El exmandatario desmiente todo desde parís
Alejandro Toledo, acusado de recibir coimas de Odebrecht
En 2000, bajo la fuerte presión política que obligó a la renuncia de Alberto Fujimori, la figura de Alejandro Toledo se erigió como un bastión moral en el que se encendían esperanzas de cambio para Perú.
Toledo, quien ocuparía la presidencia desde 2001, prometió ser diferente, no tener ningún tipo de tolerancia frente a la corrupción. Esas palabras se han vuelto contra él y engrosan los argumentos por los que la Fiscalía de su país emitirá una orden de detención nacional e internacional contra él, en las próximas horas.
Las versiones de un colaborador eficaz y los documentos bancarios de transferencias, pagos, fechas de reuniones, montos acordados, han servido para que el fiscal Hamilton Castro asegure, la tarde del pasado viernes 3 de febrero, que el alto funcionario al que se habría entregado las coimas, de acuerdo a las palabras de los representantes de Odebrecht en Perú, sería Alejandro Toledo.
En total, de acuerdo con la investigación, Toledo se habría beneficiado con $ 20 millones como propina por la licitación de los tramos II y III de la Carretera Interoceánica, el eje de conexión que une los océanos Atlántico y Pacífico, atravesando Brasil y Perú.
De acuerdo con las investigaciones, para ejecutar el pago acordado, Odebrecht habría transferido dinero desde Brasil hacia Inglaterra, a la cuenta que en el City Bank poseía Joseft Maiman, un empresario israelí-peruano cercano desde hace varios años a la figura de Toledo.
Los avances del fiscal Castro y su equipo de investigación habrían determinado que, al menos $ 11 millones de esas transferencias se derivaron a las cuentas de la empresa Ecoteva, en Panamá, a través de la que se adquirieron inmuebles en Perú a nombre de Alejandro Toledo.
El listado de esos inmuebles es millonario. Aparecen, por ejemplo, dos oficinas de lujo valoradas en $ 840.000, una casa ubicada en la residencial zona de Las Casuarinas, valorada en $ 3,5 millones. Precisamente esta última fue allanada la madrugada del sábado, permitiendo que los peritos judiciales accedan a información que engrosará la carpeta acusatoria contra el expresidente.
Desde París, completamente aturdido por los acontecimientos, Alejandro Toledo negó tajantemente haber recibido dinero de la constructora brasileña. No aclaró, sin embargo, si regresará a Perú para enfrentar las denuncias. Dejó sentado, eso sí, que es una víctima en medio de una persecución política.
Las compras ejecutadas por Ecoteva en Perú tuvieron los ojos de fiscalización hace tres años sobre ellas. Toledo, todavía con presencia de sus parlamentarios en el Congreso, supo esquivarlas, justificando esas adquisiciones a nombre de su suegra.
Ahora se sabe que el posible origen de esos dineros se desprende de la relación entre Toledo y Odebrecht. Ya sin ningún parlamentario activo, con su partido político extinto y con sus coidearios dándole la espalda, el expresidente parece tener todo en contra.
El retorno a su país es una posibilidad que suena lejana, como en un sueño del que ahora Toledo ansía escapar. (I)