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Los ciudadanos actúan como periodistas pero no cumplen con verificar los datos que difunden

Las redes sociales, una ventana donde el usuario es responsable de informar o linchar

Las redes sociales, una ventana donde el usuario es responsable de informar o linchar
28 de junio de 2015 - 00:00 - Redacción Política

El 19 de diciembre de 2011, el mundo se conmovió con las imágenes de Egipto, durante una revuelta contra el gobierno de Hosni Mubarak. Era una fotografía en la que se observa a una mujer con el rostro tapado por un velo pero su torso semidescubierto que era brutalmente golpeada por uniformados.

Curiosamente, 2 años después la misma fotografía apareció en redes sociales de Venezuela, señalando que se trataba de una aparente represión en el país caribeño. Nuevamente la imagen fue utilizada el pasado 12 de junio, señalando que eso ocurrió en una manifestación en Galápagos, en Ecuador. La misma mujer agredida y los mismos uniformados pero en 3 países diferentes.

Hace 8 días, decenas de cibernautas en el país soltaron las alarmas al publicarse en redes sociales la foto de un letrero del supermercado Gran Aki, con la leyenda: “Estimados clientes: estos productos son para consumo familiar y solo se vende 2 productos por cuenta”.

Los comentarios afirmaban que había un supuesto desabastecimiento de productos, por lo que la Corporación La Favorita, propietaria de la cadena de esta red de supermercados, aclaró que era una promoción, pero que “de forma equivocada y mal intencionada” en las redes sociales se comentaba de algo que no ocurre e invitó a la ciudadanía a constatar el normal abastecimiento de sus perchas.

Son apenas 2 casos de cómo las redes sociales, herramienta tecnológica para la comunicación del siglo XXI, pueden volverse contraproducentes, cuando no son utilizadas de una manera responsable.

Hace pocos días el escritor italiano Umberto Eco causó reacciones de toda índole al afirmar que “las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”. Pero el pasado 6 de junio, el periodista mexicano de CNN, Fernando del Rincón, estuvo en Guayaquil, como conferencista principal de un evento organizado por la Federación Inrteramericana Empresarial (FIE), que preside Joyce de Ginatta.

El acto se reailzó en el hotel Hilton Colon y allí,  Del Rincón afirmó “el último frente de su libre expresión, aquí, en Venezuela y en México, son las redes sociales, si ya se les hizo muy tarde para defender a la prensa escrita, si ya se les hizo muy tarde para defender sus derechos a informar y estar informado si ya se les hizo tarde para defender a la televisión, que no les arrebaten ese último espacio”.

Pero ¿hasta qué punto lo que se ve y lee en redes sociales es confiable? Cristian Espinosa, analista de redes sociales, dice que la situación ha llegado a un punto en que es difícil distinguir entre lo que es ruido e información útil, producido por un problema que no aprendieron muchos usuarios y que hasta hace poco era propio de los periodistas: verificar los datos.

“En el momento que las personas pueden publicar, se convierten en un medio y tienen que asumir la responsabilidad de verificar la información antes de compartirla, de ser responsables en sus muros y eso lamentablemente no ha pasado”, admite.

Incluso va más allá, al señalar que ahora hasta se publica en caliente. “La gente hala el gatillo de sus redes para linchar a cualquier persona y después averiguar si es verdad o no. Estamos viviendo como una cacería de brujas digital”.

Por eso, agrega,  es fácil viralizar un rumor porque la gente primero comparte y después verifica, entonces se cae en la trampa de los rumores, las fotografías y noticias falsas. Los usuarios, remarca Espinosa,  deben tener en cuenta que no por muy compartida una noticia esta tiene que ser real y no porque quien lo publica una fuente cercana como un amigo significa que sea siempre veraz.

El consejo es ser crítico con lo que se comparte y siempre preguntar cuál es la fuente y verificar si la información es veraz.

Pero advierte otro problema: “hay estudios que circulan en internet supuestamente basados en sitios o fuentes a donde uno va a verificar y comprueba que nunca existieron o tal estudio no existe, hay artículos que utilizan logos de empresas que se disfrazan y provocan caos”, por tal razón la gente tiene que emprender en una especie de alfabetización digital.

Espacio para la desinformación

Para Rommel  Jurado, catedrático universitario, así como las redes sociales son una fuente de debate e intercambio de opinión, también abarca aspectos negativos como la agresión, la exclusión, la mentira, el dato no corroborado, el desconocimiento y la desinformación.

Por eso, hace pocos meses, tanto Facebook comoInstagram implementaron reglas para la publicación de mensajes y fotografías, para evitar aquellos que promuevan la violencia, el racismo, la xenofobia, de connotación sexual, entre otros.

Pero también el usuario debe tener su parte de responsabilidad, no solo al emitir sino al recibir una información. Una alternativa, a criterio de Jurado, es que pueden acudir a medios de comunicación más serios o instituciones oficiales, porque se debe saber que en las redes hay información de pésima calidad y poco sustento que a veces supera a la información verificada.

Por eso es crítico con esta clase de información. “Cuando la comunicación se hace para asustar o agitar se usan códigos o imágenes para beneficiar intereses mezquinos o egoístas, eso es ilegítimo porque distorsiona los mensajes con fines particulares, por eso debe haber una cultura de razonamiento”. Y en épocas de turbulencias políticas ese fenómeno aumenta. (I)

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