Punto de vista
Del canje humanitario al fin del bloqueo
Finalmente sucedió: Estados Unidos y Cuba llegaron a un acuerdo humanitario que permitió la liberación del excontratista de la Usaid, Alan Gross, y de tres de ‘Los Cinco’ cubanos, presos desde hace 15 años en cárceles norteamericanas bajo la acusación de espionaje. De acuerdo a la agencia AFP, el Papa Francisco jugó un rol importante en el avance de estas negociaciones. ¿Qué puede esperarse luego de esta relevante decisión de los gobiernos de Castro y Obama? ¿Se abre un momento de mayor flexibilidad y diálogo entre ambas administraciones, para avanzar en temas aún pendientes?
La noticia puede significar un vuelco total en la relación entre ambos países, distante desde la llegada al gobierno de la Revolución Cubana: fue en aquellos años cuando EE.UU. anunció un bloque comercial y financiero que aún persiste sobre la isla, ocasionándole millonarias pérdidas por no poder colocar sus productos en el mercado norteamericano. Luego, el caso de ‘Los Cinco’ –como se ha conocido durante estos años a este grupo de cubanos presos en Estados Unidos, infiltrados en las organizaciones anticastristas de Miami– y la detención de Alan Gross –cinco años atrás– aumentaron la tensión entre ambos gobiernos, con modelos políticos, económicos y sociales muy distantes en las últimas décadas.
Sin embargo, en los últimos años la comunidad internacional y los propios medios de comunicación de EE.UU. advirtieron a la administración de Obama que un cambio en la política en relación a Cuba era necesario. Las contundentes votaciones en la ONU contra el bloqueo, y los editoriales pidiendo el fin de esta política por parte de un medio influyente en la opinión pública norteamericana, como The New York Times, fueron momentos destacados de un pedido generalizado: el cambio en las relaciones entre ambos países, y la exigencia de una normalización que dé cuenta de los nuevos tiempos.
Este desenlace no es casual: Cuba ya había desarmado cierto aislamiento internacional poscaída de la URSS. Con la emergencia y la aparición de nuevos gobiernos en el continente, pudo participar en instancias como el ALBA y la Celac, primer organismo verdaderamente continental sin EE.UU. –donde este año ofició de anfitrión, durante la reunión de enero en La Habana–. Con ese andamiaje institucional renovado, forzó a Estados Unidos a este momento, que si bien beneficia a ambos, deja más satisfecho a Castro, su gobierno, y el propio pueblo cubano, quien hizo de la causa de ‘Los Cinco’ un emblema nacional.
Con la liberación de Gross, Guerrero, Hernández y Labañino se despejan importantes puntos conflictivos en la relación Cuba-EE.UU. Sin embargo, aún queda el paso más importante luego de esta relevante noticia: el cambio en relación a la política comercial sobre la isla, intacto desde hace más de cinco décadas. ¿Se podrá avanzar ahora en una relación diplomática madura que pueda poner cierre al bloque comercial y financiero sobre la isla, luego de que Cuba instaurara una apertura económica durante los últimos dos años? Es la pregunta que, a esta hora, se realizan analistas políticos de todo el mundo, aún a sabiendas de las horas históricas que se viven luego del acuerdo. Obama manifestó su interés de que el Congreso norteamericano discuta este punto.
Sin duda este primer paso constituye un buen punto de partida para avanzar en una primera ronda de diálogos entre ambas administraciones que pueda poner este punto en la agenda, y de esta forma avanzar en una normalización final de las relaciones.