En Honduras impera la impunidad

En Honduras la muerte avanza arropada bajo el manto de la impunidad, haciendo el blanco en quienes tratan de informar.

El asesinato de 32 hombres de prensa en los últimos 4 años es una realidad que se ha tratado con guantes de seda.

Los periodistas están en indefensión total, la Fiscalía de Derechos Humanos no tiene recursos para defenderlos, así es que han sido las organizaciones no gubernamentales las que un poco están trabajando por la defensa de ellos.

Lo que está pasando en Honduras es casi un genocidio, un ritmo que tal vez en ninguna parte del mundo se dé, excepto en Siria, y es por condiciones de guerra.

Pero en Honduras no hay una guerra como la conocemos, sino una guerra por debajo, subterránea, con el narcotráfico internacional, funcionarios públicos corruptos que tienen como blanco a quienes denuncian lo que quieren ocultar.

En este sentido la impunidad ha permitido que de 22 casos presentados a la Procuraduría, solo 8 fueran procesados y de ellos solo en 2 encontraran culpables. Esta impunidad estimula más asesinatos, porque los agentes del caos no tienen de qué preocuparse. Los periodistas están con miedo, porque hay sentencia de muerte contra el que quiere informar.

El sábado 12 de abril de este año fue asesinado en la norteña ciudad de El Progreso, el periodista Carlos Mejía, de Radio Progreso, “es un golpe directo, no solamente a la vida de nuestro compañero y de su familia, sino también al trabajo que realizamos como Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación (ERIC)”, manifestó el jesuita y director de ambas instituciones Ismael Moreno.

La violenta muerte de Carlos García ocurre precisamente mientras aumenta la inseguridad y la militarización en Honduras, sin que a las autoridades políticas surgidas de unas elecciones populares, se les observe preocupadas por lograr un ambiente de tranquilidad y de paz para la ciudadanía.

En Honduras convergen ambiciosos políticos, empresarios y delincuentes sin conciencia para extorsionar a los buenos hondureños con amenazas y asesinatos.

Ya son más de 30 periodistas y comunicadores populares ejecutados por anunciar los derechos humanos que promueven hondureños solidarios y denunciar las injusticias que cometen los poderosos.

Cierto es que más del 90% de los asesinatos quedan sin esclarecerse en Honduras.

La población espera que el nuevo gobierno electo de Nicaragua, por exigencia ética, se esfuerce en averiguar los hechos y sancione con el peso de la ley a los causantes de la muerte de quienes solo anuncian la verdad y la justicia.