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El EZLN, de guerrilla a movimiento social

El EZLN, de guerrilla a movimiento social
02 de enero de 2014 - 00:00

El pasado 17 de noviembre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cumplió 30 años de existencia como un grupo guerrillero cuyo origen son las Fuerzas de Liberación Nacional creadas, en 1969, por César y Fernando Yañez Muñoz en la ciudad de Monterrey, en el norte de México. Desde entonces hasta la fecha esta agrupación armada ha tenido momentos importantes en su evolución: se transforma en Ejército después de su llegada a Chiapas en 1983 con la idea de derrocar al gobierno e instaurar otro; y después de declarar la guerra en 1994 sin pretensiones de tomar el poder sino de derrocar al gobierno, se ha convertido en un movimiento social.

Paradójicamente, o mejor dicho, de manera surrealista, el zapatismo al cumplirse 20 años de su aparición en Chiapas el 1 de enero de 1994 se ha transformado en una “antiguerrilla” que responde más a un movimiento social indígena que a la guerrilla clásica, como dice el sociólogo francés Yvon Le Bot.

Durante estos años, 24 como organización clandestina y 20 públicamente como EZLN, este grupo ha sobrevivido a los cambios ideológicos y políticos, adaptándose con extraordinaria capacidad a los tiempos actuales. Si en algún momento se formó y estructuró como un grupo guerrillero de mestizos (obreros, estudiantes, intelectuales, sindicalistas, profesores, etc.) que impulsaba el cambio a través de las armas, hoy es uno de los movimientos sociales indígenas que más ha influido en los grupos antisistémicos del mundo.

Aunque falta mucho por saber de la historia del EZLN y de sus personajes principales como el subcomandante Marcos que tiene ya cinco años sin aparecer públicamente, hay algunos elementos sustanciales que lo han caracterizado a lo largo de sus 44 años de vida, desde que eran las Fuerzas de Liberación Nacional.

Se trata de una organización clandestina con estructura militar que aún funciona como tal a pesar del perfil de movimiento social que ha tomado desde que se declaró el cese al fuego el 12 de enero de 1994. Es por eso que se puede señalar que la frase “mandar obedeciendo” solo sea una declaración del subcomandante Marcos pues en la realidad las órdenes se siguen dando con una jerarquía de mandos y se obedecen como en cualquier organización militar.

 

El subcomandante Marcos, líder del EZLN, tiene ya cinco años sin aparecer públicamente.

Otro de los elementos sustanciales del EZLN es que a pesar de haber usado la violencia para incentivar el cambio, en realidad su apuesta siempre ha sido por la organización y concientización política. De ahí se puede entender que una vez que declararon la guerra al Estado mexicano levantándose en armas, a los 12 días de enfrentamiento, una vez que se declara el cese al fuego, toman el camino de la política y hacen una serie de propuestas a la sociedad civil para organizarse (la Convención Nacional Democrática, el Movimiento de Liberación Nacional y los Acuerdos de San Andrés) que no tuvieron éxito hasta llegar a su propia iniciativa de autogobierno con los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno que en agosto pasado ya cumplieron una década de existencia en Chiapas.

El tercer elemento es que no se han propuesto la toma de poder ni gobernar. Por ello una buena parte de la narrativa del zapatismo y en especial del subcomandante Marcos es contra la totalidad del sistema de partidos, por los altos grados de corrupción que tienen y la falta de representatividad social. Desde 1994 los zapatistas impidieron las campañas y las elecciones en sus territorios.

Durante estos años el EZLN y el subcomandante Marcos han mostrado su pericia extraordinaria para manejar una estrategia de comunicación política siempre novedosa para mantenerse vigentes a pesar de que ya no tienen la misma exposición mediática como en su arranque. Sus propuestas de organización política de autogobierno, los escenarios que ponían para sus eventos, el carácter global de sus convocatorias, así como la narrativa literaria de Marcos pusieron a los zapatistas en la vanguardia social. Pero tuvieron un agotamiento natural y se estancaron. Esa frescura se extraña ahora ante la ausencia de liderazgos y de discursos que muevan a la sociedad.

El EZLN ha cambiado mucho a lo largo de su historia, ya no es aquel grupo guerrillero que se alió con los pueblos indígenas para transformar al país, hoy es el movimiento social indígena que navega en la misma corriente latinoamericana de pueblos originarios que defienden sus territorios de los grupos políticos aliados a las transnacionales mineras, eólicas, petroleras y del crimen organizado que amenazan con despojarlos de sus tierras.

Como dice Le Bot en su último libro ‘La gran revuelta indígena’ el zapatismo es una antiguerrilla, que se alejó de la lucha armada tradicional, pero que se quedó atrapada entre el grupo armado y un movimiento social. Pero habría que decir que es el único movimiento social con credibilidad, calidad ética y moral en un país en crisis como es México en estos días.

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