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El Telégrafo

Una leyenda inapelable

Una leyenda inapelable
19 de febrero de 2013 - 00:00

Contemporáneos o no, todos lo han visto y saben quién es. Miles de imágenes fijas y móviles y ángulos distintos recuerdan la grandeza de Michael Jordan, quien el domingo pasado cumplió 50 años y fue el invitado especial al Juegos de las Estrellas de la NBA.

Sus acrobacias, los grandes tiros que le provocaron constantes pesadillas a Craig Ehlo y Byron Russell, momentos heroicos, los mates, la lengua, las lágrimas…

Incluso estuvo en Space Jam, película de la Warner Bros, éxito de taquilla que recaudó más de 80 millones de dólares en Estados Unidos y 230 millones a escala internacional.

Sus números son impresionantes. Catorce veces All-Star,  once veces máximo anotador de la NBA y dos oros olímpicos. El mejor jugador de todos los tiempos, al menos para los amantes y críticos del buen baloncesto.

Y eso fue tan solo lo que ocurrió encima del parqué. Jordan  también cambió el propósito de la industria del baloncesto  como nunca nadie  lo hizo: los videos, las promociones,  los tiques, la marca… y, por supuesto, el dinero y las zapatillas.

El advenimiento de la "Jordanmanía" en la década de 1990 propició más reconocimiento internacional a la NBA debido a la atención mediática que recibió la liga, inundada de pronto con patrocinadores poderosos en busca de caras famosas para promocionar sus productos.

Una de esas firmas, Nike, puso en el mercado las zapatillas "Air Jordan", todo un imperio que sigue siendo muy rentable a pesar de que muchos compradores no tienen la edad suficiente para haber visto las hazañas de su Majestad del Aire.

En 1998 la revista norteamericana Fortune tituló su portada con la frase “The Jordan Effect”. En el texto,  un grupo de periodistas y economistas calculó   que por sí solo Michael Jordan había generado ocho billones de dólares en ingresos por distintos conceptos. Y eso fue hace catorce años… Así que el estatus de Jordan como jugador emblema está asegurado.

Esta afirmación está grabada sobre granito. Jordan es el causante del mayor impacto financiero que la industria del baloncesto haya jamás conocido en su larga historia. Y el valor de su icónica marca permanece hoy en día más robusto que nunca. ¿Su legado? Está escribiéndose todavía y tiene una variedad de capítulos.  

Hace casi tres años Michael Jordan se convirtió en el primer ex jugador de la NBA en controlar el devenir de una franquicia de la Liga, cuando, junto con un grupo de inversores, adquirió al menos el 15% de los Charlotte Bobcats de su antiguo dueño, Bob Johnson, por al menos 37,5 millones de dólares.

Aquel movimiento fue comúnmente aceptado como “histórico”, pues ponía a Jordan justo en el sitio en el que quería estar (de nuevo, con el balón en sus manos), finalizando así la primera transición de jugador a propietario.

Pero como propietario, Michael Jordanha sido más que un desastre continuo. Sus  Bobcats, desde que llegó al cargo, presentan un balance de 57-93 puntos que no hace falta adjetivar. Y no han ganado jamás un partido de Playoffs.  

¿Qué es aquello por lo que una persona es recordada? Para los atletas, la pregunta suele responderse con facilidad, pues por regla general logran cimentar su legado a través  de sus habilidades. La verdadera grandeza no suele ponerse en duda, pues los números, en el deporte, pocas veces mienten.

Como propietario, Jordan es todavía relativamente neófito. Y quizá eso sea lo único que todavía le salva. Tiene tiempo de ver cómo funcionan las cosas en ese terreno y, al menos, difícilmente vaya a despedirse a sí mismo.

El año pasado Jordan atrajo la efectividad de Richard Cho para Charlotte.  Cho había trabajado anteriormente para Seattle y Portland, y es conocido por su eficacia a la hora de reunir talento baloncéstico en pista.

Jordan tiene a todos sus seguidores  en vilo. Esperan saber si hace realidad las palabras que lanzó cuando hizo su entrada en el Salón de la Fama en el 2009: "Un día voltearán la cabeza y me verán jugar de nuevo baloncesto, a los 50 años".

LA CARRERA DE MICHAEL JORDAN EN NÚMEROS
Su impresionante paso por la liga profesional de básquet en Estados Unidos
lo ha convertido en una leyenda viva. Estas son algunas de sus hazañas:

2 medallas de oro olímpicas y dos regresos a la cancha tras sendos retiros.

4 partidos en los que anotó 60 o más puntos.

6 títulos de la NBA: 1991, 1992, 1993, 1996, 1997, 1998

10 temporadas como máximo anotador de la NBA.

14 veces jugó el All Star

30,1 puntos de promedio durante su carrera, un récord en la NBA.

40 años tenía cuando el 16 de abril de 2003 disputó ante Philadelphia su último
partido en la NBA.

15 temporadas en la NBA (13 con Chicago Bulls y 2 con Washington Wizards).

63 puntos ante Boston Celtics el 20 de abril de 1986, récord en partido de play-off (69 puntos). El récord personal de anotación en un partido lo logró el 28 de marzo de 1990 ante Cleveland Cavaliers.

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