La unidad prima a pocas horas del fallo de La Haya

Un clima de total unidad envolvió la espera de los peruanos, y también a los chilenos, durante la semana previa al fallo que emitirá hoy la Corte Internacional de La Haya y con el que se pondrá fin al diferendo marítimo sostenido entre Perú y Chile.

Desde el lunes pasado, numerosas delegaciones de actores políticos, sociales y económicos se dieron cita en el Palacio de Gobierno, en Lima, donde se desarrollaron varias reuniones presididas por el  mandatario peruano,  Ollanta Humala. En ellas, conciliador y sereno, el jefe de Estado llamó a la unidad de cada uno de los sectores del Estado, como muestra de que, ante un evento de esta naturaleza, la única respuesta posible está en superar las diferencias locales y mostrar firmeza y unidad alrededor del sentimiento nacional.

Entre los primeros en asistir a estas citas estuvieron Alan García y Alejandro Toledo, exmandatarios del Perú, quienes, a pesar de verse involucrados en fuertes controversias políticas con Humala, no dudaron en ser parte de este diálogo.

Para García, en cuyo período pareció dilatarse cualquier acción alrededor del diferendo marítimo, esta ocasión fue de vital importancia para mostrar unidad y solidez frente a la comunidad internacional.
De igual forma se citaron en el Palacio de Gobierno los representantes de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales y Privadas (Confiep), quienes auguraron una mayor apertura en las relaciones de intercambio comercial entre Perú y Chile.

Para Alfonso García Miró, presidente de este gremio, el fallo no solo tranquilizará las tensiones políticas, sino que permitirá entrar en sintonía con los objetivos comunes que persiguen empresarios chilenos y peruanos.

“Los dos países tienen que hacer una misma fuerza en el mundo para que sigan dando de qué hablar, y competir con las mismas ventajas y con mayor productividad”, sostuvo García Miró al final de la cita.
Más allá de las muestras de unidad con las que el Perú trata de asumir el dictamen, las reuniones han servido también para tratar de responder la gran pregunta que se dibuja en el horizonte inmediato de ambas naciones: ¿cuál es el camino que les espera una vez emitido el fallo?

En Chile, las voces han sido, al igual que en Perú, moderadas al momento de ensayar una respuesta. El martes 21 el ministro del Interior, Andrés Chadwick, leyó un informe sobre la reunión del Consejo de Seguridad Nacional de ese país, en la que se analizaron los posibles escenarios post-Haya.
 El documento mostraba una férrea voluntad de cumplir con el mandato de la Corte y de llevarlo a cabo en el menor tiempo posible, con lo que se espera superar definitivamente este tema.

Pero si en la esfera política los debates, reuniones y comentarios han generado la atención total del público, no ha sido menos lo que ha ocurrido con los habitantes de las regiones fronterizas de Tacna en Perú y la chilena Arica, sobre quienes el efecto del fallo se piensa más marcado que sobre el resto de la población de sus países.

Y es que se espera que estas dos localidades, históricamente hermanas, no vean alteradas sus relaciones por las disposiciones marítimas que se emitirán como efecto de la sentencia internacional.
La reducción de una parte del área de pesca, para las labores de chilenos, y el aumento de esa misma área para los peruanos, parece ser un tema que no preocupa tanto como el cuidado que deberían tener las poblaciones para no ver alteradas sus cordiales relaciones.

Por el contrario, de acuerdo a la vicepresidenta del Perú, Marisol Espinoza, la superación de las diferencias limítrofes permitirá llevar al máximo esas relaciones de buena vecindad, al igual que lo acontecido entre Perú y Ecuador.

Tras el acuerdo de paz firmado en 1998, las dos naciones andinas han potencializado cada una de las formas de integración con las que han conseguido poner en contacto a sus poblaciones, transformando a la línea de frontera en un lugar de desarrollo de proyectos que benefician a los hombres y mujeres de uno y otro país.

Ese parece ser el ejemplo más cercano que tanto chilenos como peruanos tratarán de moldear sobre sus propias relaciones, relegando de esta forma los desacuerdos y continuas disputas sostenidas alrededor de los límites.
La hora del fallo se acerca y con ello la expectativa crece en ambos lados de la frontera.
Ahora solamente resta la espera para empezar el camino que corresponda.