El presidente de Chile, Sebastián Piñera, reconoce que no supieron entender el “clamor” por una sociedad más justa, después de treinta años de crecimiento económico.

Promete “acelerar el ritmo” de las reformas sociales como la de las pensiones, el sistema de salud y la educación.

“No supimos entender que había un clamor subterráneo de la ciudadanía por lograr una sociedad más justa, más igualitaria, con más movilidad social, igualdad de oportunidades y menos abusos”, afirma Piñera en una entrevista que publica el diario español El País.

El presidente chileno reconoce también que han sufrido “las tres semanas más violentas y disruptivas que yo recuerdo” y dice que fueron provocadas “por grupos criminales organizados”, además de la delincuencia tradicional, el narcotráfico, los anarquistas y muchos más.

Las protestas en este país austral, que han causado al menos 20 muertos según datos oficiales, seis de ellos ciudadanos extranjeros, se iniciaron el pasado 18 de octubre en respuesta a la subida del precio del pasaje del metro en la capital. Sin embargo, se convirtieron luego en un clamor popular contra el Gobierno del conservador Piñera y las desigualdades de la sociedad chilena.

Piñera considera que la violencia vivida en su país en las últimas semanas “no es algo espontáneo ni casual” y ante la posibilidad de que haya podido haber intervención de gobiernos extranjeros, con la mirada puesta en Venezuela, el mandatario afirma que “no descarta nada”, pero como presidente “tiene que ser prudente”.

Respecto a la violencia ejercida por los agentes de seguridad, el mandatario chileno considera que tomaron todas las precauciones para asegurar el respeto de los derechos humanos, pero si alguno de ellos cometió excesos, “tendrán que ser investigados y juzgados”.

Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile 1.003 personas heridas sufrieron disparos.
Justamente, la organización informó sobre la presentación de una querella contra carabineros por el caso de un adolescente que recibió el impacto de disparos por parte de agentes del Estado en ambos ojos durante la multitudinaria protesta en Santiago. (I)