Gabriela rivadeneira expuso los cambios logrados en ecuador
Intelectuales llaman a poner límites al capital
Intelectuales, políticos y dirigentes sociales de 17 países de América y Europa, reunidos durante 3 días en Buenos Aires, unieron sus voces para expresar su compromiso “público y mundial con las luchas sociales y políticas” con el objetivo de “construir un destino mejor para nuestros pueblos”.
Este pensamiento común quedó reflejado en el documento final del foro Emancipación e Igualdad que se llevó a cabo entre el jueves y el sábado en el teatro Cervantes, en la capital argentina, organizado por el ministerio de Cultura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El documento reflejó que “estamos viviendo una época histórica en la que se cruzan experiencias políticas que iniciaron en los últimos años una profunda revisión crítica de la hegemonía neoliberal” y destacó “un aire fresco de renovación, aquí y allá, que intenta recuperar las tradiciones emancipatorias e igualitaristas, abriendo líneas de diálogo entre las dos márgenes del Atlántico”.
Y agregó: “Latinoamérica, por un lado, con los gobiernos populares y progresistas que comenzó su camino a principios de siglo, tuvo uno de sus momentos clave hace una década, cuando 4 presidentes de América del Sur se dieron la mano para decirle no al atropello de quienes pregonan el libre comercio mientras protegen con furia a un puñado de corporaciones y saquean las soberanías nacionales. Allí comenzó un ciclo político que todavía desafía el tiempo, contra viento y marea”.
El foro debatió alternativas al neoliberalismo en distintas mesas redondas en las que participaron, entre muchos otros, el lingüista estadounidense Noam Chomsky; el teólogo brasileño Leonardo Boff; el filósofo italiano Gianni Vattimo, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera y el dirigente político mexicano Cuauhtémoc Cárdenas.
El documento reivindicó “la política y los partidos políticos, sindicatos, poderes comunales y otras organizaciones populares, sociales y ciudadanas de cada país y de cada región, como el ámbito y los canales primordiales que fundan una democracia participativa universal, única garantía para la expresión cabal y representativa de los derechos y la voluntad de miles de millones de ciudadanos anónimos”.
Además, repudió “enérgicamente los intentos destituyentes por parte de los países poderosos, asociados a empresas multinacionales y a grandes medios de comunicación, que cotidianamente horadan la legitimidad tanto de los gobiernos populares y progresistas de América Latina como de los nuevos movimientos políticos y gobiernos transformadores que proponen el cambio social en Europa”.
El documento llamó a “establecer límites eficaces frente al poder infinito del capital financiero, los fondos buitres y las instituciones de crédito dominadas por las grandes potencias, a través de mecanismos multilaterales de negociación que respeten las soberanías nacionales, expresen la igualdad de posibilidades de los pueblos y garanticen tratos justos, igualitarios y sustentables que no provoquen el ahogo presupuestario y la consecuente exclusión social de millones de personas.
También exhortó a “generar formas económicas de producción cooperativas, autogestionadas, solidarias y sustentables, que promuevan una mejor distribución de la renta; mecanismos de coparticipación obrera y empresaria en las ganancias, sistemas regulados de paritarias libres entre el capital y el trabajo, protección social pública para jubilados y desempleados, así como el estímulo de una explotación de la tierra y los recursos naturales que respete tanto la soberanía y el desarrollo económico de los países como su carácter no renovable”.
También pidió “defender por todos los medios políticos, institucionales y académicos la soberanía política, cultural y económica de todos y cada uno de los pueblos latinoamericanos y europeos que luchan por su dignidad, promoviendo espacios de encuentro entre los representantes legítimos de los estudiantes, los trabajadores, los movimientos sociales, los colectivos en favor de los derechos de la mujer, los pueblos originarios, la diversidad sexual, y de todas aquellas organizaciones que enfrentan a los poderes dominantes en defensa y ampliación de sus derechos sociales y políticos.
Finalmente, realizó “una crítica abierta y permanente del contenido y del régimen de propiedad de los medios masivos de comunicación que, en el presente, se han convertido en redes globales de desinformación, difamación pública y tergiversación de toda temática”.
En el foro también participó la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, quien hizo un repaso al proceso de transformación que vive Ecuador y convocó a los jóvenes del continente a defender los procesos de integración.
“En 2008 hicimos la Constitución de Montecristi en la tierra de Eloy Alfaro, con conceptos absolutamente radicales y apegados a una transformación no únicamente de políticas u ofertas de campaña, sino por la estructuración total de un sistema, porque teníamos que erradicar esa normativa que estaba implementada del capital por sobre el ser humano”, señaló. “Ahora vemos la necesidad de reivindicar y crear y unirnos ante nuevos mecanismos de derechos humanos con visión desde nuestros países, con visión soberana de nuestras decisiones”, acotó.