Atrocidades del EI impulsadas por decenios de comercio de armas
El Estado Islámico (EI) cuenta con un gran arsenal mortífero que utiliza para cometer crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra a escala masiva en Irak y Siria como consecuencia de una mala regulación de los flujos de armas hacia Irak durante decenios, unida a la falta de control sobre el terreno.
De acuerdo a un informe dado a conocer en Londres del grupo defensor de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI), los combatientes del EI utilizan armas –la mayoría procedentes del saqueo de los arsenales del ejército iraquí– que fueron fabricadas y diseñadas en al menos 25 países, entre ellos Rusia, China, Estados Unidos y países de la Unión Europea (UE).
“Estos flujos de armas se financiaron con diversos trueques de petróleo, contratos del Pentágono y donaciones de la OTAN. La mayor parte de estas armas han sido tomadas o filtradas de los arsenales del ejército iraquí”, sentenció.
Amnistía elaboró su documento a partir de los análisis realizados por expertos de miles de vídeos e imágenes verificadas.
En su informe, titulado “Haciendo balance. Armar al Estado Islámico”, AI indicó que “la numerosa y variada gama de armas que está utilizando el Estado Islámico es un caso de manual de cómo el comercio irresponsable de armas da pábulo a la perpetración de atrocidades a escala masiva”.
Entre las armas avanzadas con que cuenta el EI hay sistemas portátiles de defensa antiaérea (MANPADS), misiles guiados antitanque y vehículos blindados de combate, así como rifles de asalto como la serie AK, de fabricación rusa, y los M16 y Bushmaster estadounidenses.
El arsenal data del periodo comprendido entre la década de 1970 y la de 1990, e incluye pistolas, revólveres y otras armas pequeñas, ametralladoras, armas antitanque, morteros y artillería. Son habituales los rifles tipo Kalashnikov de la época de la Unión Soviética, sobre todo de fabricantes rusos y chinos.
En ese sentido, Patrick Wilcken, investigador sobre Control de Armas, Comercio de Seguridad y Derechos Humanos de Amnistía Internacional, afirmó que “la mala regulación y la falta de supervisión de los inmensos flujos de armas hacia Irak en los últimos decenios han supuesto para el Estado Islámico y otros grupos armados una excelente coyuntura para lograr un acceso sin precedentes a la potencia armamentística”.
El documento destacó que al tomar Mosul, la segunda ciudad de Irak, en junio de 2014, los combatientes del EI se hicieron inesperadamente con armas de fabricación internacional del arsenal iraquí, entre ellas armas y vehículos militares fabricados en Estados Unidos, que utilizaron para controlar otras zonas del país, con devastadoras consecuencias para la población civil que las habitaba.
“La amplia variedad de tipos de armamento tomado y adquirido ilegalmente ha permitido que el Estado Islámico lleve a cabo una terrible campaña de abusos. Homicidios ilegítimos, violaciones, tortura, secuestro y toma de rehenes –a menudo a punta de pistola– han obligado a cientos de miles de personas a huir y convertirse en desplazados internos o refugiados.”, agregó.
Según AI, la variedad y la amplitud del arsenal del Estado Islámico “refleja decenios de transferencias irresponsables de armas a Irak”.
“Esto se ha visto agravado por los diversos fracasos a la hora de gestionar las importaciones de armas e implantar mecanismos que evitaran usos finales inadecuados durante la ocupación dirigida por Estados Unidos a partir de 2003. A este problema se añade los controles poco estrictos de los arsenales del ejército y la corrupción endémica de los sucesivos gobiernos iraquíes”, continuó.
Para Amnistía, las medidas de evaluación y mitigación de riesgos en la exportación de armas a regiones inestables “exigen un análisis exhaustivo y a largo plazo, que deberá incluir la evaluación de si las unidades del ejército y las fuerzas de seguridad son capaces de controlar realmente los arsenales y cumplen las normas del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos".
En el informe, se aclaró que los combatientes del EI y otros grupos armados “también han recurrido a fabricar su propio armamento improvisado en burdos talleres”. “Ejemplo de esta práctica son morteros y cohetes, granadas de mano improvisadas, dispositivos explosivos improvisados (bombas caseras) tales como automóviles-bomba y armas trampa, e incluso municiones de racimo reutilizadas, un arma prohibida internacionalmente. En algunos casos, los dispositivos explosivos constituyen minas terrestres prohibidas por la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersonal”, subrayó el documento.
En ese sentido, Amnistía pidió a todos los Estados que adopten un embargo total sobre las fuerzas gubernamentales sirias, así como sobre los grupos armados de oposición implicados en la comisión de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y otros abusos graves contra los derechos humanos.
También pidió adoptar una norma de "presunción de denegación" de las exportaciones de armas a Irak, “lo cual significa que las transferencias sólo podrían realizarse tras una estricta evaluación de riesgo”.
“El legado de la proliferación y el abuso de las armas en Irak y sus alrededores ya ha destrozado las vidas y los medios de subsistencia de millones de personas, y sigue constituyendo una amenaza. Las consecuencias de transferir irresponsablemente a Irak y Siria armas que posteriormente caen en manos del Estado Islámico debe ser una llamada de atención para los exportadores de armas de todo el mundo”, concluyó Wilcken. (I)