"Quisiera que me dejen tranquilo", dice náufrago salvadoreño
El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, quien afirma que sobrevivió 13 meses en el océano Pacífico, aseguró que se encuentra bien pero pidió a la prensa que lo "dejen tranquilo", según un mensaje de video difundido por el gobierno de El Salvador.
"Me encuentro bien. Quisiera que me dejaran tranquilo, no quiero presión de los medios, no quiero hablar con ellos, quiero estar tranquilo, que mi familia esté tranquila", dice Alvarenga, quien aparece en el video, divulgado por el Ministerio de Salud, en su cama del hospital donde es atendido desde que llegó la noche del martes a El Salvador.
Enfundado en una bata celeste de hospital, el náufrago, de 37 años, se queja de la "mucha presión" a lo que lo tienen sometido los medios que cubren el retorno a su país natal desde Islas Marshall, donde fue rescatado el pasado 30 de enero, tras la fabulosa odisea.
"Yo lo que quiero es estar tranquilo con mi familia, pasar el tiempo con mi familia, no más preguntas ni más fotos", insistió Alvarenga, al reiterar su reclamo a la prensa de que "no molesten" a sus familiares.
"Quiero estar solo con mi familia, que me den tiempo para poder yo hablar después que me recupere, porque ahorita no estoy para estar dando explicaciones", agregó.
Alvarenga es atendido en el hospital público San Rafael, en Santa Tecla, 12 km al oeste de San Salvador, donde es acompañado por sus padres y su hija de 14 años.
Según su propio relato, salió en diciembre de 2012 a pescar tiburones en la costa mexicana del Pacífico, adonde se había quedado viviendo cuando emigró hace unos 15 años rumbo a Estados Unidos.
Su embarcación se averió y quedó a la deriva con un compañero de pesca, de 24 años, que según él murió por negarse a comer pescado crudo, aves, y beber sangre de tortuga, como hizo él para sobrevivir.
El pasado 30 de enero apareció en las Islas Marshall, a una distancia de 12.500 kilómetros. Desde entonces ha acaparado atención mundial.
Alvarenga compareció la noche del martes ante las cámaras de prensa en el aeropuerto, en silla de ruedas, sin poder hablar por la emoción.
