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Domoulin, primer líder de un Giro de Italia sin favorito claro

Domoulin, primer líder de un Giro de Italia sin favorito claro
Foto: AFP
07 de mayo de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

El Giro de Italia que comenzó ayer en la localidad holandesa de Apeldoorn con una contrarreloj de apenas 10 kilómetros ganada por Tom Domoulin es una prueba ciclística mayúscula. La más bella. La que se corre en el inestable mes de mayo europeo, donde lo mismo nieva un día que al siguiente abrasa el sol. Es la gran vuelta de la primavera en la que todos los colores de la naturaleza parecen reunirse en un país como Italia que es un museo sin techo.

El italiano Vicenzo Nibali es -lo dicen todos- el favorito de esta edición. No hay en la salida un dorsal de su tamaño. El “tiburón siciliano” ha ganado el Tour, el Giro y la Vuelta. Y este año quiere repetir en la gran carrera de su patria. Cuando le preguntaban ayer por sus posibles rivales, el ciclista del Astana sonrió como hacen los niños traviesos y respondió: “Habrá que tener un ojo puesto en Landa... y el otro en los demás”.

Landa es el vasco Mikel Landa, líder en Italia del mejor equipo del mundo, el Sky de Chris Froome. Los “demás” son el primer líder de la ronda, Tom Dumoulin; el polaco Rafal Majka, el ruso Ilnur Zakarin y dos colombianos que aspiran a volar alto en las cumbres dolomíticas como Esteban Chaves y Rigoberto Urán. Y, claro, también el español Alejandro Valverde, que con 36 años pisa por primera vez el Giro y lo hace, avisa, “para ganarlo”. Pero es Landa el que más preocupa al siciliano. Lo ha visto crecer, desarrollarse y explotar durante las dos temporadas que coincidieron en el Astana. “No me sorprendió lo que hizo el año pasado en el Giro. Acabó tercero tras Alberto Contador y Fabio Aru, y se llevó dos etapas aunque pudo ganar alguna más. Mikel es el joven que más ha progresado”, elogia el gran favorito.

Pero Landa es un estado de ánimo. Hace nada, en abril, se ahogó en la primera etapa de la Vuelta al País Vasco aunque luego ganó el Giro del Trentino enfrentado en soledad contra todo el Astana. Mostró una fortaleza indestructible, algo imprescindible para llevar los galones de capitán en el Sky, el equipo de Wiggins y de Froome. Y desde ayer, también de Mikel Landa. “Me siento un privilegiado por ser el líder de una escuadra así”, agradeció ayer el escalador vasco que asegura no estar todavía a su mejor nivel. Es su don de guerrillero. Como Marco Pantani, su ídolo infantil. En el Giro irá de menos a más. Como la orografía de estas 21 etapas.

Comienza la corsa rosa en horizontal, con tres etapas planas en Holanda. Ahí, la dificultad no se ve porque será el viento. El primer final en alto espera a los ciclistas el sexto día, en Rocarasso, una montaña larga y suave. El ‘sterrato’, las carreteras de tierra a las que son tan aficionados los italianos, pondrán nerviosa la octava etapa. Y después llegará la contrarreloj de Chieti, 40 interminables kilómetros que servirán para desenmascarar a los verdaderos aspirantes al triunfo.

En un Giro sin tanta montaña como en años precedentes, escaladores como Chaves o el propio Landa tendrán que esperar a la segunda semana con la llegada a Sestola y a la etapa reina del 21 de mayo que atravesará el corazón de los Dolomitas, con 6 colosos encadenados y el final en Corvara Alta Badia, un paraíso terrenal. La cronoescalada de la etapa 15 a Alpe di Siusi, casi 11 kilómetros al 9% de desnivel, será el remate pero no el final.

Quien haya sobrevivido a semejante castigo se verá las caras con el Agnello y Risoul, dos montañas escalofriantes a cero grados centígrados; y con la Bonette y el colle della Lombarda, el día previo a la conclusión del suplicio rosa por las calles de Turín el 29 de mayo.

Hay más. Esta edición del Giro rinde tributo a Gino Bartali, uno de los ciclistas más grandes de todos los tiempos, que falleció hace exactamente 16 años, un 5 de mayo de 2000. Ganador de 3 Giros y dos Tour fue un ídolo eterno para el público italiano. Bautizado como “el ciclista piadoso” por su generosidad y enorme fortaleza, Bartali fue el héroe que mantuvo en secreto su ayuda a cientos de judíos durante la II Guerra Mundial. Pese a todo fue tildado de falangista mientras rivalizaba con el “comunista” Fausto Coppi.

Su talento fue tan extraordinario que ganó dos de sus tres Giros con una década de diferencia, algo impensable, y una guerra en medio. Pese a ese currículo, Vincenzo Nibali prefiere a Coppi, el genio. Landa admira a los dos pero dice que su referente “siempre fue Marco Pantani”. Esto es Italia y los “tiffosis” son algo más que buenos aficionados al ciclismo. (I)

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