Rajoy logra el control del Congreso con el apoyo de Ciudadanos
Mariano Rajoy mostró ayer la táctica política que utilizará para ser investido presidente del gobierno de España: Reuniones privadas y acuerdos secretos. Con este aval el candidato del Partido Popular acudió ayer a la sesión inaugural de la XII Legislatura convencido de que su candidata, la ex ministra de Fomento Ana Pastor, saldría elegida presidenta del Congreso pese a la feroz oposición del resto de partidos políticos, si se exceptúa a los 32 diputados de Ciudadanos. Así fue. Pero lo que nadie esperaba era que los 25 representantes de los grupos nacionalistas vascos y catalanes dejaran al otro aspirante a presidir la cámara legislativa española, el socialista Patxi López, con la miel en los labios. Contra todo pronóstico, estos grupos optaron por una abstención que hizo insuficiente los 155 apoyos logrados por la alianza suscrita el domingo entre PSOE y Unidos Podemos a favor de López.
El PP sacó la calculadora y le bastaron los 169 votos de la derecha parlamentaria para superar con éxito el primer gran obstáculo que separa a Rajoy del Palacio de la Moncloa. No importó demasiado que Ana Pastor, 59 años, haya terminado su etapa de cuatro años al frente del ministerio de Fomento salpicada en agrias polémicas aun sin resolver, entre ellas, la privatización de la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (RENFE) y la propuesta de rescate de varias autopistas de peaje privadas que quebraron durante los años más duros de la crisis.
Para los facilitadores de su victoria, especialmente el CDC de Artur Mas y el PNV vasco, hubo simbólicas recompensas. El partido conservador catalán, promotor del referéndum independentista en Cataluña, recibió ayer mismo el visto bueno de la mesa del Congreso para que pueda formar grupo parlamentario propio, o lo que es lo mismo, ya no tendrá que compartir las retribuciones económicas que le correspondían con otras formaciones políticas asignadas al grupo mixto. Los democristianos vascos, por su parte, obtuvieron la generosa cesión de una mesa de control legislativo en el Senado por parte del PP. Diferentes fueron los motivos abstencionistas esgrimidos por los 9 diputados de ERC, el partido de izquierda republicana catalán, y por los dos representantes de Euskal Herria Bildu, la izquierda independentista vasca. Ambas formaciones culparon de su decisión a la “competitividad” reinante en el seno de la izquierda nacional y “a la nula capacidad mostrada por PSOE y Unidos Podemos para hablar con nosotros”, aseguró el portavoz de ERC, Joan Tardá.
Quien mostraba una felicidad contenida al termino de las votaciones era Mariano Rajoy. El candidato del PP tiene ahora el camino hacia la presidencia un poco más despejado y, aunque se esforzó en negarlo, el fructífero acuerdo alcanzado con Ciudadanos puede ser la referencia. “Lo único acordado aquí es la constitución de las cámaras legislativas –Senado y Congreso- y se ha cumplido”, apuntó Rajoy para aclarar a continuación que durante las conversaciones privadas con Albert Rivera no hablaron sobre escenarios futuros. Lo único que reconoció ayer el presidente en funciones fue que el nombramiento de Ana Pastor como presidenta del Congreso y de Pío García-Escudero del Senado, es “positivo” y un signo de que la XII legislatura “ha comenzado bien” porque además de salir elegidos sus dos candidatos, el reparto de los cargos de la presidencia -tres para el PP, dos para Ciudadanos, dos para PSOE y dos para Podemos- “refleja la pluralidad política, consecuencia del resultado de las urnas”.
Sin salirse de su famoso mutismo informativo, al menos explicó que, tras fracasar sus primeros intentos para conformar una gran coalición de gobierno con el PSOE y Ciudadanos, el realismo ha impregnado su estrategia y ahora aspira a que con un “mínimo de responsabilidad política”, pueda formar un Ejecutivo en las dos próximas semanas. “No tiene ningún sentido prolongar de manera indefinida esta situación, y menos repetir las elecciones, y eso debería de quedar claramente descartado por todos los grupos”, remachó. A partir de hoy negocia ya un programa con Ciudadanos, que hará extensivo al PSOE, basado en la reducción drástica del déficit, fijar un límite al gasto de las administraciones públicas y consensuar un presupuesto para 2017 que deberá ser ratificado por el Congreso antes del 1 de octubre. Tarea compleja para hacerlo en escasas dos semanas. Antes de lanzarse a la arena de la investidura, probablemente el 2 de agosto, Rajoy deberá recibir el simbólico encargo del rey para que intente formar gobierno que tras el nombramiento de los presidentes de las dos cámaras legislativas, no tardará mucho en hacerlo. (I)