Publicidad

Ecuador, 21 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Desigualdad: los ricos más ricos y los pobres más pobres

Desigualdad: los ricos más ricos y los pobres más pobres
03 de febrero de 2014 - 00:00

El 1% más rico de la población mundial posee casi la mitad de la riqueza del planeta mientras la otra mitad está repartida entre el 99% restante, según revela un reciente informe de Oxfam, una ONG internacional que trabaja en temas de desarrollo y lucha contra el hambre y la pobreza. El hecho es que los ricos se están volviendo cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres y ello proyecta un panorama sombrío para el futuro de las sociedades. La extrema concentración de la riqueza y las grandes brechas en desigualdad amenazan no solo el crecimiento económico, sino el combate a la pobreza y la estabilidad social.

Oxfam llegó a Suiza, donde se desarrolló hace unos días el Foro Económico Mundial de Davos, y alzó su voz de alerta sobre los niveles de desigualdad económica que están creciendo rápidamente. El foro, fundado en 1971 y que desde 1987 celebra reuniones anuales en las que participan las autoridades y empresarios más poderosos del mundo, es una de las instancias con más influencia en la elaboración de agendas y políticas públicas,

En el marco de esta cita, Oxfam presentó el informe Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad en el que enfatiza que “la enorme y creciente concentración de ingresos y riqueza que están experimentando muchos países supone una amenaza mundial para las sociedades estables e inclusivas por una razón muy simple: una distribución desequilibrada de la riqueza desvirtúa las instituciones y debilita el contrato social entre las instituciones y el Estado”.

Algunos de los datos publicados en el estudio indican que la riqueza del 1% de la poblacion más rica del mundo asciende a $ 110 billones, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre la población mundial. Otro dato: el 0,7% de los habitantes del mundo (unos 32 millones de adultos que tienen una riqueza valorada en más de $ 1 millón) acaparan el 41% de la riqueza del planeta (gráfico 1). Y respecto a Estados Unidos, donde la crisis financiera evidenció el opulento estilo de vida de los más ricos frente a la precaria situación de los trabajadores y el aumento del desempleo, el informe señala que el 1% más rico acaparó el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre se ha empobrecido aún más.

Las astronómicas cifras de los salarios y beneficios de los altos ejecutivos y las operaciones bursátiles contrastan con la situación de estancamiento de los ingresos de los trabajadores de ingresos medios y bajos.

El premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, en varias de sus columnas publicadas en el diario estadounidense The New York Times ha insistido en la importancia de que las autoridades se preocupen por la creciente desigualdad en Estados Unidos. El economista menciona que desde finales de los setenta, los salarios reales de la mitad hacia abajo de la fuerza laboral se han estancado o han caído, en tanto que los ingresos del 1% de arriba casi se cuadruplicaron (y los del 0,1% más rico aumentó todavía más).

Opina que las implicaciones de esas cifras “parecen una invitación abierta a la lucha de clases; o, si se prefiere, una demostración de que la lucha de clases ya está en marcha, en la que los plutócratas están a la ofensiva”.

El “secuestro” del poder político

En base al análisis de varios países, Oxfam denuncia que en la mayoría de ellos, las élites económicas y el sector financiero “secuestran” el poder político y las economías de las naciones para su beneficio “generando una riqueza ilícita que perpetúa la desigualdad económica”. Según el informe, esas élites establecen reglas económicas para su provecho, lo que se traduce en políticas tributarias injustas y prácticas corruptas.

De otro lado, Oxfam señala que “los acaudalados grupos de interés también desafían los intentos de crear servicios públicos de calidad o una cobertura sanitaria universal”, aspectos que permitirían reducir la desigualdad.

Ante el crecimiento de una inequidad económica extrema, Oxfam alerta de consecuencias “irreversibles, dando lugar a un ‘monopolio de oportunidades’ por parte de los más ricos, cuyos hijos reclamarán los tipos impositivos más bajos, la mejor educación y la mejor atención sanitaria. El resultado sería la creación de una dinámica y un círculo vicioso de privilegios” que irían de una generación a otra.

Finalmente, Oxfam realiza recomendaciones, tanto para los gobiernos como para los empresarios. Hace énfasis en 2 aspectos: por un lado, combatir la evasión de impuestos para evitar el uso de paraísos fiscales y lograr que esos recursos sirvan para financiar proyectos en salud, educación y protección social y, por otro, parar la influencia de las élites económicas para obtener favores políticos que vayan en contra de las mayorías. Además pidió respaldar un mayor control fiscal sobre la riqueza, los ingresos y los mercados e impulsar el pago de salario digno a los trabajadores.

Pero inevitablemente, surgen algunas preguntas: ¿qué ocurre con la clase media en esa polarización entre ricos y pobres? ¿Los gobiernos y las élites económicas estarán dispuestos a adoptar decisiones para reducir la desigualdad si muchas veces son los beneficiarios de esa situación?

Fuentes-Neiva es jefe de la división de Investigación de Oxfam en Gran Bretaña. Foto: Oxfam

ENTREVISTA

‘PELIGRA EL PACTO SOCIAL’ EN EL MUNDO

Ricardo Fuentes-Neiva, jefe de Investigación de Oxfam y uno de los autores del informe divulgado en Suiza, explicó al diario argentino Página/12 las implicaciones de la ampliación de la brecha entre los más ricos y los más pobres.

¿Cuáles son los aspectos relevantes del informe de Oxfam?

La desigualdad ha crecido en 24 de los 26 países en los que había información estadística de los últimos 30 años. O dicho de otra manera, 7 de cada 10 personas del mundo viven en un lugar más desigual que hace 30 años. Una segunda conclusión de nuestro informe es que los ricos tienen una creciente influencia en los procesos políticos, lo que plantea serios problemas de legitimidad. Por último, pensamos que no hay razones para que esto siga siendo así. Es un tema que se puede corregir con políticas públicas concretas.

Precisamente, el camino que ustedes plantean está en los antípodas del que se promueve en Davos.

Creemos que debe haber un combate global contra la evasión impositiva y los paraísos fiscales. El estallido financiero de 2008 profundizó la desigualdad con los programas de austeridad que se llevaron adelante para solucionar una crisis que tuvo su origen en los más ricos del mundo y su especulación financiera. Los paraísos fiscales fueron fundamentales en esta especulación y constituyen una de las claves del desfinanciamiento de los estados porque distorsionan la política gubernamental. Por un lado fuerzan políticas de reducción impositiva a los más ricos para que no recurran a la evasión y la fuga de capital, y la caída de la recaudación fiscal impide (que se ejecuten) políticas sociales y económicas que reducirían la desigualdad. En general, desde los años setenta la carga tributaria bajó para los ricos. Esta es una política impulsada por el creciente poder político de los ricos y el desequilibrio en favor de las corporaciones en la distribución de los beneficios económicos entre trabajadores y el capital.

La defensa de salarios bajos y ventajas impositivas es justificada por algunos sectores para mejorar la competitividad en un mundo globalizado. ¿Hay solución a la desigualdad en ese marco?

Es un punto muy importante. Parte de esta concentración del ingreso está vinculada a la globalización que, al mismo tiempo, ha tenido aspectos positivos ayudando a que millones de personas salgan de la pobreza. Pero lo cierto es que el salario real promedio ha decrecido en muchos países. No se puede plantear que este fenómeno se debe pura y exclusivamente a la globalización. Al mismo tiempo la concentración del ingreso que hemos visto en los últimos 2 años no puede ser explicada por la globalización porque esta se puso en marcha hace mucho tiempo.

América Latina ha sido una de las regiones más desiguales. ¿Cómo evalúan la situación de los últimos años?

Ha habido grandes progresos que demuestran que se pueden mejorar las cosas si existe voluntad política. Programas como Bolsa Familia (Brasil), Trabajar (Argentina), Chile Solidario y Oportunidades (México) han colocado a América Latina a la vanguardia de políticas innovadoras de intervención estatal para lidiar con la desigualdad. Pero esto no ha sido suficiente. Las protestas en Chile o en Brasil son señales de que queda mucho por hacer. Aún así, la tendencia es alentadora en la región.

¿Y si no se modifica este panorama mundial de creciente desigualdad?

Estamos ante un peligro de ruptura del contrato social y una disolución de la idea de ciudadanía. Si los gobiernos no reflejan la voluntad de gran parte de la población, empiezan a perder legitimidad, dinamismo y se ponen en peligro la democracia, los derechos humanos y otros logros. Más allá de si la evaluación que hace Davos de la desigualdad como una de las amenazas de la economía es un mero ejercicio de relaciones públicas, creo que no es interés de las mismas compañías de Davos que la situación se desborde. Esto no pasará de un año a otro, pero hay un riesgo creciente de explosión social porque además ahora la desigualdad está afectando al conjunto de la sociedad de muchos países, incluyendo a las clases medias, las grandes perdedoras de la crisis de 2008.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media