El mapa electoral de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia pone en evidencia las profundas diferencias geográficas y sociológicas del país europeo.

Emmanuel Macron, un centrista proeuropeo, con 23,8% de los votos, y Marine Le Pen, una ultraderechista antiglobalización, con 21,4%, se impusieron el domingo pasado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia y disputarán el balotaje el próximo 7 de mayo.

Los resultados sacaron a la luz la división en el país. En un extremo están las grandes ciudades globalizadas y cosmopolitas que apostaron por Macron, y en el otro, las localidades rurales y ciudades pequeñas olvidadas y empobrecidas que votaron masivamente por Le Pen.

El resultado más significativo fue el registrado en la capital, París, donde el candidato del movimiento ¡En Marcha! obtuvo el 34,9% de los sufragios en la primera ronda, más de 10 puntos por encima de su resultado nacional, mientras que la líder del Frente Nacional (FN) no logró superar el 5%, más de 15 puntos por debajo de la media del país.

“El análisis del voto muestra una doble fractura, social y geográfica” del electorado francés, comentó el secretario general del sindicato Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly.

Le Pen obtuvo sus mejores resultados en las regiones afectadas por la desindustrialización y el desempleo, como en la región del Norte, donde tuvo el 31% de los sufragios.

“Ellos (las élites) no se dan cuenta de nuestra situación. Si tuvieran que vivir con 1.300 euros al mes ($ 1.411), entonces se darían cuenta de las dificultades que atravesamos”, señaló Carine Sayed, 30 años, residente en un suburbio de París que votó por Le Pen.

Los resultados son, en cambio, mediocres en París, Lyon (8%) y en otras grandes metrópolis, excepto en Marsella (sureste), donde la formación ultraderechista obtuvo el 23% de los sufragios, entre un electorado sensible al discurso antiinmigración de la candidata.

Además, los resultados evidencian un deseo de cambio en un país dividido, con la eliminación de la carrera al Elíseo de los dos grandes partidos tradicionales, el Partido Socialista y los Republicanos, que se han alternado en el poder en el último medio siglo.

El duelo arranca

Y tras este desenlace, los candidatos se lanzaron ayer a la batalla final por la presidencia francesa, lo que resultará un duelo entre dos visiones antagónicas sobre el futuro de Francia, Europa y la globalización.

Macron, un exbanquero con escasa experiencia política, empezó ayer una jornada de “negociaciones políticas” con el objetivo de conseguir una mayoría parlamentaria en las legislativas de junio, indispensable para poder gobernar.

Por su parte, Marine Le Pen visitó su feudo electoral en el departamento norteño de Pas-de-Calais para movilizar a los votantes.

Según dos sondeos realizados después de conocerse los finalistas, Macron derrotaría a Le Pen en la segunda vuelta y se convertiría en el presidente más joven de la historia moderna de Francia.

Para la encuestadora Ipsos Sopra Steria, el candidato del movimiento ¡En Marcha! obtendría el 62% de los votos contra el 38% de la líder del FN. Según Harris Interactive, la diferencia sería el 64% para Macron y 36% para Le Pen.

Líderes apoyan a Macron

La mayor parte de los líderes europeos felicitó a Macron y le expresó su apoyo.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, felicitó a Macron y le deseó “buena suerte para el futuro”.

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, afirmó que Macron es “la esperanza y el futuro de nuestra generación”.

En Alemania, Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana, Angela Merkel, escribió en Twitter. “Es bueno que @EmmanuelMacron, con su posición a favor de una UE fuerte + una economía social de mercado, haya tenido éxito”.

El mismo presidente saliente de Francia, François Hollande, anunció que votará por Macron en la segunda vuelta y advirtió contra el “riesgo” para el país que supondría una victoria de Le Pen.

Movida por los resultados electorales, la bolsa de París ganaba 4,50% al mediodía de ayer y las plazas europeas subían, una euforia compartida por las plazas asiáticas y el euro. (I)

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Mélenchon se impuso ante los socialistas

En las filas del partido Francia Insumisa hubo decepción tras el resultado de la primera vuelta de las presidenciales francesas. El ascenso meteórico de Jean-Luc Mélenchon en las encuestas en los últimos meses dio esperanzas a la extrema izquierda de poder disputar la presidencia el 7 de mayo.

Aunque no logró pasar al balotaje, puede considerarse el ganador moral de estas presidenciales. Mélenchon obtuvo el domingo una auténtica proeza. Consiguió el 19,6% de los votos y casi igualó el resultado del conservador François Fillon (20%), pese a las dificultades que imponían los comicios, con el voto progresista dividido entre tres candidatos.

Para sorpresa de muchos, el aspirante al Elíseo de la izquierda antiliberal triplicó el resultado del hasta ahora hegemónico Partido Socialista, cuyo candidato Benoît Hamon tuvo apenas el 7% del sufragio.

Mélenchon llegó con fuerza con la palabra “resistencia” convertida en lema de su agrupación Francia Insumisa, que trata de vertebrar a la izquierda desencantada con el socialismo de François Hollande y las tesis neoliberales que imperan en Europa.

Este licenciado en filosofía, con 65 años, antiguo trotskista de origen español y militante histórico y rebelde del Partido Socialista, proponía la refundación del Estado hacia la VI República y renegociar los tratados de la Unión Europea (UE).

Además de salir de la OTAN, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Fue atacado en campaña por sus propuestas radicales, entre acusaciones de cercanía con el chavismo de Venezuela.

El candidato pretendía gravar el 90% de las fortunas superiores a los 400.000 euros, además de aumentar un 16% el salario mínimo y fijar la jubilación a los 60 años tras 40 cotizados. (I)