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En martes, no te cases ni te embarques

En martes, no te cases ni te embarques
01 de junio de 2014 - 00:00

Todo un día de la semana prohibido para realizar ciertas actividades suena a demasiado. Pero la culpa la tienen los romanos que nombraron así este día en honor al dios Marte. Y no porque les cayera bien, sino porque, como era el dios de la guerra y las desgracias, mejor no hacer nada especial en su día para evitar provocarlo.

Martes 13

La maldición del número 13 tiene su origen en la última cena de Jesucristo con los doce apóstoles, en la que fue delatado y más tarde crucificado. Se cree que si se sientan a comer 13 personas en una misma mesa, una de ellas morirá antes de que pase un año.
El día de la semana varía: en los países latinos se teme al martes 13 por lo nefasto de ese día para los romanos; en los países anglosajones, en cambio, la mala suerte es el viernes 13, porque la tradición dicta que Jesús fue crucificado un viernes.

No entregar el salero

Una vieja costumbre dice que, cuando estamos en la mesa, no debemos pasar el salero a la persona que lo ha pedido. Se lo debe dejar al lado para que lo recoja y lo utilice. Esta superstición se origina en la leyenda negra de uno de los personajes más calumniados de la historia, Lucrecia Borgia. El mito asegura que Lucrecia envenenaba a sus enemigos pasándoles un salero, mientras disimuladamente volcaba en su plato la ponzoña fatal que escondía en un hueco de su anillo.

La verdad es que Lucrecia se casó tres veces, todos matrimonios arreglados por su familia desde que era casi una niña. Su hermano César, que era cardenal, y su padre, el papa Alejandro VI, intentaron asesinar a su primer marido, y como logró sobrevivir hicieron anular el matrimonio.  Luego la obligaron a casarse con el hijo del rey de Nápoles, quien también murió asesinado.
Tras su tercer matrimonio se fue a vivir lejos de sus violentos parientes para dedicarse a criar a sus seis hijos. Murió a los 39 años sin sospechar que tal vez su propia familia fue la que regó el mito del envenenamiento para ocultar a los verdaderos autores de los crímenes. 

Gato negro

Para algunas civilizaciones antiguas, como la egipcia, el gato era un animal mágico y símbolo de la divinidad; incluso, al morir, los embalsamaban. En la Europa medieval se los seguía considerando sobrenaturales, pero porque se decía que las brujas -otra superstición- podían transformarse en felinos para hacer maldades y escapar. Por eso a los gatos se los perseguía y quemaba, incluso si no eran negros. Algunos historiadores atribuyen a la consiguiente escasez de gatos la proliferación de ratas portadoras de la peste bubónica que exterminó a millones de europeos. Es que la superstición puede matar. 

Estas acciones se practicaban como una forma de protección frente a la adversidad, que -aunque inútiles- prevalecieron en el tiempo.

“Martes ni te cases ni te embarques”, esta antigua sentencia tiene que ver con el temor al dios Marte.
La Edad Media fue una época de ignorancia y analfabetismo donde proliferaron mitos.

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