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Coyuntura

¿Latinoamérica se divide en 2?

¿Latinoamérica se divide en 2?
17 de febrero de 2014 - 00:00

Los discursos sobre la integración se enarbolan a lo largo de la región. La más reciente muestra de ello se evidenció en Cuba, con la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (Celac). Pero días después, la Alianza del Pacífico -bloque integrado por Colombia, Chile, México y Perú- recordó a América Latina que a la par avanza la corriente que propugna las bondades del libre comercio cuestionadas por otros países. ¿Se puede entonces hablar de 2 Latinoaméricas? Expertos coinciden en que la iniciativa del Pacífico no encaja del todo en el proyecto de unión latinoamericana.

 

La semana pasada, en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, se reunieron los mandatarios de los países de la Alianza del Pacífico, que suman más de 200 millones de habitantes y que mueven el 50% de la economía de América Latina (gráfico 1).

 

La estrategia de la Alianza consiste en eliminar las restricciones comerciales entre los países miembros y suscribir tratados de libre comercio (TLC) con la mayoría de las naciones.

 

En Cartagena, los mandatarios dieron el primer paso y acordaron que el 92% de los productos que se comercializan entre Colombia, Chile, México y Perú circulará libre de aranceles. Durante la cita se firmó el documento que entrará en vigencia en 2015, después de que sea aprobado por los congresos de cada país. Para el 8% de productos restante se ha establecido un plazo de desgravación de hasta 17 años por considerar que son “productos sensibles”, en su mayoría agrícolas, y que representan los mayores ingresos para los países miembros de la Alianza.

 

Para el economista Santiago García, director del Instituto Superior de Investigación de la Universidad Central del Ecuador, esta medida es indispensable para salvaguardar la soberanía alimentaria, y sobre todo para cuidar cada una de las economías, pues exportar libremente un producto base puede llevar a la quiebra a una nación. Por ejemplo, México, que mantiene desde hace 20 años un TLC con Estados Unidos y Canadá, sufrió en 2011 un desabastecimiento de maíz, un producto básico en la canasta mexicana. En ese momento, el país se vio obligado a aumentar hasta en un 25% las importaciones de maíz estadounidense, explicó García. De su lado, Colombia enfrentó en agosto de 2013 manifestaciones por el descontento del sector agrícola frente al TLC que la nación sudamericana firmó con Estados Unidos y por el hecho de que los precios oficiales de los productos no compensaban los gastos de producción.

 

 

Lo que les une

 

Los 4 países miembros de la Alianza se caracterizan por tener gobiernos que impulsan la apertura de sus economías a través de tratados de libre comercio, y no es reciente. Chile, por ejemplo, mantiene esa política desde los noventa, incluso durante el Gobierno de centroizquierda de Michelle Bachelet (que volverá a la presidencia en marzo). Ese país actualmente mantiene 17 acuerdos de libre comercio, Perú tiene 16, mientras Colombia y México cuentan con 11 convenios de ese tipo cada uno, según el Sistema de Información de Comercio Exterior de la Organización de Estados Americanos (OEA). Todos firmaron TLC con Estados Unidos y Europa.

 

Otro punto en común es su interés en el mercado asiático, uno de los más dinámicos del mundo. De hecho, Perú, México y Chile ya son parte del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Colombia está buscando ingresar al bloque que se creó en 2006 y que nació para fomentar la integración económica entre los 2 lados del Pacífico. Los otros países miembros son Australia, Brunéi, Canadá, Estados Unidos, Malasia, Japón, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam. García explica que la TPP actualmente representa el 30% del producto interno bruto (PIB) global y el 20% del comercio mundial. A su criterio, la Alianza del Pacífico responde a la estrategia de creación de zonas de libre comercio para acelerar las negociaciones con el continente asiático.

 

 

 

Ecuador y su posición entre los 2 vecinos promercado

 

“Mientras yo sea presidente, Ecuador no entrará en ninguna de estas aventuras”, anunció en julio del año pasado el mandatario Rafael Correa, refiriéndose a la Alianza del Pacífico.

 

Consciente de que existe “toda una restauración conservadora en la región para contrarrestar proyectos alternativos”, el presidente ha señalado que América Latina “no necesita competencia, necesita cooperación, planificación y justicia”. Ello se busca conseguir a través de bloques como la Celac, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), integrada por países que impulsan el socialismo del siglo XXI.

 

A criterio de García, el que Ecuador se mantenga fuera de esta alianza es la estrategia más adecuada para el país por la necesidad de fortalecerse internamente, tanto en el sector industrial como en el agropecuario. “Este tipo de acuerdos sí podrían golpear a la industria y a los pequeños productores porque no están en capacidad de competir. Ecuador tiene que jugar de manera estratégica: no aislarse, pero sí priorizar las necesidades actuales”.

 

Por su parte, Marco Romero, coordinador de la maestría en Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar, destacó que “aunque el Ecuador no está enfocado en ser parte de la Alianza del Pacífico, sí lo está en los otros bloques (como los mencionados anteriormente)”. García añade que el país también goza de ventajas arancelarias con esos países. De esa forma, el intercambio comercial entre Ecuador y Chile está libre de gravámenes para la mayoría del universo arancelario, con excepción de unas 250 partidas que corresponden a productos agrícolas como carne bovina, maíz, arroz, aceites, oleaginosas, entre otros. También Ecuador y México mantienen preferencias arancelarias a través de 3 acuerdos comerciales en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). Uno de ellos es el Acuerdo de Alcance Parcial, con el que se benefician productos como: atún, bombones y tabacos, los cuales tienen una preferencia arancelaria del 100%. Otros como: extractos de café, maderas y cocinas solo pagan el 10% del arancel.

 

En el caso del comercio con Colombia y Perú, Ecuador goza de preferencias arancelarias como parte de las políticas de la Comunidad Andina de Naciones.

 

 

Alianza solo de comercio

 

La Alianza del Pacífico fue creada en abril de 2011 y en 3 años tomó decisiones respecto al 100% de su comercio. En la otra esquina, a los organismos de integración regional ya mencionados les ha tomado más tiempo mostrar avances porque sus pretensiones son más complejas y no están circunscritas solo al libre comercio, coinciden los analistas. Los países del ALBA por ejemplo, buscan también una integración social, energética y política.

 

Además, la importancia de esos organismos radica en que fueron promovidos por presidentes progresistas sin la presencia de EE.UU. Este y otros temas fueron discutidos por expertos nacionales e internacionales en el foro ‘¿Latinoamérica divida? Procesos de integración y cooperación Sur - Sur’, realizado el anterior jueves en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).

 

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Respecto a la Alianza del Pacífico, María Regina Soares, miembro del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, señaló que ese bloque “no tiene un proyecto regional. Los países miembros solo miran al comercio exterior, mas no a su integración económica interna, (lo que) significa la pérdida de autonomía doméstica”.

 

Pero los presidentes involucrados solo ven ventajas. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos dijo que según las proyecciones que manejan la dinámica del bloque añadirá a cada país un crecimiento adicional de 0,7% al PIB, un aumento de 1,4% en los flujos de inversión extranjera directa y se crearán al menos 40 mil empleos de alta calidad.

 

Los detractores son menos optimistas y alertan sobre consecuencias negativas para el campo, la industria y el empleo. “Este es como un nuevo TLC, orientado a especializarse en hacer productos más baratos, lo cual, como se ha demostrado con la experiencia de Europa, no genera crecimiento económico y sí presiona los salarios hacia la baja y empeora la distribución del ingreso”, opinó Eduardo Sarmiento, economista y columnista del diario colombiano El Espectador.


En una versión anterior de esta nota atribuimos erróneamente una declaración a Ernesto Vivares, profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), cuando la cita corresponde a una explicación de Vivares sobre la visión del politólogo argentino Andrés Malamud respecto a la integración latinoamericana.

Lo que Vivares señaló fue que la dinámica económica y de integración de Latinoamérica "elimina esta idea de 2 proyectos regionalistas ideológicamente separados con una visión de éxito y una visión de fracaso y habla más de 2 tipos de Latinoamérica". Agregó que en la región no existe un "fenómeno homogéneo" de integración como plantea la visión europeista, sino más bien "múltiples y variadas formas de regionalismos". Pedimos disculpas por el error.

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