PSOE y Ciudadanos firman un acuerdo al dictado de la Troika
Podemos dijo ayer al PSOE que no cuente con ellos en la sesión de investidura de Pedro Sánchez del próximo miércoles. Ni tampoco para la segunda oportunidad que se celebrará tres días después. La formación de Pablo Iglesias decidió abandonar la moribunda mesa de negociaciones que los socialistas mantenían con las fuerzas progresistas, pese a tener firmado un acuerdo con Ciudadanos al dictado de las recetas impuestas por la Troika.
Para Podemos, el cara a cara celebrado ayer con el PSOE fue lo más parecido a una pantomima política habida cuenta de que Sánchez acababa de exhibir como un triunfo los puntos cruciales consensuados con Rivera y que pilotarán su gobierno, si es que logra reunir los votos suficientes para ser investido. Tras unos minutos de deliberación, la delegación de Pablo Iglesias decidió dar carpetazo a este capítulo, no sin antes emplazar a los socialistas a que aún están a tiempo de enmendar su decisión. “El contenido del acuerdo con Ciudadanos es incompatible con lo que nosotros defendemos”, resumió el número 2 de la formación morada, Íñigo Errejón.
Quién le iba a decir hace un año a Albert Rivera, cuando aún era un completo desconocido en la política, que ayer estaría firmando un pacto de legislatura para España. Ni el mayor de los adivinos hubiera acertado. Y menos aún que el candidato a ocupar el Palacio de la Moncloa se plegaría a todas y cada una de sus exigencias. Eso es lo que ha sucedido. El programa acordado entre PSOE y Ciudadanos para gobernar respeta los elementos más destacados del partido liberal en materia económica y matiza algunas de las proclamas sociales realizadas por los socialistas durante la campaña electoral. Así, por ejemplo, la reforma laboral impulsada por el PP no será derogada en su totalidad, tal y como quería Ciudadanos. A cambio, el PSOE, que prometió anularla “porque legalizaba el despido libre y perjudicaba a las clases más desfavorecidas”, logró introducir pequeñas modificaciones, pero que no alteran el contenido de una ley considerada “la más perjudicial de la UE” por algunos analistas. El texto también excluye el restablecimiento de las indemnizaciones por despido previas a la reforma que defendió con uñas y dientes el PSOE ni de los incentivos por contratos laborales indefinidos. El salario mínimo tendrá una subida del 1%, en lugar del 5% que proponían los socialistas. La única pincelada progresista es la promesa de crear un impuesto extraordinario sobre las grandes fortunas del que no se conoce nada, excepto que deberá servir para mejorar el equilibrio presupuestario. “¿Cómo nos pueden pedir que firmemos una cosa así? España es uno de los países con mayor desigualdad de Europa, y no es por la crisis, sino por la política económica que se implantó hace unos años”, afirmó con rotundidad Errejón.
Tampoco el área social del programa social-liberal presenta muchas sorpresas respecto a las medidas que relanzó la derecha en su etapa en el poder. La universalidad sanitaria reclamada por los socialistas pasa a mejor vida y se convierte en una cobertura universal del Sistema Nacional de Salud en el cual quedan excluidos aquellos migrantes que no “estén inscritos en el padrón del municipio donde tengan su domicilio habitual”.
Respecto a los desahucios, el acuerdo del PSOE y Ciudadanos no hace referencia alguna a la dación en pago reclamada por miles de afectados, entre ellos decenas de ciudadanos ecuatorianos, ni retroactiva ni de ningún otro tipo. Su propuesta es facilitar un alquiler social a las personas que por “pobreza sobrevenida” se vean abocadas a un desahucio y prometen una reforma de la ley hipotecaria para eliminar las cláusulas abusivas. Ambas fuerzas también se comprometen a bloquear la conservadora ley de educación impulsada por el PP y a elaborar una nueva en el menor tiempo posible.
Podemos, Unidad Popular y Compromís, las tres fuerzas que desde el lunes trataban de alcanzar un pacto de izquierda, han pospuesto cualquier contacto con los socialistas hasta que concluya el intento de investidura de Pedro Sánchez. Coincidieron al revelar “el nulo interés mostrado por el PSOE en llegar a un acuerdo de cambio a lo largo de sus reuniones”, aseguró a EL TELÉGRAFO un miembro de la delegación de Pablo Iglesias.
De esta forma, Pedro Sánchez se presentará la próxima semana al examen del Congreso con 130 votos asegurados, cuando la mayoría está fijada en 176. Esta debilidad contrasta con la aparente seguridad que muestra sobre su elección. Todo esto sirvió para disparar la rumorología ante la posibilidad de que el PSOE y Ciudadanos negocien la abstención del PP. De lo contrario, Sánchez se arriesga a tener una sesión de investidura bastante accidentada. (I)