En columnas previas expuse evidencia de políticas públicas implementadas en los últimos años que probablemente han contribuido a reducir el empleo informal de 78,3% a 68,1% del total de ocupados en el ámbito nacional (gráfico 1) y a aumentar la fuerza laboral nacional afiliada o cubierta por la seguridad social de 26,3% a 41,4% entre 2007 y 2012 (gráfico 2). Son cambios importantes. No obstante, los niveles de informalidad y de falta de afiliación continúan siendo altos, por lo que es necesario preguntarse si las políticas seguidas hasta ahora serán suficientes para seguir reduciendo la informalidad. Estas permitieron lograr la meta establecida en el Plan Nacional para el Buen Vivir (PNBV) 2009-2013 de “alcanzar el 40% de personas con seguro social hasta 2013”, pero no hay certeza de que logren la misma efectividad para conseguir la nueva meta fijada en el PNBV 2013-2017, esto es “aumentar la población económicamente activa (PEA) de 15 años o más afiliada a la seguridad social contributiva de 41,4% en 2012 al 60% en 2017, y a nivel rural de 32,7% al 50%” en ese mismo período.

Gráfico 1

La reducción del empleo informal se produjo especialmente en el sector formal de la economía. La evidencia sugiere que se debió principalmente a una política activa para hacer cumplir a los empleadores con sus obligaciones laborales. Esta comprendió un contexto de políticas favorables al trabajador; cambios constitucionales y legales que fortalecieron los derechos de los trabajadores y las obligaciones de los empleadores, incluida la penalización de la no afiliación a la seguridad social; la reactivación de las inspectorías de trabajo para verificar en las empresas y en las viviendas el cumplimiento de la afiliación y las obligaciones laborales; y reformas administrativas del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que hicieron más atractiva la afiliación y facilitaron a los empleadores los trámites de afiliación de sus trabajadores y el pago de obligaciones. Todo esto estuvo acompañado por una firme voluntad política y un fuerte liderazgo. Si bien aún hay cierto margen para que estas políticas sigan ampliando la afiliación a la seguridad social y reduciendo el empleo informal en el sector formal, hay signos de agotamiento que deben ser considerados por los hacedores de política pública. Se observa en el mercado laboral un aumento del sector informal y de los trabajadores por cuenta propia, así como una reducción de los patronos y de las empleadas domésticas.

Gráfico 2

En los próximos años el reto implica disminuir el empleo informal también en el sector informal, lo que dependerá básicamente de 3 aspectos. Primero, de un crecimiento económico que amplíe el sector formal y que reasigne trabajadores desde el sector informal hacia el sector formal. Segundo, de una reforma a la seguridad social contributiva que genere regímenes especiales de aseguramiento o incentivos para ampliar la cobertura en los trabajadores no asalariados. Tercero, del aumento de productividad laboral de los micro, pequeños y medianos emprendimientos económicos de tal forma que puedan absorber los costos del pago de salarios mínimos y la afiliación a la seguridad social de sus trabajadores.