La conocida frase “el agua es vida” va más allá de una metáfora. Es un recurso básico no solo en el aspecto humano –aunque su acceso todavía es tremendamente desigual en el Ecuador–,  sino también para el desarrollo de la cadena productiva. “Sin agua no podemos pensar en el movimiento económico de ningún país”, sostuvo Malki Sáenz, secretario técnico del Fondo para la Protección del Agua (Fonag), organización no gubernamental.

La conmemoración, en marzo, del Mes del Agua a escala mundial –que fue decretado por la Organización de las Naciones Unidas en 1992– es la excusa para poner en primer plano la importancia de su conservación y la realidad sobre su acceso y distribución en el país.

El agua que usamos nace de las fuentes naturales, pasa por un tratamiento de potabilización, sirve a cada hogar y, finalmente, es devuelta al ambiente. El cuidado de este recurso es importante en cada una de estas etapas. En ese sentido, Ecuador ha adoptado medidas de conservación y ha prendido las alertas para elaborar mejores políticas públicas.

Sáenz define a las zonas boscosas altas, a los páramos y a los nevados como “cajas de ahorro de agua”, que se han visto amenazadas por la transformación de suelos para áreas pobladas, por la agricultura y ganadería no sustentable y por el calentamiento global. Ante ello, el Fonag e instituciones como las empresas de agua de las ciudades han promovido programas para el cuidado de las zonas protegidas y de reforestación.

Acceso desigual

De su estado natural, el agua pasa a ser captada y tratada por los sistemas de agua potable. Y aunque parece un recurso que está en todas partes, en el país no todos cuentan con ella y su acceso es dispar, sobre todo entre ciudades grandes y pequeñas y en áreas urbanas y rurales. El 72% de la población tiene acceso al agua potable, según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010, la otra tercera parte sufre su ausencia, lo que impacta directamente en  situaciones de pobreza o baja calidad de vida. El gráfico 1 muestra, por ejemplo, que Sucumbíos es la provincia con menor acceso. Solo el 40,59% de 53 794 viviendas tiene agua potable. Mientras que Pichincha se ubica al otro extremo: el 93,44% de los  873 228 hogares cuenta con el servicio.

MES DEL AGUA

El Foro Hídrico se realizará del 17 al 20 de marzo en la Empresa  Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento. 

El festival musical ‘Al son del agua’ se efectuará el 22 de marzo en el parque Suecia, en el barrio Quito Tenis.

“El agua no viene del grifo”

Varias instituciones buscan este mes posicionar ese mensaje en Quito y han organizado actividades para explicar todo el proceso que atraviesa el agua antes de llegar y ser consumida en cada hogar. Una familia ecuatoriana promedio consume 27 m3 de agua cada mes. Los Ríos registra el mayor consumo con 54,52 m3. 

En 2012, el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) realizó un estudio en 21 768 hogares y concluyó que aunque el porcentaje de hogares que tiene prácticas de ahorro de agua ha disminuido, la cantidad de agua consumida por persona fue menor. En ese año un individuo consumió en promedio 9,2 m3 de agua en comparación a los 12,4 m3 de 2011. La investigación también indica que un hogar paga por agua en promedio $11,31 mensuales. En el área urbana la media es de $ 12,72  y en la rural $6,62.

El INEC también arrojó cifras sobre los hábitos de uso. El 32% de los hogares consume agua de botellón, siendo mayor en el área urbana con 40,3%, mientras que en el área rural llega al 15,6%.

Alertas

Este recurso tan básico también enfrenta amenazas, especialmente relacionadas  con el crecimiento económico y poblacional. En el caso del Ecuador, por ejemplo, con el nuevo aeropuerto de Tababela, esa zona entró en una nueva lógica de desarrollo. En ese sector, las fuentes de captación de agua se ubican alrededor del Cerro Puntas. Según Sáenz, “si se proyecta un crecimiento de 3 o 5 puntos porcentuales en la población por la presencia del aeropuerto, ahí se va a mover mucho la economía. Ahora tenemos suficiente agua, pero el  uso del suelo va a cambiar, por lo que hay que hacer mucha planificación y defender las zonas de conservación del agua. No tiene nada que ver con mantener un paisaje bonito, es un tema económico de gran magnitud”.

En lo relacionado con las aguas residuales también existen preocupaciones. Según la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), aproximadamente el 92% de ese tipo de agua que se descarga, no posee tratamiento, lo que causa un severo impacto al medio ambiente.

“El Ecuador presenta un déficit muy grande de plantas de tratamiento de aguas residuales”, indicó Sáenz. Estas plantas sirven para limpiar el agua desechada de cada hogar y devolverla al ambiente en mejores condiciones. “Lo que se gastaría en una de estas plantas, cerca de $ 600 millones, el gobierno ahorraría en medicinas o atención a personas enfermas por consumir agua de ríos contaminados”, acotó.

El agua y la importancia en la erradicación de la pobreza

Dentro del objetivo del Gobierno de erradicar la pobreza extrema hasta 2017, el agua y el alcantarillado juegan un papel fundamental. Se busca elevar la cobertura  de agua a un 95%, lo que contribuiría a mejorar las condiciones de vida y salud de la población. Con inversión en agua y alcantarillado, el índice de pobreza por necesidades básicas insatisfechas bajaría de 33% a 18%, mientras que la pobreza extrema se reduciría del 10 al 3%.

De otro lado, el Gobierno también está interesado en grandes inversiones relacionadas con el agua, específicamente en proyectos  multipropósitos cuya meta es reducir los embates de la naturaleza, al mitigar las inundaciones en invierno y garantizar el riego en época de sequía.

El gráfico 2 muestra 6 proyectos en construcción. Los de Chone,  Chongón-San Vicente, Bulu Bulu y Cañar concluirán este año, mientras que el Naranjal y el Daule-Vinces finalizarán en 2015, informó la Secretaría Nacional de Agua, institución  que también impulsa medidas orientadas al uso eficiente  del recurso.