión de la reforma y aún así no quedaría bien porque se desmontan cinco poderes del Estado, cuando en el resto del mundo solo hay tres. Se debe terminar con esa copia de Correa a los venezolanos. Y volver a las tres funciones que siempre tuvo Ecuador.

Para ello, hay que convocar a una Asamblea Constituyente que pondría nueva estructura en la parte orgánica de la Constitución. Esa es la solución más completa a largo plazo. Pero no puede convocarse ahora mismo porque necesita preparación. Si Correa cree que su Carta Política es buena no debería plantear una Constituyente.

Pero lo hace por oportunismo, porque así siembra el caos. La Constituyente requiere procesos y acuerdos nacionales. Lo inmediato es cambiar las funciones del Consejo con una reforma parlamentaria. Pero esa enmienda sería un gran esfuerzo y poco resultado porque se mantendría este engendro que debe desaparecer y tomaría 14 meses.

Sin embargo, hay una forma radical de reemplazar este Consejo: establecer el Senado en la Legislatura, como se tiene en la mayoría de los países del mundo. Es electo por provincia y hay un voto deliberativo. Hay que seguir en la lucha porque se suprima el Consejo de Participación, confisca la representación de la sociedad y la estatiza. (O)