Son más de 1.300 migrantes, entre ellos hay iraníes, paquistaníes, marroquíes, argelinos, bangladesíes, somalíes y, por supuesto, sirios. Todos esperaban en Idomeni, un punto fronterizo en Macedonia, para cruzar hacia otros países de Europa. El principal destino sigue siendo Alemania, que este año recibirá al menos un millón de peticiones de refugio.

“Lo sentimos por Francia, pero no somos peligrosos”, rezaba una pancarta, en referencia a los atentados yihadistas del 13 de noviembre en París. Luego de los ataques del Estado Islámico, las autoridades europeas reaccionaron con lo obvio: cierre de fronteras y controles más estrictos a los miles de migrantes que tratan de refugiarse de la guerra y los conflictos.

El puesto de Idomeni/Gevgelija, es el paso habitual hacia el norte de Europa desde Turquía, ha estado cerrado y militarizado durante 3 días. El 70% de los migrantes que llegan a la frontera entre Grecia y Macedonia son sirios o iraquíes.

Hace poco Roberto Izurieta, director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington, escribió que los países (incluido EE.UU.) influenciados por la opinión pública, están tentados con la idea de detener los flujos inmigratorios, especialmente los que vienen de Siria. “Esta es una respuesta simplista a un problema más complejo”, dice el analista.

Explica que los migrantes sirios y de otros países árabes huyen de la misma amenaza que combate Francia o EE.UU.: el Estado Islámico (EI o Isis).

Para Izurieta, con una buena política migratoria se pueden disminuir los riesgos de seguridad y dar asilo a la población joven que representa mano de obra valiosa en una Europa cada vez más envejecida.

La semana pasada, la Cámara Baja de Estados Unidos votó por detener la entrada de refugiados sirios, y lo más seguro es que el Senado no apruebe esta resolución, luego del rechazo del presidente Barack Obama a esta idea.

Ante esta situación, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) alertó de los controles establecidos en algunos puntos fronterizos, “hemos visto cómo la policía detiene el movimiento de los refugiados basados solo en sus nacionalidades (sirios o iraquíes). Esto resulta atentatorio, desde cualquier punto de vista legal y humanitario, más aún cuando las temperaturas comienzan a bajar en Europa”. En pueblos fronterizos de Austria y Alemania ya cayeron los primero copos de nieve y en poco tiempo el invierno llegará a los Balcanes, mientras miles de refugiados siguen sin un lugar seguro para dormir o descansar. (I)