Xenofobia contra los inmigrantes crece en Alemania
La canciller alemana, Angela Merkel, ratificó ayer que el acoso xenófobo “no tiene cabida en un Estado de derecho” como Alemania, en alusión a los disturbios protagonizados por manifestantes ultraderechistas tras la muerte de un ciudadano alemán en Chemnitz (este del país). “Hemos visto persecuciones colectivas, hemos visto el odio en la calle, y esto no tiene nada que ver con el Estado de derecho”, afirmó Merkel.
Militantes de extrema derecha participaron el domingo en “persecuciones colectivas” contra migrantes en la localidad de Chemnitz, unos actos violentos que se repitieron el lunes en otra manifestación en la misma ciudad, en la que participaron 6.000 personas y en la que manifestantes hicieron el saludo nazi.
Al menos 20 personas, entre las cuales había dos agentes de policía, resultaron heridas en esta misma ciudad el lunes por la noche durante confrontaciones entre manifestantes ultraderechistas y contramanifestantes de la izquierda radical, según un nuevo balance de la policía, que inicialmente informó que hubo seis heridos.
“Sin duda, la historia no se repite dos veces, pero cuando multitudes excitadas de extrema derecha generan agitación en Alemania y el Estado de derecho se ve sobrepasado por los hechos, esto recuerda un poco la situación de la República de Weimar”, reconocía Der Spiegel en su página web.
Este semanario alemán hacía referencia al régimen político establecido en Alemania tras la Primera Guerra Mundial y que tuvo que afrontar los actos violentos del nazismo en la calle antes de sucumbir con la toma del poder de Adolfo Hitler en 1933.
El contexto actual es mucho menos crítico que la situación en la Alemania del periodo de entreguerras, pero los recientes episodios de violencia callejera de la extrema derecha generaron una gran inquietud en la opinión pública alemana.
“Cuando el Estado abdica”, afirmaba indignado el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ). “Caos en Chemnitz”, aseguraba el diario Handelsblatt, quien consideraba que “el Estado de derecho está fuera de servicio”.
Otra manifestación, la tercera en los últimos días, se realizó la tarde de ayer en Dresden, una ciudad cercana a Chemnitz y la capital del estado de Sajonia, en el que la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) fue la primera fuerza en las elecciones legislativas del año pasado.
El origen
El suceso que originó estas manifestaciones de la extrema derecha fue la muerte de un alemán, de 35 años de edad, el sábado por la noche en Chemnitz durante una disputa en una fiesta local.
La policía detuvo a dos personas: un sirio y un iraquí, de unos 20 años de edad, sospechosos de haberlo apuñalado tras una “discusión verbal”.
Según la policía, tras el crimen se realizó una convocatoria por redes sociales entre los neonazis de la ciudad para concentrarse con el objetivo de “cazar extranjeros” y mostrar “a los inmigrantes quién manda aquí”.
El periodista independiente Johannes Grunert le dijo al medio Spiegel Online que había visto cómo algunos manifestantes usaban botellas para atacar a personas “que no parecían alemanas”.
Después de este homicidio, la extrema derecha alemana subió el tono de sus críticas contra la política migratoria del gobierno de Angela Merkel, a la que acusan de contribuir a un aumento de la criminalidad.
AfD, Pegida y grupos neonazis
Las manifestaciones en Chemnitz fueron impulsadas por AfD, el movimiento islamófobo Pegida, surgido en el este de Alemania, y otros grupúsculos más extremistas.
Según el ministro de Exteriores, Heiko Maas, la extrema derecha representa “una amenaza para la cohesión de nuestras sociedades”. “Debemos hacer todo lo posible para defender (...) la democracia y la libertad, no solo en Chemnitz, sino en todo el mundo”, afirmó.
El partido ultraderechista AfD marca la agenda política en Alemania tras lograr 90 diputados en las elecciones generales en septiembre del año pasado y haberse convertido en la principal fuerza de oposición al gobierno de coalición entre conservadores y socialdemócratas. (I)