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Ecuador, 29 de Noviembre de 2024
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El Telégrafo
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La vida: un aprendizaje

La pregunta que permite comprender a la película anime japonesa, Mirai, mi pequeña hermana (2018) de Mamoru Hosoda, se puede esbozar de la siguiente manera: ¿cómo aprende un niño a aceptar a su hermana, una bebé, cuando él era el “rey” de la casa?

La pregunta es sencilla y Mirai, mi pequeña hermana la responde evidenciando ciertos aspectos de la vida contemporánea. El hecho básico es que cuando nace un bebé, naturalmente el hermano o hermana mayor sentirá celos: ha sido desplazado en la atención que los padres le tenían, por lo cual puede armar un tremendo problema. La película se encarga de mostrar esta situación que para muchos puede pasar por un berrinche, para otros incluso puede ser grotesco. Hosoda representa cómo un hogar sufre una nueva transformación ante la llegada de un nuevo miembro, la cual es sentida a veces traumáticamente por el primer hijo o hija. Lo interesante es que el director nos hace conscientes de que el cambio de situación implica un camino de aprendizaje sin manual de por medio. La vida es un constante aprendizaje y Mirai, mi pequeña hermana testimonia que tal aprendizaje, que supone ir paso a paso hacia la madurez, comienza con la niñez.

Mirai, mi pequeña hermana está narrada desde el punto de vista del primogénito y eso es, desde ya, un trabajo de enorme comprensión de la sicología del infante. Hosoda hace una disección del carácter de su personaje hasta confrontarlo. En esa confrontación también aparece el espíritu del futuro trasuntado con la imagen de la bebé que, en el plano del inconsciente, debe hacer comprender aquel camino de aprendizaje. La película, en este sentido, pasa del nivel realista al surrealista, lo que le confiere un valor poético enorme. Cuando el niño aprende a ver su hermana ya adolescente, experimenta el deseo de futuro, fundamento de todo crecimiento personal. Hosoda, en este sentido, hace de su filme un trabajo didáctico, usando las imágenes poéticas.

Y hay algo más que es clave en Mirai, mi pequeña hermana: el cambio de los modelos de vida en la familia. El padre y la madre trabajan, pero es el padre quien debe cuidar al niño, toda vez que es arquitecto y su labor la desempeña en casa. Lo expuesto por Hosoda es que en la sociedad actual los padres responsables hacen las labores de la madre. La película es un digno ejemplo de cómo la familia contemporánea se desenvuelve, enfrentando lo cotidiano con humildad y tesón. La vida se aprende. (O)

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