Relevo en al menos 15 de las 23 prefecturas
Hoy es el final de los más antiguos liderazgos provinciales que reinaron en la política nacional en los últimos años. En total, 15 de los 23 prefectos no podrán reelegirse y deberán dar paso a los ganadores de esta jornada electoral.
Esto ocurrió luego de que entrara en vigencia el mandato popular de febrero de 2018, el cual abolió la posibilidad de postularse indefinidamente a un cargo.
De ellos, uno de los más representativos es Mariano Zambrano en la provincia de Manabí. Llegó a la prefectura en 2005, en reemplazo de
Humberto Guillén. Desde entonces no se ha separado del cargo, pese a que en este año afrontó el pedido de la Contraloría General para separarlo del gobierno provincial. Sin embargo, Zambrano cumplirá 14 años en funciones.
En esta lista también está Gustavo Baroja, prefecto de Pichincha. Ocupó por primera ocasión ese puesto en 2006, en reemplazo de Ramiro González, quien entonces apuntaba a la Presidencia de la República y que hoy es prófugo de la justicia.
En 2007, Baroja se acercó al movimiento Alianza PAIS y dos años más tarde se postuló a las elecciones seccionales por esa organización. Desde ese año, parecía invencible en las urnas, pero también lo alcanzó el referéndum de 2018.
Para Marlon Orbea, consultor y estratega político, a pesar de que el espíritu de la consulta popular buscaba una renovación de la política de Ecuador, los resultados no fueron los esperados.
“Vivimos aún los últimos cartuchos de la leva de políticos tradicionales, pero estamos en un momento de transición del relevo generacional y de la apropiación de las mujeres en la política”.
Su hipótesis se verifica en la lista de candidatos que aspiran a llegar a las prefecturas a escala nacional. De ellos, el mayor porcentaje es de políticos que han estado en vigencia en los últimos 10 años.
“Existen nuevos cuadros, pero para consolidarlos deberán transcurrir algunos años”, explicó Orbea.
Será una renovación, pero con rostros ya conocidos
El cambió no caló en los partidos y movimientos políticos del país. Ellos escogieron a rostros conocidos para pelear por las prefecturas. El perfil que más se repite es del político con experiencia.
Por ejemplo, encontramos casos de aspirantes que antes fueron autoridades provinciales o locales. También están quienes dejaron sus curules en la Asamblea para apostar por el gobierno provincial.
¿Por qué los partidos no arriesgaron por nuevos cuadros? Para Harry Darquea, analista político, en Ecuador aún existen vestigios del cacicazgo político o, dicho en otras palabras, de personas que se acostumbraron al poder por mucho tiempo y no están dispuestas a dejarlo.
Es por eso que 8 de los actuales prefectos, a quienes no les tocaron con el cambio de la consulta popular, quieren repetir en su cargo. Eso ocurre en Carchi, Imbabura, El Oro, Cotopaxi, Pastaza, Sucumbíos, Bolívar y Loja.
En otro grupo se encuentran los prefectos que luego de la vigencia de la consulta popular de 2018 dejaron sus puestos para candidatizarse a otra dignidad. Así ocurrió en las provincias de Guayas, Santa Elena, Santo Domingo de los Tsáchilas, Azuay, Orellana y Esmeraldas.
Los partidos políticos también optaron por los personajes públicos: futbolistas, periodistas y activistas sociales. Ellos tienen la característica de no ser parte de procesos de formación en cada movimiento y, por lo tanto, son una apuesta para mantenerse en el mapa electoral del país.
En estas votaciones, 8 partidos políticos nacionales y 16 agrupaciones provinciales llegan con tarjeta amarilla. Estas organizaciones deberán conseguir el apoyo popular, si no desaparecerán de los registros del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El artículo 327 de la Ley Orgánica Electoral recalca que para mantenerse en vigencia los movimientos políticos deben conseguir por lo menos el 4% de los votos válidos en dos elecciones pluripersonales consecutivas o tener tres representantes en la Asamblea Nacional.
Ante esta alerta, los partidos optaron por sus cuadros tradicionales o figuras conocidas para tratar de captar el respaldo en las votaciones.
El registro de candidatos marcó un récord, pero también apatía
Las elecciones de hoy tienen otra característica inusual y es el número de candidatos que se registraron en el Consejo Nacional Electoral.
Los aspirantes a dirigir los gobiernos provinciales no podían ser la excepción. Por primera vez en la historia, los habitantes de Santa Elena deberán escoger entre 20 candidatos. En Guayas hay 19 aspirantes. Mientras que en Pichincha están 18 candidatos y en Manabí 15.
El número de candidatos no solo trajo problemas para la organización de los comicios de este día, también afectó en la difusión de las propuestas y programas de trabajo de los movimientos políticos a escala nacional.
Para el analista político Harry Darquea, el excesivo número de aspirantes también marcó la apatía que se vivió durante esta campaña. Ese problema repercutió -según el analista- en la indecisión que marcaron hasta los últimos días de este proceso de sufragio.
Las leyes electorales son cómplices de esta especie de “tsunami de candidatos”. La normativa permite la creación de movimientos locales, provinciales y regionales que buscan un espacio en la política.
Esto se evidencia en el número de alianzas registradas para obtener una prefectura. Eso se vive en Chimborazo, donde existen cuatro alianzas de tres o cuatro partidos y movimientos políticos.
Lo mismo sucede con fuerza en la región amazónica y en la Sierra Centro. Sin embargo, sin el respaldo de movimientos tradicionales, los resultados de esas alianzas son pocos efectivos.
La otra cara de la medalla del excesivo número de candidatos se vivió en la provincia de Carchi. En ella se registraron tres postulantes, entre ellos el prefecto que busca mantenerse en ese cargo.
Esto no es una novedad en la provincia de la frontera norte, en las elecciones seccionales de 2014 se registraron solo dos postulantes. En esa ocasión también fue la provincia con menos candidatos inscritos. (I)