El grupo yihadista reivindicó un ataque en bagdad que dejó 19 heridos y 6 muertos
Napoleoni: "Los políticos están perdidos. No saben qué hacer con el Estado Islámico"
Francia está en guerra, Europa sumida en el miedo. Desde el pasado viernes 13 de noviembre la actualidad se ha vuelto a teñir de rojo. Bombardeos en Siria; redadas y pesquisas por todos los rincones de París y las principales capitales europeas. La violencia, una vez más, se ha convertido en la respuesta.
Pero, ¿qué es el Estado Islámico? ¿Cuál es el mensaje seductor del califato? ¿Existe una solución? El diario económico francés Les Echos publicaba que el Estado Islámico ha reivindicado una fortuna de $ 2 mil millones. Venta de petróleo y tráfico de antigüedades; extorsión, confiscación de bienes, contrabando y donaciones de los países del Golfo engrosan las arcas de un estado que “no es legítimo pero que se maneja como un estado occidental. Tiene una administración, burocracia y hasta un ejército. Debe ser considerado como un Estado y no como un grupo terrorista”, apunta Loretta Napoleoni, periodista, economista, experta en terrorismo y autora del libro ‘El Fénix islamista’.
Actualmente el ISIS (Estado Islámico) gobierna en un territorio superior al Reino Unido con una población de 8 millones de personas. Anidado entre Irak y Siria, y fruto de errores históricos de potencias colonialistas occidentales como Francia e Inglaterra y países árabes, el yihadismo ha logrado crear un discurso seductor, un mensaje de patriotismo que promete un nación, una identidad social y política.
El califato es la respuesta para los jóvenes, hijos de emigrantes, que no tienen un futuro en Europa, que no sienten arraigo con una tierra de la que han emigrado sus padres, y tampoco con la Europa en la que han estudiado. “Vivimos en una sociedad donde no hay más ideales”, señala Napoleoni desde su oficina en Londres. El califato les da una perspectiva de pertenencia a un estado moderno. “No son como los talibanes que te dicen que tienes que regresar al mundo del siglo VII de Arabia. Es el califato del siglo XXI, con iphone, youtube, con los mensajes cibernéticos en Internet. Es muy moderno”, argumenta. Les piden ayuda para crear ese estado que los necesita, “es un mensaje de gran idealismo, un nacionalismo que les ofrece la posibilidad de encontrar una identidad social y política”, dice la experta en terrorismo.
Gracias a Internet el proceso de radicalización se está haciendo más rápido y económico. Para esta experta italiana “lo que ha pasado en Europa es un fenómeno particular. La radicalización ha marchado muy bien y al final hay grupos en Europa que se organizan para crear células dentro del continente. Antes la radicalización se hacía para que la gente fuera a Siria. Ahora hemos visto que este grupo de ocho terroristas no se fue a luchar en Siria, ha decidido atacar en Europa. Hay una red de yihadistas europeos que no había antes. Antes había gente como el lobo solitario, como en Copenhague o el ataque de Charlie Hebdo”, apunta.
Se ha producido un cambio rápido y negativo. En una Europa en crisis faltan los recursos. No hay suficiente personal, se estima que por un sospechoso de terrorismo se necesitan 16 personas que lo monitoreen; es decir, un número muy alto de policías y miembros de inteligencia y especialistas antiterrorismo. “Estamos en una guerra asimétrica, asimétrica por dinero y por número de hombres. Se tiene la superioridad militar. En Siria e Irak, con drones y bombas; pero no tenemos la superioridad de ejército. El gasto de guerra es para nosotros más alto que para ellos, aquí y allá”, explica Napoleoni. “El ataque de París lo han hecho sin financiación del califato. Lo han pagado ellos. No es muy caro. Es una financiación entre amigos. O a través de crímenes muy pequeños. El dinero no ha llegado del ISIS a Europa. Eso está claro”, explica Napoleoni, que además es socia fundadora de G-Risk, una agencia en Londres sobre el riesgo terrorista.
Hace especial hincapié en que la decisión de ejecutar este ataque no fue tomada en Raqqa, como el 11S. No fue el Califa quien lo planificó. “Este es un ataque europeo. Ellos han decidido todo”. Pero al final, por supuesto todos ellos están en contacto con el califato. Se sabe que hay esta red, es un escenario muy diferente al del 11S.
Y es por esto que insiste en que la solución no puede ser la guerra. “Creo que por supuesto no se puede solo bombardear. Lo hemos hecho por 16 meses y los resultados no son positivos. Necesitamos un cambio de política, empezar a pensar en una solución que tiene que ser diplomática para pacificar toda el área”. Recuerda que es una zona muy conflictiva. “En Yemen hay guerra; en Egipto y Kenia hay problemas. En Libia tenemos 1.200 grupos armados. Todo el Sahel está desestabilizado”.
No cree que exista una posibilidad de que el narcotráfico latinoamericano busque un acercamiento al Estado Islámico, “pero lo que pasa ahora es muy positivo para el crimen en general. Hay una criminalidad que se está desarrollando junto al ISIS. El contrabando, tráfico de personas, sobre todo de migrantes. Eso no pasa solo en Siria para salir de allí, es un negocio en Europa. Hay criminalidad en Europa también”, explica tajante.
El mundo no está preparado para dar el paso a la pacificación de la región, pero insiste en que tampoco está preparado para una guerra. Así que, señala, solo hay dos alternativas: intervención o no. Enviar las tropas de una coalición a luchar contra los grupos armados, pues el califato no es tan fuerte “como nosotros unidos”, dice. Quedarnos ahí por 20 años, “porque lo que hemos hecho en Irak fue un error, no se puede ir y luego regresar y dejar la organización política a grupos que son enemigos. El problema es decidir si queremos luchar contra este fenómeno con nuestras tropas. La guerra es así, se combate hasta el final y luego se negocia”, explica. Es necesario negociar con los líderes de los grupos tribales.
Con el ISIS no se puede hablar, pero un camino sería conseguir que esos líderes se conviertan en interlocutores, mediadores con el ISIS. El panorama no es alentador, “es un desastre”, califica Napoleoni. “La guerra nos ha llevado hasta aquí. Los políticos están perdidos, no saben qué hacer, no quieren escuchar. Es por esto que pienso que la situación es catastrófica. No sé qué podemos hacer”.
Un incómodo silencio se siente a través de la línea telefónica. “Esa es la situación”, sentencia en perfecto español con acento italiano. (I)
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En Turquía se arresta a 2 personas
Moscú atacará cisternas de crudo de ISIS
Raqqa, el nombre de una ciudad en Siria que hasta hace poco casi nadie conocía, hoy se ubica en los titulares de la mayoría de periódicos internacionales. Es la capital del autodeclarado califato del Estado Islámico (EI o ISIS).
Es conocida también por ser el centro de operaciones y tras los ataques de París (el pasado 13 de noviembre) el blanco de un sinnúmero de bombardeos, tanto de la coalición occidental como de Rusia y Francia.
En los últimos ataques militares en Siria, 40 personas murieron, al momento en que la ONU autorizaba “todas las medidas necesarias” para combatir a este grupo yihadista.
Moscú anunció esta semana que atacaría los camiones cisterna del EI. Según una investigación del Financial Times, el contrabando de petróleo aporta al grupo $ 1,5 millones al día a un precio promedio de $ 45 por barril.
Pero el EI no está solo presente en Raqqa, sino también en todo el frente norte de los países árabes, esto incluye a Mali, donde se efectuó el asalto a un hotel de lujo que dejó 21 muertos. La policía busca a 3 yihadistas sospechosos de planear el atentado.
Ayer también el EI confirmó que un kamikaze, Abu Husein al Ansari, se hizo explotar en el interior de la mezquita en Bagdad (Irak). El hecho terminó con 6 muertos y 19 heridos.
Mientras que en Turquía, las autoridades arrestaron a dos personas acusadas de participar en el atentado de París. (I)