La oposición festeja como una victoria y el gobierno advierte que las cifras a boca de urna dan un empate
Bolivia espera los resultados oficiales
Evo Morales retomó ayer su agenda normal de actividades en el Palacio Quemado de La Paz. Allí compareció a una conferencia de prensa con absoluta serenidad. Los resultados oficiales, que aún son preliminares, indicaban que el pueblo boliviano rechazó una reforma constitucional que le permita buscar un nuevo mandato en 2020.
La Constitución Política del Estado boliviano (promulgada en 2009 bajo el mandato de Morales) establece un máximo de 2 legislaturas para el presidente y vicepresidente del país. Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera ya cumplieron el límite.
El Tribunal Constitucional interpretó en su momento que el primer período presidencial empezaba a correr a partir de la primera elección desde la elaboración de la nueva Carta Magna. El mandatario planteó la reforma para el límite sea 3 reelecciones consecutivas, lo que le permitiría gobernar hasta 2025.
Al cierre de esta edición, el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) había escrutado 12.256 actas de un total de 29.224. La opción del ‘No’ -que bloqueaba la reforma constitucional para la reelección de Morales- obtenía el 58,07% frente al 41,93% del ‘Sí’ -que autorizaba su candidatura para los comicios presidenciales de 2019-.
Pero los conteos rápidos, efectuados por medios de comunicación, aseguraban que el ‘No’ tendría un 52% frente al ‘Sí’ con 48%. El Gobierno calificó las cifras como un empate técnico y llamó a esperar con los resultados oficiales.
“Es probable que esas cifras se modifiquen de una manera drástica. Por lo tanto, creo que el festejo forzado que están haciendo algunos funcionarios públicos de alcaldías y gobernaciones en algunos departamentos es innecesario y no vaya ser que su alegría forzada se convierta en llanto el día de mañana”, señaló el vicepresidente Álvaro García Linera. Y es que faltan por entrar al cómputo los votos de las zonas rurales y del exterior, donde el Movimiento al Socialismo (MAS) es fuerte.
Por eso Evo Morales aseguró ayer que respetará los resultados, pero esperará el cierre del cómputo, lo ocurriría en las próximas 48 horas. “Vamos a respetar los resultados, sea el ‘No’ o el ‘Sí’, siempre hemos respetado, esa es la democracia”.
Un total de 6,5 millones de bolivianos estaban habilitados para sufragar en el país, mientras otros 300.000 lo podían hacer en el exterior. En Ecuador votaron 84 personas de las 155 que se inscribieron. Aquí se registró un empate técnico: 42 votaron por el ‘Sí’ y los otros 42 por el ‘No’, según datos de la Embajada de Bolivia en Quito.
El Órgano Electoral Plurinacional espera que en dos días haya un resultado oficial al 90%. De confirmarse la tendencia, sería la primera derrota directa del mandatario en las urnas en la última década. Ello le obligaría a dejar la banda presidencial a inicios de 2020, cuando termine su tercer mandato.
En las elecciones presidenciales de 2014, Morales ganó los comicios con el 60%. Y, en esta ocasión los sondeos le dan una aparente derrota en 6 de los 9 departamentos del país. Entonces, ¿por qué la pérdida de apoyo en menos de un año?
“Ha influido el cambio que ha tenido el Gobierno con relación a algunas prácticas que se venían realizando en Bolivia. Es decir, el tema de la corrupción, la discriminación, los abusos de poder han influido bastante para que la mitad de los bolivianos haya rechazado prolongar el mandato de Morales”, opina el analista Francisco Solares.
El principal factor en realidad es el escándalo del Fondo Indígena. Este es un capital destinado a fomentar el desarrollo de las comunidades. Una investigación destapó el manejo irregular de alrededor de $ 21 millones y por el que hay 4.300 procesados y 29 personas encarceladas, entre ellos dirigentes políticos e incluso una exministra. Eso desató una pugna interna entre los movimientos sociales, que eran considerados bastión del MAS.
A eso se sumó la arremetida de los medios de comunicación. En las últimas semanas se han concentrado en un supuesto caso de tráfico de influencias en beneficio de una exnovia de Evo Morales.
La expareja del mandatario, Gabriela Zapata, de 29 años, es gerente de una empresa china que ha mantenido con el Estado contratos valorados en $ 500 millones. Morales confirmó haber tenido un hijo con Zapata (el niño falleció), pero aseguró que había dejado de tener contacto con ella desde 2007. Negó las acusaciones y atribuyó estas acusaciones a una campaña sucia de Estados Unidos.
Pero los resultados no se comparecen con la realidad. Evo Morales llegó a la presidencia del país en 2006, convirtiéndose en el primer presidente indígena de la historia de Bolivia. En estos 10 años de mandato, el país andino ha reducido la pobreza extrema del 40% de la población al 10%. Además ha experimentado un crecimiento anual del 5% del PIB (gracias a la nacionalización de los hidrocarburos). Paralelamente efectuó grandes inversiones en infraestructuras y promovió la industrialización.
De confirmarse la derrota en el referéndum, Morales tiene por delante todavía 3 años para revertir la situación y buscar un candidato que lo sustituya en el gobierno, es decir entre las filas de su partido, el MAS. (I)
La política no reproduce la situación y perspectivas de la economía boliviana
El jueves 18 de febrero el presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Marcelo Zabalaga, destacó que el período 2006 -2015 registró los años más virtuosos de la economía boliviana, debido a los niveles de crecimiento económico alcanzados.
Además de estar relacionado con la estabilidad del régimen, ese resultado obedecería a la aplicación del ‘Modelo Económico Social Comunitario y Productivo’ que está vigente desde 2006 y que demanda una estrecha coordinación entre el BCB y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
Para constatar esta apreciación, se puede utilizar el ‘índice global de actividad económica’ boliviano (infografía). En este se observa que en los primeros 8 meses de 2015 el dinamismo económico solo disminuyó ligeramente en las actividades de petróleo, gas y minería. En todas las demás actividades económicas, Bolivia experimentó aumentos porcentuales significativos con respecto al dinamismo registrado en los 8 primeros meses
de 2014.
La percepción del buen desempeño tendencial de la economía boliviana no es exclusiva de sus funcionarios públicos. En la edición de las ‘Perspectivas económicas mundiales’, publicada en enero de 2016, por ejemplo, el Banco Mundial colocó a Bolivia entre las 3 economías latinoamericanas con mayores tasas de crecimiento en 2013 (6,8%), 2014 (5,5%) y 2015 (4,0%). También, aquella institución estimó que el crecimiento del PIB boliviano se mantendría positivo, y por encima del promedio regional, en 2016 (3,5%), 2017 (3,4%) y 2018 (3,4%).
Por circunstancias como las anteriores, hasta fines de 2015 la trayectoria de la transformación económica boliviana de la última década solía resumirse en frases tales como ‘de país sin esperanzas a un crecimiento sin precedentes’.
Sin incurrir en una situación crítica, sin embargo, la economía boliviana comenzó a experimentar algunos problemas durante el último año.
En enero de 2016 el presidente Morales reconoció que Bolivia experimentó un déficit fiscal del 6,6% en 2015. Según reportó la agencia Eju!, durante su informe ante la Asamblea Legislativa, Morales habría señalado que ese déficit “no es por gasto corriente, es por la inversión (...) en tema de energía e integración caminera”. Este resultado fiscal sucedió de manera consecutiva al déficit de 3,4% de 2014.
En ambos casos, sin embargo, el déficit fiscal no empujó hacia el crecimiento del endeudamiento público en términos inmediatos. Según las estimaciones del Centro de Estudios Latinoamericanos (Cesla), la deuda boliviana apenas representaba el 27% del PIB a fines de 2015, circunstancia que tampoco atizó un proceso inflacionario.
En una evaluación publicada en el Observatorio de la Economía Latinoamericana, César Manuel Romero ofrece elementos para poner esos 2 déficits fiscales en el contexto de un horizonte temporal mayor. Ante todo, se tratarían de resultados presupuestarios excepcionales y que rompen con la tendencia experimentada en la última década, pues “desde 2006 Bolivia ha logrado obtener superávit en la cuenta fiscal, algo que jamás antes había sucedido con la economía boliviana”.
Al explicar las características del modelo boliviano, Romero destaca que con la instauración de una nueva política económica en 2006, “el Estado Boliviano ha dejado de ser el país mendigo (...) con un débil crecimiento económico, inestabilidad política y social, y con elevados niveles de endeudamiento público y de pobreza extrema”.
Desde el ascenso de Evo Morales se conformó una modalidad de crecimiento basado en la expansión de la demanda interna y de las exportaciones. Por su parte, las inversiones públicas lograron transformaciones sociales que, entre 2005 y 2014, le permitieron a Bolivia aumentar el valor de su ‘índice de desarrollo humano’. Si se considera todo lo anterior, Bolivia no estaría en una situación que genere sendos rechazos al Gobierno desde la experiencia cotidiana de los agregados económicos. No obstante, en América Latina la lógica de la política no se agota en la vivencia de lo económico. (I)