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Universidad y desarrollo

Universidad y desarrollo
16 de diciembre de 2013 - 00:00

La educación de excelencia constituye el arma más poderosa para alcanzar el desarrollo y una buena calidad de vida del conjunto de la sociedad.  No existe un país que haya arribado a niveles relevantes de bienestar social sin haber realizado esfuerzos importantes y sostenidos en el sistema educativo a todos los niveles. Junto con la salud, la educación es el único camino capaz de generar igualdad de oportunidades para enfrentar exitosamente las vicisitudes que suelen presentarse a lo largo de la vida, con el fin de lograr la plena felicidad. 

La universidad, como el escenario vital de la investigación y del debate académico, es responsable del desarrollo científico y tecnológico en función de la transformación económica y social. La investigación para el desarrollo la realiza el aparato productivo y la universidad o ambos a la vez. Lo que no puede ocurrir es que nadie se ocupe de esta ineludible obligación. La tarea investigativa universitaria tiene que orientarse a dar respuestas concretas y viables para resolver los problemas fundamentales de la sociedad. El “docentismo” repetidor de conocimiento no es suficiente. Se requiere avanzar en una ciencia liberadora al servicio de la colectividad. No hay más que 2 opciones: una ciencia para la concentración y la exclusión o una ciencia para la justicia y la inclusión.

Esto demanda contar con una universidad de excelencia, gratuita, democrática y con estándares internacionales de excelencia. Sin dejar de reconocer los importantes avances que se están consiguiendo, lamentablemente, el país aún no cuenta con una universidad que conste entre las mil mejores del mundo, a pesar de los significativos esfuerzos desplegados por diversos actores universitarios y de la fuerte asignación fiscal.

Sé que sí se puede y sé también que vamos por el camino correcto. Comprendo ciertos traumas naturales que se generan. Los cambios cuestan, sobre todo cuando uno es quien debe cambiar. La tarea universitaria, como pocas, demanda vocación militante. Quien cree que la academia es un espacio para acumular fortunas materiales, definitivamente se equivocó de profesión. La universidad, aquel hermoso y reconfortante oficio de aprender-enseñar-aprender, constituye sobre todo servicio a la comunidad. Para cumplir a cabalidad con la misión universitaria hay que transpirar diariamente el máximo del intelecto y de la sensibilidad.

El Plan Nacional de Desarrollo para el Buen Vivir contiene las líneas matrices y motrices para encaminar a la universidad. La sinérgica interrelación entre la sociedad (trabajadores y emprendedores), el Estado y la universidad es indispensable para alcanzar óptimos resultados sociales. Si estos 3 actores trabajan mancomunadamente se logrará una sociedad pacíficamente cohesionada. Aprovechemos positivamente el espacio que se ha abierto a raíz de la vigencia del sistema de evaluación universitaria.

* Director General del Servicio de Rentas Internas (SRI)

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