Una nueva izquierda emerge en España

Podemos, una agrupación política española liderada por el mediático profesor de ciencia política de la Universidad Complutense de Madrid, Pablo Iglesias, ha dado una auténtica sorpresa en las elecciones europeas del pasado domingo 25 de mayo, al convertirse en la cuarta fuerza más votada en España -5 escaños, el 7,9% de los votos- con tan solo 4 meses de existencia en el escenario político del país ibérico. Todo un éxito, si consideramos que en muy poco tiempo, y con escasos recursos, esta candidatura ha logrado romper un sistema de partidos que poco se había movido en los últimos años de crisis económica, y en el que ya existían, al menos, 2 partidos que capturaban el espacio ideológico desde el centro hasta la izquierda (Partido Socialista e Izquierda Unida).

¿Cuáles son las razones del éxito de esta nueva formación política? ¿Cómo logró, en apenas 4 meses, conseguir más de 1 millón de votos?

En primer lugar, no hay duda de que esta agrupación política ha aprendido de las experiencias de rupturas latinoamericanas del siglo XXI. Procesos como el de la Revolución Ciudadana en Ecuador marcan, con las peculiaridades presentes en cada contexto, cuál es el camino a seguir para provocar una ruptura definitiva en el sistema político desde la izquierda: formar un movimiento nuevo, aglutinador, que descanse sobre un liderazgo joven y ‘outsider’, que no provenga de los viejos partidos y que conecte bien con la ciudadanía. Pablo Iglesias aprovechó el empuje mediático que le dio el participar en las tertulias políticas más vistas en televisión española, y en ellas pudo espetar en la cara de políticos y periodistas afines al statu quo, lo que los ciudadanos hubieran deseado decirles desde hace tiempo.

Otro factor que explica el éxito de Podemos es la elaboración de un discurso simplificador y en positivo, que ha evitado tocar algunos de los ‘clivajes’ o fracturas más presentes en el electorado español, como la cuestión de los nacionalismos periféricos o incluso la división ideológica. En su lugar, Podemos ha apostado por dotar de contenido algunos temas y espacios comunes del electorado, como son la recuperación de la democracia y la soberanía nacional, y hacer de la lucha contra las políticas neoliberales y la defensa de los servicios públicos una bandera de aglutinamiento nacional que supere las divisiones ideológicas y territoriales presentes en España.

Por último, Podemos ha logrado transformar la eclosión movilizadora que vivió el país después de la aparición del movimiento de los indignados en una opción política de cambio a nivel electoral. Con una plataforma participativa mucho más interactiva, sencilla y directa, esta agrupación política atrae a ciudadanos que ya no confían en las viejas estructuras de movilización y representación política como los partidos o los sindicatos. De esta manera, Podemos aparece como una fresca fuerza política que ha logrado captar el voto no solo de la gente desencantada con los antiguos partidos políticos, sino de los ciudadanos que por primera vez empiezan a interesarse y participar en política. Su potencial es grande, y su reto es, como dice el propio Pablo Iglesias, el de convertirse en la alternativa que logre desterrar para siempre el bipartidismo presente en el régimen español desde el regreso del país a la democracia.