Durante 2013 la tasa de desempleo urbano en América Latina y el Caribe registró “mínimos históricos” de 6,3%, una cifra por debajo del 6,4% de 2012, pero que revela un “estancamiento del progreso que había caracterizado (a) los años anteriores”, según el informe Panorama Laboral 2013: América Latina y el Caribe, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La leve reducción se explica por la pérdida del dinamismo económico de los países de la región donde existen 14,8 millones de desempleados, de los cuales, 7,1 millones son hombres y 7,7 millones son mujeres.

Desde 2011, la región experimenta desaceleración económica. En ese año el crecimiento promedio alcanzó 4,3%; en 2012, 3,1%; y para 2013 se estima un 2,6%, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

A nivel mundial, el crecimiento económico también pierde fuerza: en 2013 registró un aumento moderado de 2,7% y el pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI) para este año es de una leve mejoría de 3,1%, en un escenario de incertidumbre de la economía internacional. “Si ese pronóstico económico se cumple la tasa de desempleo urbano se mantendría en 2014 al mismo nivel” que el año pasado, indicó el estudio. “El comportamiento del mercado laboral no es negativo, pero sí es preocupante”, agrega.

El panorama descrito por la OIT incluye salarios que se incrementan menos que en años anteriores, informalidad que no se reduce, productividad que está creciendo por debajo del promedio mundial, y aumento de la desocupación de los jóvenes en zonas urbanas.

La leve reducción del desempleo en 2013 no se debe a la generación de nuevos puestos de trabajo, sino a una baja en la participación en la fuerza laboral por razones de demanda de mano de obra.

Para el caso ecuatoriano, la OIT observa un descenso en el desempleo urbano de 4,9% en el tercer trimestre de 2012 a 4,7% en igual período de 2013, debido a un decaimiento en la tasa de participación laboral urbana, de 56,3% a 55,2%. Solo Costa Rica y Jamaica están en una mejor posición respecto al resto de países (ver gráfico 1).

Si bien la tasa de desempleo ha bajado en la región, todavía la calidad del empleo representa un problema. Del total de ocupados, al menos 130 millones de personas trabajan en condiciones de informalidad; es decir, de cada 10 trabajadores latinoamericanos y caribeños, al menos 3 no tienen acceso a ningún tipo de cobertura de protección social. En 2011 el 66,5% de ocupados tenía cobertura de salud y/o pensiones (65,8% hombres y 67,5% mujeres) y para 2012 fue el 67% (66,1% hombres y 68,3% mujeres), un aumento de aproximadamente 2,2 millones de personas que cuenta con seguridad social. En el Ecuador, datos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) muestran que el número de afiliados y beneficiarios de los servicios de salud de la entidad se incrementó un 153% en los últimos años, gracias a las reformas a la Ley de Seguridad Social aprobadas en noviembre de 2010, que incluyen beneficios no solo para el afiliado directo, sino también para el o la cónyuge o conviviente con derechos, y a los hijos menores de 18 años. Esa política responde a un sistema de seguridad social público y universal dispuesto en la Constitución de 2008.

Mientras en 2010 los ecuatorianos afiliados totalizaron 3,2 millones, en 2013 se incrementaron a 8,1 millones, de los cuales 2,5 millones son aportantes directos. Encabeza la lista la provincia de Pichincha con 920.009 afiliados, seguida de Guayas, 672.395; Azuay, 147.620; Manabí, 141.596; y, en menor escala, el resto de provincias.

Respecto a los salarios mínimos, la OIT señala que la región continúa experimentando una mejoría de los ingresos, aunque se desaceleraron en el último año. Al tercer trimestre de 2013 el promedio ponderado del salario mínimo real aumentó solo 2,6%, en comparación con el incremento de 6,9% para igual período de 2012, debido a que entre diciembre de ese año y octubre de 2013, menos países realizaron reajustes salariales y, en la mayoría de casos, han sido también inferiores a los aplicados anteriormente.

En 4 de los 17 países estudiados, el salario mínimo real se redujo al tercer trimestre de 2013: Panamá (3,3%), Perú (2,9%), Paraguay (2,8%); y en Venezuela, la inflación superó el ajuste del salario mínimo nominal efectuado en septiembre de 2013, deteriorándose en 8,7%. Entretanto, hasta octubre del año pasado, los 3 países que registraron los mayores incrementos del salario básico, fueron Bolivia (12,8%), República Dominicana (10,2%) y Nicaragua (8,2%).

La publicación asegura que hubo incrementos positivos pero de menor magnitud en Chile y Ecuador (6,7%), Brasil (4,4%) y El Salvador (3,2%).

Añade que en Chile, Colombia y Ecuador se ha seguido una continua política de incrementos anuales del salario nominal, mientras que en Costa Rica, los ajustes se realizan 2 veces al año (enero y julio), lo que “permite mejoras constantes en el poder adquisitivo”.

Participación de las mujeres

El informe de la OIT se refiere a la participación importante que tuvieron las mujeres en la región en los mercados de trabajo, aunque indica que aún “persisten desafíos en materia de igualdad de género”. En lo concerniente al desempleo urbano por sexo a nivel regional, la entidad explica que ha variado de manera más positiva en el caso de las mujeres que en el de los hombres. La tasa de desempleo urbano de las mujeres registró una baja de 0,3 punto porcentual, pasando de 7,9% en 2012 a 7,6% en 2013; en tanto que la de los hombres solo descendió en 0,1 punto al variar de 5,7% a 5,6%. Aun así, el desempleo de las mujeres continúa siendo 1,35 veces mayor que el de los hombres.

“La participación laboral de las mujeres continúa creciendo en la región. En 2013 por primera vez se registran tasas promedio de 50%, pero aún es menor que la de los hombres. Las mujeres siguen estando más afectadas por el desempleo y la informalidad”, señala el estudio.

Desempleo juvenil

Asimismo, la publicación destaca el “leve incremento” en la tasa de desempleo juvenil urbana de 14,2% a 14,5% entre 2012 y 2013. El año pasado se registraron 6,6 millones de jóvenes desempleados en las áreas urbanas de América Latina y el Caribe.

Los jóvenes –enfatiza la OIT- continúan siendo el grupo etario con mayores problemas de empleo, no solo por los altos niveles de desempleo, los cuales superan en 2,25 veces la tasa de desempleo total y en 3,18 veces la tasa de desempleo de los adultos, sino porque una parte importante de ellos se encuentra desempeñando un empleo informal.

Lo que se evidenció fue un descenso de la proporción de jóvenes que participan en la fuerza de trabajo, tanto por la transición demográfica en América Latina -que implica que el número de los jóvenes está creciendo menos que el de los adultos-, como por la mayor permanencia de ellos en el sistema educativo. Para la OIT existe el riesgo de que algunos jóvenes se retiren del mercado laboral ante el desaliento y la frustración por la dificultad de conseguir trabajo y, aun más, si buscan uno de calidad.

Se estima que los jóvenes que no trabajan ni estudian son cerca de 21,8 millones, equivalente al 20% de ese grupo en edad de laborar. Las mujeres jóvenes representan el 70% de los jóvenes que no estudian ni trabajan (alrededor de 15 millones). Entre ellas, un elevado porcentaje (71%), se dedica a los quehaceres domésticos.

En general, el desafío para la próxima década es, según el organismo, crear al menos 43,5 millones de nuevos empleos para consolidar la baja tasa de desempleo de la región y evitar que sobrepase el 7%. Además, será necesario que la región crezca en promedio 3,4% para reducir la informalidad de 47,7% a 42,8% y lograr que el 84% de nuevos empleos sea formal. “Hay que redoblar esfuerzos para mejorar la calidad del empleo en la región”, concluye la OIT.