El Papa Benedicto XVI traerá a México un mensaje de paz, esperanza y reconciliación, cuando el país vive en una incesante ola de violencia y en tensión política por los comicios del 1 de julio.

Con 108,4 millones de habitantes, un 91 por ciento de ellos católicos, según datos del Vaticano, este es el país de habla española con mayor número de practicantes de esa religión en el mundo.

Por motivos de salud no se incluyó su presencia en la capital mexicana, que está ubicada a 2.200 metros sobre el nivel del mar.

Sobre la razón del viaje papal, el obispo auxiliar de la Archidiócesis de México, Abelardo Alvarado, afirmó que es dar un mensaje de esperanza, fraternidad, reconciliación y paz a un pueblo que padece temor, pobreza, corrupción y desigualdad social.

La sociedad mexicana enfrenta hoy una indetenible escalada de violencia, provocada por la pugna entre los carteles de narcotraficantes y por los enfrentamientos contra estos de los efectivos gubernamentales, con un trágico saldo de 50 mil muertes en este quinquenio.

Para garantizar la seguridad del Sumo Pontífice estarán movilizados más de 5.000 efectivos de las fuerzas federales y estatales, bajo el mando del Estados Mayor Presidencial, así como 75.000 jóvenes que formarán vallas humanas para resguardar su paso.

Su Santidad llegará el viernes 23 en la tarde al aeropuerto de Silao, localidad que forma parte de la zona metropolitana de la ciudad guanajuatense de León, donde se realizará un acto de bienvenida.