En marzo de 2006 ocurrió algo que dejó atónito al presidente boliviano Evo Morales, quien había asumido el poder en enero y había viajado a Chile para el cambio de mando de Michelle Bachelet. Invitado por organizaciones sociales chilenas, el gobernante de Bolivia asistió a un masivo evento en el Court Central del Estadio Nacional, recinto dedicado al tenis, donde unos 3 mil chilenos gritaron “¡Mar para Bolivia!”, una y otra vez. Aquello sorprendió a Evo Morales, al punto que se emocionó hasta las lágrimas.

Aquel día nunca más se le olvidó al jefe de Estado de Bolivia. De hecho, la mayoría de las veces en que se refiere a sus viajes a Chile, recuerda este acto.  

Lo cierto es que para la mayoría de los chilenos, Bolivia no debería reclamar nada, ya que perdió su mar en la Guerra del Pacífico (1879-1883).  Un sondeo de la Universidad Católica/Adimark reveló a comienzos de noviembre que solo el 9% de los chilenos le daría a Bolivia un enclave soberano, mientras que el 58% no le daría ni medio litro de mar. El restante 30% se inclina por darle más facilidades.

A su vez, el gobierno chileno sostiene que Bolivia sí tiene acceso a mar, gracias a las facilidades dispuestas en el Tratado de 1904.

Hace 8 años hubo gran afinidad y sintonía política entre Bachelet y Morales, pero la Agenda de los 13 puntos que ambos gobiernos intentaron llevar adelante terminó en un fracaso. Por ello en 2013 Bolivia demandó a Chile ante la Corte Internacional de La Haya, con el propósito de que se obligue al gobierno chileno a negociar una salida soberana al mar. Chile arremetió este año al impugnar la competencia de La Haya. 

“La idea de la salida soberana de Bolivia al mar por territorio chileno ha tenido en Chile mucha convocatoria, y es evidente que la demanda de La Paz ante La Haya cambió sustancialmente el escenario. Es enteramente explicable que esa demanda haya radicalizado las posiciones”, dice el analista político Héctor Soto.

El cientista político, Patricio Navia, sostuvo que “si bien hay rechazo a entregar mar a Bolivia, no es un tema prioritario para los chilenos. Pero sería cuidadoso al sugerir que los chilenos se oponen a dar mar a Bolivia. Hay oposición, pero no es una oposición ni muy profunda ni muy sentida”.