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El fútbol también genera la empatía colectiva

El fútbol también genera la empatía colectiva
08 de julio de 2013 - 00:00

En Ecuador se ha experimentado con filmes documentales y cortometrajes sobre el fútbol como Mete gol gana y El fútbol del Cerro, y aunque Alemania o Europa son locación obligada, en ese primer país las películas más inspiradoras sobre este deporte son —ojo que no son las únicas y talvez tampoco las mejores— El milagro de Berna y Der ganz große Traum (Unidos por un sueño). Esta última apenas se ha apreciado por las salas de cine de programación alternativa en Ecuador, a pesar de ser una producción de 2011, exhibida en la sección Ramona del Festival Eurocine 2013, precisamente un espacio de difusión y discusión de cine para niños.

 

En el filme existe un jugador estrella de Alemania, que por supuesto es una persona real ficcionalizada para propósitos del arte cinematográfico, como Helmut Rahn. Además, otro grupo de personajes también inspirados en seres reales son el joven profesor Konrad Koch y sus estudiantes, considerados la primera clase de lengua inglesa en toda Alemania, no de cualquier Alemania, sino de la del imperio consolidado por Otto von Bismarck y el Kaiser Wilhelm II, la de la última veintena de los años 1800, cuando las virtudes cardenales del buen ciudadano eran el orden y la disciplina.

 

Luego de haber vivido tres años en Inglaterra, dejando de lado el servicio militar y con el deseo de superar a su estricto y héroe de guerra padre, Koch es contratado en el colegio privado y más exclusivo de la región de Brunswick, donde el director Gustav Merfeld impulsa una serie de proyectos-experimentos pedagógicos con miras a revolucionar el sistema educativo germano.

 

Los principales actores de los proyectos estrella de Merfeld son el profesor Koch y el estudiante Joost Bornstedt, hijo de la trabajadora de una fábrica, quienes confluirán en la inusual pedagogía de Koch para enseñar inglés y disipar los prejuicios de los jóvenes germanos hacia Inglaterra y los compañeros de clase de status sociales distintos.

 

Al comienzo, el principal antagonista parece ser el presidente de clase, Felix Hartung, cuyo propósito de vida es lograr que expulsen del colegio a Bornstedt, además hacer notar a los profesores más estrictos del colegio que Koch está sembrando las semillas de una revolución socialista entre los estudiantes. Sin embargo, el verdadero villano es el padre de ese joven, el influyente Richard Hartung, presidente del comité económico del colegio, cuerpo que permitió la creación del puesto de trabajo de Koch y que tolera, no sin un excesivo grado de desdén, la presencia de Bornstedt en la entidad educativa. Todos estos elementos confluyen en la narración ficcionalizada de cómo se introdujo la práctica del fútbol en Alemania.

 

Sebastian Grobler, director del filme Der ganz große Traum.

A la larga, como en toda película sobre deportes y de corte inspiracional, todo puede parecer sobredimensionado en cuanto a la épica de un momento de la historia cultural, social, deportiva y hasta política de un país como Alemania. Esa exageración o manejo de las hipérboles narrativas es lo que dota de un nuevo sabor a Der ganz große Traum (Unidos por un sueño) y hace que no se parezca a otra película de deportes. Hay que verlo así, en el cortometraje ecuatoriano El fútbol del Cerro. Su realizador, Luis Avilés, presenta a un grupo de niños de sectores populares de Guayaquil que quería meterle un gol a sus sueños, mediante las anécdotas de los personajes. Sin embargo, más allá de representar con comicidad aventuras futbolísticas, se exponen varias problemáticas sociales. Mientras que Der ganz große Traum (Unidos por un sueño) muestra la transición de una Alemania imperio fuertemente enraizada en la tradición de la disciplina prusiana que acepta gradualmente —no sin un fuerte índice de rechazo desde el poder económico y político— la práctica de un deporte que promueve y fortalece el compañerismo y el juego limpio. Es decir, de lo político dogmático a un peculiar empirismo social y sociológico en el que la práctica de actividades grupales enriquece tanto al espíritu individual como al alma y cuerpo sociales.

 

Destaca que el actor Daniel Brühl, conocido por sus roles en importantes filmes que demuestran cómo los cambios sociales y políticos construyen a individuos de un temple de acero y a la vez muy humanos y humanistas como Good Bye Lenin y Los Edukadores, haya aceptado el reto de dar vida cinematográfica a Koch más que como el motor, como el testigo de un necesario cambio de mentalidad social.

 

Al final son los estudiantes liderados en un inicio por los enemigos Bornstedt y Felix Hartung los que se juegan el todo por el todo en un partido amistoso ante jóvenes ingleses de Oxford, frente a los ojos de una delegación de autoridades educativas del Imperio Alemán y todo el pueblo de Brunswick cuyos padres aún estaban horrorizados de que sus hijos fueran infectados por Koch con la mal llamada enfermedad inglesa, gracias a una serie de notas de prensa ordenada y manipulada por Richard Hartung. Por supuesto ganan la contienda y un mensaje en los créditos del filme indica que el profesor y los estudiantes fundaron uno de los primeros clubes alemanes de fútbol, aunque el deporte siguió estando prohibido en varios colegios de diversas regiones de Alemania, conociéndose que incluso estuvo vedado practicarlo hasta 1927 en Bavaria, de cuya capital Múnich proviene el actual mejor club de fútbol de Europa, el Bayern Munich. Lo interesante del filme es también ver cómo los padres y autoridades educativas van cambiando el semblante y su opinión referente al fútbol cuando los estudiantes de Koch ponen el marcador a su favor.

 

Al principio de la cinta se aprecia a Koch siempre con un balón de fútbol envuelto en papel, en mano y mirándolo con un gran cariño y nostalgia por lo que realmente representa, y a medida que progresa la historia descubrimos qué significa el objeto en cartas que Koch envía a un compañero de estudios y durante las clases de Inglés que dicta en medio de partidos de fútbol. Lo importante no es solo la alegría y la despreocupación que vienen de jugar al fútbol, sino la reformación del carácter alemán y el mérito pedagógico de conectar una lengua extranjera con los practicantes de una cultura totalmente cerrada y hosca ante lo otro y lo desconocido. Así lo vería el profesor Koch.

 

Lo que de verdad importaba entre y para los estudiantes era cómo el fútbol los hacía madurar y convertirse en mejores personas, más solidarias, caballerosas y con ganas de practicar un juego limpio, además de individuos abiertos a la amistad que no conocen barreras, sobre todo las de clase social. El fútbol une y reúne, pero también reconstituye a una de las mejores clases del más exclusivo colegio de Brunswick en su mentalidad nacionalista y la concepción política de la Alemania de sus tiempos. Para los niños, a quienes se destinó la proyección de Der ganz große Traum (Unidos por un sueño) en Ecuador, esto pasará semi desapercibido, ya que el mensaje superlativo para ellos es el de unidad y honor en el grupo de amigos, además del disfrute del fútbol.

 

No se pueden desconocer los grandes méritos en las áreas de vestuario, decoración de sets, diseño de producción, dirección de arte, fotografía, edición, maquillaje y casting, pero la película se enroca en su guion. Las palabras, y de seguro el respectivo storyboard y tratamiento, han sido los indicados para una historia que relata cómo la nación más comprometida con la tecnología, la industria y la economía global, resbaló y permitió que su gente vibre con la emoción del fútbol.

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