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Fortalecer las células barriales para conocer las problemáticas es la propuesta local

Guangopolo celebra que su escuela Velasco Ibarra tenga bachillerato

Alrededor de 100 habitantes se dieron cita el último sábado en la Junta Parroquial de Guangopolo, donde se efectuó el diálogo nacional que duró más de 2 horas. Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
Alrededor de 100 habitantes se dieron cita el último sábado en la Junta Parroquial de Guangopolo, donde se efectuó el diálogo nacional que duró más de 2 horas. Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
27 de julio de 2015 - 00:00 - Redacción Política

“¿Será que llega más gente?, sí esperemos un poquito más, lo que pasa es que hay un matrimonio y como todos son familia aquí, están en esos ajetreos...”, comentan los presentes, mientras las sonrisas se dibujan en sus rostros, al igual que en el de la asambleísta María Augusta Calle.

Es sábado y los pobladores de Guangopolo y representantes de Alianza País (AP) están convocados a la Junta Parroquial para ser parte del diálogo nacional sobre equidad y justicia que impulsa el Gobierno ecuatoriano.

El espacio está sumamente iluminado y abrigado. Las paredes amarillas se encienden aún más por los calurosos rayos solares que ingresan a través de las amplias ventanas, pese a que ya el reloj marcaba más de las 17:00.

El ambiente cálido se apacigua con los acordes de los boleros que se escuchan en la sala. Los Visconti y Los Antares tienen un pequeño espacio mientras se inicia el diálogo.

Minutos atrás la música ochentera marcó la pauta en la conversación de los primeros asistentes, mientras llenaban un registro con sus datos.

Los sonidos se pierden por completo e inicia el evento. Es necesario reacomodar las bancas para no complicarse con la presencia de los fulminantes rayos solares.

La asambleísta Calle, quien representa a las parroquias rurales de Pichincha, entre ellas precisamente Guangopolo, toma la palabra; y con una explicación didáctica inicia su intervención sobre los proyectos de ley de herencias y de plusvalía, que tanto revuelo ha generado en los últimos días en cierto sector de clase alta y de la oposición política.

Ella compara al Gobierno con la edificación de una casa. “Quisimos comenzar a equiparla con lo necesario a través de las leyes. Sin embargo, en el camino vimos que habían filtraciones (errores) y eso queremos corregir con nuevas normativas y, sobre todo, escuchando sus inquietudes”, reitera.

Aclara que la Ley de Herencias no busca recaudar impuestos, sino, ante todo, trata de que quienes reciben un pequeño patrimonio de los padres no paguen como lo hacen hoy con la actual normativa.

“Creemos también que los grandes patrimonios deben quedarse en el país generando fuentes de empleo, en lugar de sacarlos al exterior sin cancelar nada cuando fueron los ciudadanos, con su trabajo, quienes ayudaron a construir esos capitales”, apuntaló.

También puntualiza en qué casos y quiénes deben pagar por la plusvalía. Lo hace con ejemplos y a través de la calculadora del SRI.

Y aunque los asistentes ponen atención a esas explicaciones, se evidencia que en ellos la preocupación es otra. Dos jóvenes comentan la inquietud sobre la escuela Velasco Ibarra, la única del sector que solo cuenta con oferta hasta décimo de Educación Básica General.

La mente de los presentes está en eso y enseguida uno alza la mano para expresarlo. “Nuestros jóvenes tienen que salir de aquí a otras parroquias y hasta Quito para poder estudiar, eso nos demanda mucho dinero que no tenemos. Queremos que ellos estudien aquí para que estén cerca de la familia”. Todos mueven sus cabezas en tono afirmativo y lo refuerzan con las palmas que al unísono aplauden.

“Necesitamos ese bachillerato, incluso, para que nuestros hijos enseguida puedan emplearse en mecánica, cerrajería y ayudar a la economía familiar que como todos sabemos aquí es complicada”, puntualiza otro habitante.

La respuesta a esa inquietud, que ya había sido trasmitida anteriormente por el presidente de la Junta Parroquial, Marco Cumanicho, a representantes del Gobierno, ya la tiene lista Wilson Ortega, viceministro de Educación que acudió a este primer diálogo.

Tras reseñar los cambios desarrollados por el Gobierno en materia escolar, les dio la noticia que esperaban. “Desde septiembre de este año, cuando inicie el régimen Sierra y Amazonía 2015-2016, la escuela Velasco Ibarra será unidad educativa y ofertará el bachillerato técnico. Ya está aprobado ese aspecto que permitirá que no haya más deserción por lejanía de la institución al domicilio del estudiante”, afirmó.

La alegría estalló en los presentes al igual que el suspiro de ver cristalizado un viejo anhelo. “Al fin nuestros hijos podrán concluir la secundaria en aquí en Guangopolo”.

Además, quienes no han concluido el bachillerato pueden inscribirse y hacerlo en horario nocturno en la escuela Abelardo Flores de la parroquia Conocoto.

Para ello se deben inscribir, sin importar la edad, en el distrito correspondiente, con tan solo la cédula de identidad.

La otra preocupación que exteriorizaron los habitantes de esta parroquia fue la ausencia, en ciertos sectores como Sorialoma, en la comuna Rosapamba, de agua potable y alcantarillado, obras que de las que se supone les corresponde dotar a los gobiernos locales.

“Vivimos en plena Intervalles y no tenemos estos servicios básicos que un ser humano requiere para poder desarrollarse con salud”, refirieron.

Ante ello, los representantes de AP, entre los que estaba la concejala Susana Castañeda, aclarararon que direccionarán ese pedido al Municipio de Quito.

Los presentes dijeron que guardan la esperanza de que exista solución a ese problema, e igualmente piden mayor control a la venta ilegal de estas tierras comunales que -según la ley- son inalienables, inembargables e indivisibles.

“Nosotros hemos defendido por años estas tierras que son de la comunidad, pero vemos cómo algunas tienen propietarios y las están vendiendo. Queremos que eso se frene porque no es justo”, piden, mientras la asambleísta mueve su cabeza reafirmando esa realidad que le expresan y que ella dice conocerla.

“Este problema están viviendo en muchos lugares de Pichincha. En Píntag, por ejemplo, se vendieron terrenos agrícolas para hacer urbanizaciones, eso nos puede poner en riesgo incluso para la producción de los alimentos”, acotó Calle.

En Guangopolo existe además la comuna ancestral Toglla, que atraviesa una serie de problemas relacionados con la propiedad de la tierra desde hace muchos años y que no han logrado solucionarse.

“Este es un caso particular sobre el cual tendremos una reunión específica con abogados para que puedan explicar cómo está el proceso”, dijo Calle, a quien alrededor de 100 personas presentes le agradecieron por tomar nota de sus inquietudes. (I)

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