Europa alimenta los fantasmas del yihadismo
Que una de las mayores eminencias sobre el yihadismo que hay en el mundo, como el francés Gilles Kepel, advierta que Europa corre el riesgo de sufrir una guerra civil entre ciudadanos radicalizados en el islam y ciudadanos radicalizados por la extrema derecha es un motivo de peso para anticiparse a los acontecimientos. Lo explica sin ambages en su último libro El terror entre nosotros. Una historia de la yihad en Francia, traducido a 5 idiomas con un éxito de ventas que ya amenaza con reventar el cielo editorial del continente. Kepel, que lleva sumergido un cuarto de siglo en la génesis de la yihad francesa desde su cátedra en el Instituto de Estudios Políticos de París, asegura que el gran ideólogo de este hipotético enfrentamiento es Mustafa Setmarian Nasar, un ingeniero sirio-español conocido como Abu Musab al-Suri, adiestrado en los círculos próximos de Bin Laden para transformar una organización piramidal desprovista de implantación social como Al Qaeda en “células de proximidad para introducirse en las sociedades enemigas desde abajo”.
Leer esta última frase que aparece destacada en el trabajo de Kepel causa tantos escalofríos que a algunos de los más afamados especialistas del mundo árabe no les ha quedado otra elección que lanzarse a degüello contra su admirado maestro. Es el caso del catedrático franco-argelino Sami Naïr, quien al ser preguntado hace unos días por su opinión sobre la investigación de Kepel no pudo ocultar una enorme sorpresa. “¡Gilles ha dicho eso? Me parece totalmente estúpido. Le conozco muy bien, desde hace 30 años, es muy amigo mío. Si ha dicho eso le diré por teléfono que es una idea estúpida. La inmensa mayoría de los musulmanes franceses está en contra del terrorismo. Si Gilles ha dicho eso es o porque busca una publicidad que no necesita un señor tan respetado por su trabajo como él, o, lo más probable, que el titular no se ajuste bien a lo que ha podido decir”, afirmó en tono de desaprobación. El problema es que lo ha escrito.
Asumiendo que la nueva estrategia terrorista que Al-Suri distribuyó a través de internet en 2005 es la que hoy aplica el Estado Islámico para extender el pavor por todos los rincones del planeta, Kepel indica que Europa es el campo de batalla principal de la yihad “porque es donde viven millones de jóvenes musulmanes nacidos europeos hace 3 generaciones, pero mal integrados y descontentos con su porvenir”. Según el manual del ideólogo yihadista que Kepel cita en su teoría de la guerra civil, “estos jóvenes deben actuar en su entorno cercano, matando para sembrar el pánico, con la esperanza de que las sociedades europeas terminen reaccionando de forma violenta contra los musulmanes y creando el clima perfecto para una confrontación armada que destruya Europa”. El investigador francés sostiene que cualquier acto público que atraiga a grandes masas se ha convertido en un blanco perfecto para yihadistas europeos “que ya no necesitan la cobertura de comandos estructurados. Así han causado 239 muertos en Francia”.
Para Sami Naïr, el desolador paisaje que pronostica Kepel para el futuro inmediato de Europa es absolutamente cuestionable. En su opinión, no hay nada más peligroso que un investigador de su nivel elaborando vaticinios tan simples porque solo contribuyen a incrementar el estado de pánico actual y a animar al surgimiento de brotes de venganza. “¿Quiénes son los musulmanes de tercera generación? ¿De quiénes estamos hablando? ¿De 18 millones de musulmanes? ¿Qué significa? ¿Una guerra civil porque no se han integrado? Una gran parte de la población francesa tiene problemas de integración. Me parece surrealista lo que dice Gilles”, añade el sociólogo franco-argelino. Pero Kepel defiende en un artículo que la matanza perpetrada en diciembre en un mercado navideño de Berlín encaja en el esquema que ha descrito. Y cita que los países con mayores riesgos de sufrir atentados son Alemania, Reino Unido, Francia y España, donde en las 3 últimas semanas han detenido a 3 presuntos yihadistas, el último de ellos bajo la acusación de ser un enlace del Estado Islámico en Europa.
Tanta obsesión está creando un peligroso caldo de cultivo en toda la Unión Europea (UE). Por un lado, con la restricción de libertades que Amnistía Internacional acaba de denunciar en su último informe cuyo título habla por sí solo: ‘UE, las orwellianas leyes antiterroristas privan de derechos bajo el pretexto de defenderlos’. Por el otro lado está la derivada política de convivir entre alertas naranjas y operativos policiales cada día más numerosos. La consecuencia es que la extrema derecha se ha instalado en el corazón de millones de europeos, muchos de ellos obreros, con mensajes xenófobos contra los ciudadanos de origen árabe mientras los gobiernos se limitan a tapar las grietas sin encarar los problemas de marginación que asolan a esas comunidades. “Hay mucha demagogia en los dirigentes europeos”, coinciden Kepel y Naïr.
Lo que parece fuera de toda duda es que la extrema derecha en Alemania, Austria, Reino Unido y especialmente Francia, que en abril se enfrenta a unas elecciones presidenciales inciertas, ha logrado polarizar la convivencia con un discurso racial y étnico de la identidad gala donde, por supuesto, no caben los musulmanes ni los migrantes. Para Kepel, “esta fractura ha tomado como rehén a la sociedad francesa y el desafío para los políticos razonables es no caer en esta trampa”. Sami Naïr va un poco más lejos al señalar que los problemas que se agigantan en las banlieues, los suburbios marginales de las grandes ciudades francesas, “son un problema social, educativo y de posibilidades, no identitario”. (I)
DATOS
Tras los 4 grandes atentados terroristas perpetrados por yihadistas radicales en Europa durante 2016, el continente sigue sumido en unas tinieblas de miedo que le incapacitan para recuperar la entereza.
El número de víctimas atribuidas al Estado Islámico durante el año anterior se eleva a 133 en varios países europeos.
Europa se enfrenta ahora a grupos xenófobos que han rescatado la ideología nazi del baúl más oscuro de la historia.